Comparativa: Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 vs. Peugeot 308 1.2 e-THP 130 PureTech

En esta comparativa entre Ford Focus y Peugeot 308 se juntan los dos mejores bastidores del segmento, vivos motores y un equipamiento de primer nivel.

Pablo Mallo. Twitter: @p__mallo. Fotos: Mikael Helsing

Comparativa: Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 vs. Peugeot 308 1.2 e-THP 130 PureTech
Comparativa: Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 vs. Peugeot 308 1.2 e-THP 130 PureTech

¿Quién iba a decir que los motores tricilíndricos, nacidos en un principio para reducir emisiones, iban a proporcionar al mismo tiempo cierto carácter deportivo? Lo vimos primero con el 1.0 Ecoboost del Ford Focus, y ahora llega el Peugeot 308 con un 1.2 PureTech todavía más rotundo. Por su modo de empujar, dan la impresión de tener mucha más caballería de la que anuncian, quizá porque te esperas dos "aburridos" motores ecológicos y, en lugar de eso, te sorprenden gratamente con unas prestaciones de lo más convincentes. Al poco tiempo de usarlos te viene la duda de si tienen sentido las mecánicas más potentes, pues con estas resulta más que suficiente incluso para divertirte al volante en carreteras reviradas, algo que sería un pecado no hacer dado el alto nivel de partida de sus bastidores. Por si fuera poco, el poco peso de sus motores no hace sino beneficiar al tren delantero, que resulta preciso y muy obediente a nuestras órdenes, logrando, en términos absolutos, un comportamiento más eficaz que el de versiones más potentes, y ya no digamos frente a los más pesados Diesel.

Echando un ojo a su equipamiento opcional y a su estética se confirman sus dinámicas intenciones. Por un lado, unas llamativas llantas de 18 pulgadas en el Focus, con evocadoras pinzas de freno rojas alojadas en su interior pertenecientes a un paquete exterior de personalización deportiva (paragolpes, faldones, pinzas rojas); por otro, una tecla Sport en el Peugeot 308 que, al pulsarla, procesa el sonido del motor para hacerlo más deportivo, vuelve roja la retroiluminación del cuadro de instrumentos, endurece la dirección y modifica la respuesta del acelerador. Al mismo tiempo, el francés pone a nuestra disposición información sobre la potencia, par y presión del turbo que estamos usando en cada momento, así como una representación gráfica de las aceleraciones laterales y longitudinales. Interesante.

Ford Focus EcoBoost vs Peugeot 308 PureTechConsumos contenidos y asumibles

Y pese todo, no hay que olvidar que, fruto del "downsizing", estamos ante motorizaciones con las que se pueden lograr consumos muy contenidos, alejados todavía de un Diesel, pero asumibles. Eso sí, para lograr los 6 litros registrados por nuestro Centro Técnico en carretera debemos estar dispuestos a realizar una conducción eficiente, poniendo cierto empeño por nuestra parte y haciendo uso exclusivo de la zona baja del cuentavueltas, que cuenta con suficiente par motor para "arrastrarnos" con soltura. En ambos casos, las cifras de consumo son muy similares, si bien es cierto que el Peugeot tiene una sorprendente respuesta a pocas vueltas y resulta perfectamente utilizable desde apenas 1.000 rpm, algo que le proporciona mucha agilidad urbana. Es contundente y sin apenas retardo del turbo, aunque en caso de abusar de las primeras 2.000 rpm se transmite alguna que otra vibración al habitáculo. No ocurre lo mismo en el Focus, aunque tampoco tienes la opción de utilizar tanto la zona del cuentavueltas próxima al ralentí, ya que su empuje allí resulta mucho más débil que en su rival, lo que obliga a emplear más el cambio. Por su forma de entregar la potencia, el 1.0 Ecoboost del Focus recuerda a un motor con compresor volumétrico en lugar de turbo, ya que es tan progresivo que no hay "patada" a 2.000-2.500 vueltas, sino que a partir de 4.000 vueltas es cuando empieza a estirar con una rabia inesperada, compensando a base de potencia su menor par motor, consecuencia de su menor cilindrada. A la hora de exigir prestaciones ambos son plenamente satisfactorios, agradables por suavidad y por su linealidad, y capaces de hacer frente a casi cualquier situación que se presente, a pesar de los largos desarrollos del cambio con los que están dotados, que son casi de Diesel.  

Ir muy rápido con el Ford Focus 1.0 EcoBoost 125 requiere algo más de pericia, pues sus deportivas reacciones al límite son más exigentes (más para el ESP que para el conductor), pero resulta una delicia por la inmediatez, precisión milimétrica y aplomo con los que obedece cualquier insinuación de la dirección. Su suspensión es más firme que la del Peugeot, pero sin resultar incómoda, y la carrocería va más sujeta. El Peugeot 308, por su parte, también presenta un equilibrio dinámico ejemplar, con una altísima eficacia en curva y una trasera que ayuda a cerrar los giros mucho más allá de lo que la gran mayoría de usuarios pueda necesitar, pero sin restar facilidad de conducción. Se nota más ligero y con muy pocas inercias, pero el tarado de las suspensiones, algo más orientado hacia el confort, deja que la carrocería oscile más y no resulta tan preciso en algunos momentos puntuales, por ejemplo si hay varias ondulaciones seguidas del asfalto. Por otra parte, en carreteras muy rotas o si pasas sobre una junta de dilatación en pleno apoyo, la trasera se mueve más que en el Ford Focus, que cuenta con una sofisticada suspensión posterior multibrazo. En cualquier caso, ambos ponen el listón muy alto.

Aunque parece que todo son virtudes, lo cierto es que también se pueden poner algunas pegas. Resulta mejorable la cámara de marcha atrás del Peugeot 308, pues en sitios oscuros apenas se distingue nada en la pantalla —ocurre lo mismo en otros modelos de PSA—, así como su sistema Stop/Start, ya que el motor transmite alguna vibración al pararse. Tampoco la luz de cruce resulta óptima, por su corto alcance, a pesar de ser de tipo led. En cuanto al Focus, maniobrando resulta algo más aparatoso por su radio de giro más elevado y menor visibilidad del entorno, además de ser algo más grande exteriormente. Y respecto al tema de las pantallas táctiles, aun estando bien resueltas, requieren cierta atención para su manejo, lo que puede dar lugar a distracciones.

El Peugeot 308 es más completo en general y ofrece mayores prestaciones, aunque el Ford Focus, con precio más ajustado y también muy satisfactorio, gustará más a los aficionados de la conducción deportiva, gracias al carácter puntiagudo de su motor y a un tren trasero más reactivo.