BMW 116i, revolución interior

Imagen y equipamiento actualizan a un renovado BMW Serie 1 que estrena un inédito motor de gasolina de 3 cilindros ‘ajeno’, hasta ahora, a las sensaciones BMW.

Lorenzo Alcocer Fotos: Israel Gardyn.

BMW 116i, revolución interior
BMW 116i, revolución interior

Ya llevamos unos cuantos años hablando del crecimiento ‘hacia abajo’ de los motores, del sacrifico de cilindrada y la recuperación de la sobrealimentación para configurar los eficientes motores de nuestros días. Esta tendencia ‘downsizing’ nos ha llevado a asimilar propulsores cada vez más pequeños, por cilindrada y cilindros, en gasolina y Diesel.

BMW 116iEn general, los 8 cilindros van dejando paso a los 6; éstos a los 4, los cuales también son sustituidos por compactas mecánicas de 3 cilindros. Este último paso ha sido el más cuestionado, por lo que intrínsecamente conlleva un motor ‘impar’: vibraciones y acústica ‘incompatibles’ con cierto refinamiento mecánico. Los motores de 3 cilindros no son nuevos. Hace muchos años que han cubierto la demanda de modelos y versiones estrictamente urbanos.

Recuerdo hace tiempo como un ingeniero del Grupo Volkswagen me defendía las ventajas de los motores de 3 cilindros, pero el problema estaba en que el cliente los minusvaloraba por la idea que se habían hecho de ellos. Pero hoy día estas mecánicas empiezan a asumir y cumplir con misiones muchos más ambiciosas.

De hecho, BMW va a apostar por los tricilíndricos y más que por el paso dado al incluirlos en la Serie 1 (antes en el Serie 2 Active Tourer y en Mini), hacerlo también en la Serie 3 ha sido toda una declaración de intenciones futuras. También porque por su tamaño estos motores se prestan como la mejor configuración para las versiones híbridas. Seguro que por ser la marca que es, a los motores de 3 cilindros los empezaremos a ver de otra manera. Yo ya los veo como estupendísimas propuestas desde que Ford se atreviera con su vanguardista 1.0 Ecoboost de gasolina de 125 CV instalado en el dinámico Focus y ahora en el gigante Mondeo.

BMW ha preparado su camino haciendo de su bloque tricilíndrico un primer propulsor de vanguardia, destinado a su deportivo más sofisticado, el híbrido i8. En este caso, el bloque 1.5 fabricado en ligero aluminio, con distribución Doble Vanos y Valvetronic, turbo e inyección directa, llega a rendir 231 CV, lo que nos da una idea de sus posibilidades... y posibles futuros destinos. Ese mismo bloque, con sus mismas soluciones técnicas, toma el relevo del anterior 1.6 de 4 cilindros, que en el saliente BMW 114i rendía 102 CV. En este caso, el nuevo 116i anuncia 109 CV y medio litro menos de consumo medio. En su día nos preguntábamos por la satisfacción del 114i, como ahora nos hemos preguntado por la de este 116i. Si con el 114i llegamos a la conclusión de que quizás fuera discutible el cuánto empuja, pero no el cómo lo hace, en el nuevo 116i entra en juego un tercer aspecto, su tacto de giro: cómo lo sientes y cómo lo oyes. 

Refinado... 3 cilindros

BMW 116iRespecto al anterior 114i se ha perdido el asimilado refinamiento de giro de aquel 4 cilindros. Este 116i seguramente tenga uno de los motores de 3 cilindros más armónicos girando del mercado sino el que más, pero de inmediato el nivel de vibraciones que percibes en volante y palanca de cambios al arrancarlo lo delatan. Su acústica es baja, pero le falta ‘identidad’. O eso creo. En este sentido, puede ser que el cliente BMW sea más exigente. En cualquier caso, pronto te dejas llevar por su enorme agrado de respuesta.

 No hay mucho empuje, pero sí es muy consistente y progresivo desde muy bajo régimen, tanto como para aprovechar hasta en las marchas altas de generosos desarrollos su excelente respuesta por debajo de 2.000 revoluciones. Lo conduces como un buen turbodiésel. Sus mejores valores los concentra en el bajo y medio régimen, por lo que su potencia al final cunde mucho más de lo esperado. De hecho, a partir de 4.500 rpm su respuesta es tan plana que te marcas ese punto como techo y mucho antes te verás cambiando de marchas. No sentirás que conduces un BMW rápido, pero sí solvente y especialmente agradable si eres de los que te mueves al son del resto de tráfico. 

Comportamiento

Por eso te preguntas por esta versión, cuando el Serie 1 es todo lo BMW que su deportiva propulsión trasera indica. Su chasis también está señalado por una geometría de dirección que exalta su dinamismo. Curiosamente, el recortado 1.5 no solo rebaja peso frente al anterior 1.6, también contribuye a un reparto de peso verificado por nosotros rigurosamente simétrico entre ejes, como le gusta pregonar a BMW. En definitiva, sientes que este 116i es muy neutro y rápido de chasis y no precisamente por su motor. 

La calidad de su pisada es extraordinaria. Creo que por aquí viene su característica más premium respecto a soberbios modelos compactos generalistas que pueden cuestionar a este 116i. El tren delantero es muy informativo y preciso pero, además, ofreciendo una comodidad de bacheo general muy elevada. Como son ahora los BMW de serie, este 116i no esconde una flexibilidad de suspensión que te marca cierto balanceo en curva y deja aparecer movimientos verticales en la carrocería más acusados de lo que esperarías de la marca. Pero sus trazadas parecen inquebrantables, también porque el motor no compromete en absoluto al chasis. El tren trasero asimila de sobra todo lo que puedes extraer de su motor, sin que sientas que la electrónica, como en otros muchos BMW, sea parte activa de la dinámica del coche. 

A los mandos del 116i sientes que es como todo Serie 1 y como es toda berlina BMW. Con bajo punto de caderas y de techo, es un compacto de ergonomía muy deportiva. Te sientes más tendido que sentado respecto a lo compactos convencionales, entiéndase con motor transversal y tracción delantera, como será la próxima generación del Serie 1.

Mientras tanto, te encuentras arropado en un puesto de conducción muy orientado hacia la tarea de conducir. Bajo la ancha consola central discurre el árbol de la transmisión, que también obliga a un túnel central en las plazas traseras muy intrusivo. Tanto que la banqueta está configurada prácticamente como un dos plazas, con los extremos elevados.

Posiblemente, sea el compacto menos familiar del mercado, pero también el más exclusivo por su misma configuración mecánica. Su equipamiento confirma igualmente la exclusividad y calidad del modelo, pero no por su dotación de serie, y eso que ha mejorado con su renovación. Configurarte un BMW requiere paciencia por la cantidad de opciones que tienes a tu disposición, muchas de ellas pensando que serían de serie.