Porsche acaba de entrar en una nueva era. Lo hizo cuando creó el** 911**, cambió con los modelos de motor delantero, se actualizó al subirse a los SUV, no dudó al hacer modelos diésel y más tarde entró en la era híbrida. Mal no le ha ido, puesto que el 911 es por lo que más se la conoce, los SUV pusieron la compañía en números negros, el diésel la popularizó en nuestras calles y con los híbridos hasta se ha permitido el lujo de ganar en Le Mans y el WEC.
Pero ahora hay un nuevo camino que recorrer, y es cuando nace el Porsche Taycan. Las demandas sociales, las cada vez más estrictas normativas anticontaminación y una nueva conciencia ecológica a nivel global le ha llevado a crear su primer coche cien por cien eléctrico. El Porsche Taycan no viene a sustituir a nada, ni siquiera al Panamera. Nace como una alternativa eléctrica a lo que ya ofrecen y, no cabe duda, como una excusa perfecta para poder seguir vendiendo 911’s, ya que a las marcas se las juzga por las emisiones globales. En este completo artículo, mi compañero Óscar Díaz te describe cómo es el Porsche Taycan y ahora me ha tocado a mí contarte cómo va.
Porsche Taycan, ADN Porsche
Lo primero que llama la atención es que es un Porsche, y no estoy hablando de imagen. Sí, puede parecer algo obvio, pero es que es la primera vez que me subo en un coche eléctrico y siento el ADN de la marca. Quitando los Tesla, que tienen su propia genética compartida entre todos sus modelos, en el resto de coches eléctricos del mercado me he encontrado un medio de transporte agradable, sencillo y hasta lujoso o rápido en algunos casos, pero en ninguno hasta ahora había tenido la sensación de estar en un coche normal. Y digo normal porque en todos sientes que estás subido en algo diferente, puesto que el funcionamiento de su tecnología está por encima de lo que la marca o el modelo ha transmitido siempre. Sin embargo en el Taycan, tras pasar la lógica primera impresión de la novedad, que eso es común a cualquier otro coche del mercado al margen de su tecnología, he sentido que estaba conduciendo un Porsche.
La marca ha empezado la casa por el tejado, ofreciendo primero las versiones más potentes. Nacen así el Taycan Turbo y el Turbo S. Sí, tienes razón, son eléctricos y ¡no tienen turbo!. Esta denominación ya se considera una marca dentro de la propia Porsche, y nos indica que habrá versiones más básicas, con las tradicionales denominaciones Taycan, Taycan S, GTS… en las que cambia la potencia y el sistema de tracción, que ahora es total. Esto no es nuevo puesto que actualmente todos los 911, salvo el GT3, llevan motores turbo, pero sólo hay dos con ese apellido.
Próximamente veremos el Taycan Cross Turismo, con la parte trasera más elevada y mayor altura libre al suelo, posiblemente en 2021. El Turbo ofrece 680 caballos y el Turbo S 761 caballos. Hablando con propiedad, tienen 500 y 560 kW respectivamente. Llevan un motor en cada tren, con una caja de cambios de dos marchas en el trasero, que además cuenta con diferencial autoblocante mecánico. A 260 km/h giran ambos a 16.000 rpm, y a 130 km/h el delantero a 8.000 rpm y el trasero a 16.000 rpm, porque va en primera velocidad. Con el modo Sport Plus, claro. La suspensión es neumática y cuentan con un potente equipo de frenos, subrayado por un sistema de recuperación de energía capaz de recuperar la friolera de 275 kW.
Con estas condiciones (te vuelvo a remitir al artículo técnico) el Porsche Taycan se convierte en un deportivo. Pesa 2.295 kg, lo que le deja una relación entre el peso y la potencia de 3,75 kg/CV en el Turbo y 3,02 kg/CV en el Turbo S (pesa 10 kg menos).
Porsche Taycan, más allá de las prestaciones
Cuando paseas o te mueves por ciudad, no los sientes muy distintos de cualquier otro eléctrico, salvo por el lujo interior, materiales, etc, pero en el fondo no hay diferencia. Si notas que el freno es el de un coche normal, con la mordiente habitual en la casa, pero sin que haga nada diferente a pesar de contar con los dos sistemas de frenado, el regenerativo y el convencional. Incorpora también los habituales modos de conducción normal, Sport, Sport Plus e Individual, a los que añade el Range. En todos ellos se actúa sobre dirección, acelerador, suspensión, sistema de frenado regenerativo o accesorios de maneras bien distintas. En Sport y Sport Plus se busca la máxima deportividad, en el Range la máxima autonomía.
Es un coche cómodo y muy fácil de conducir. Permite elegir dos sonidos de motor, el silencioso y el que se activa con el Sport Plus, que es un curioso ruido eléctrico con tintes deportivos. No sé bien cómo describirlo, pero suena dentro y fuera del habitáculo y transmite algo de pasión, siempre muy lejos de lo que puede ser un V8 o un 6 bóxer, claro. La dirección siempre es obediente, al margen del ritmo al que se circule. En vías rápidas se mueve con mayor soltura que un Panamera y en ciudad tiene la agilidad que le otorga un inmediato y contundente par.
En carretera de curvas se disfruta mucho, con un comportamiento de muy alto nivel; tiene el centro de gravedad más bajo que un 911 y un excelente reparto de pesos, y eso se nota. La capacidad de tracción es sublime, puesto que en los eléctricos de dos motores es más rápido y fácil de hacerlo que con un sistema con conexión mecánica tradicional. Permite desconectar todas las ayudas y hacer diabluras ** con él sin que se resienta nada en su mecánica. Durante la ruta de dos días pude hacer una media de 300 kilómetros diarios, sacando consumos que rondaban los 23 kWh/100 km. Combinando carretera de montaña a buen ritmo, autopistas muy por encima de la velocidad permitida en España y bastantes kilómetros de atasco. **Si se acelera a fondo desde 20 o 30 km/h en el Turbo S se produce hasta una sensación de marero de lo rápido que es. No exagero, describo. Hay tanto par, tan inmediato y sin pérdidas de motricidad, que se pone en niveles de 911 GT2, si es que no lo supera.
La vida a bordo es agradable. Todo el salpicadero está lleno de pantallas, con dos para el conductor y una para el acompañante. Detrás hay espacio para que dos adultos viajen cómodos y se respira el habitual lujo de la marca. Como buen Porsche, la lista de elementos de personalización interior y exterior es interminable. Delante tiene un pequeño hueco para albergar los cables y detrás un maletero de 366 litros, no muy grande dado el tamaño del coche.
Con el Porsche Taycan lo normal será hacer autonomías entre 300 y 400 kilómetros, en función del tipo de conducción. Y llega la hora de cargarlo. A 11 kW, que es lo más rápido que se podría cargar en casa, tarda 9 horas hasta el cien por cien. En cargadores de 50 kW, de los rápidos más extendidos en nuestro país, mete 100 km cada media hora (90 min en cargar hasta el 80%). En los rápidos de la red Ionity, cargará 100 km cada 5 minutos (22 min en llenarlo hasta el 80%). La red Ionity, en los que podrá cargar hasta su máximo, 270 kW, dispone de tres puntos en España, que serán 8 antes de que acabe el año y 21 el próximo 2020. Los precios para España son de 155.648 euros el Turbo y 189.528 euros el Turbo S.