Las tortugas sin caparazón vivieron hace 220 millones de años

El caparazón de las tortugas es uno de los aspectos morfológicos que despierta más curiosidad entre las especies que habitan en la Tierra. Sin embargo, hubo un tiempo en que las tortugas sin caparazón eran una especie más.

Elena Lozano

Esqueleto completo de la tortuga sin caparazón.
Esqueleto completo de la tortuga sin caparazón.

Sin lugar a dudas, el caparazón es la parte distintiva de las tortugas, que lo utilizan actualmente con una finalidad defensiva. No obstante, siempre no ha sido así. Un equipo de científicos ha descubierto que las tortugas sin caparazón existieron hace millones de años.

Concretamente, científicos de centros y organismos científicos de China, Estados Unidos, Canadá y Escocia localizaron un fósil de una especie con esta singular característica que vivió hace 228 millones de años, pero que tenía pico desdentado. Este hallazgo explica cómo las tortugas modernas desarrollaron sus rasgos actuales y aclara su origen y evolución.

La especie de tortuga sin caparazón cuenta con un cuerpo con forma de disco volador con anchas costillas. Medía más de seis pies de largo y la parte anterior de las mandíbulas se convertía en un extraño pico

La especie de tortuga sin caparazón cuenta con un cuerpo con forma de disco volador con anchas costillas. Medía más de seis pies de largo y la parte anterior de las mandíbulas se convertía en un extraño pico, según describe el paleontólogo Olivier Rieppel, del Museo Field de Historia Natural, de Chicago, y uno de los autores del estudio, cuyos resultados se publicaron en la revista Nature. Además, probablemente vivió en aguas poco profundas y cavó en el barro para obtener comida.

Impresión artística de cómo sería el pico de la tortuga hallada sin caparazón.
Impresión artística de cómo sería el pico de la tortuga hallada sin caparazón.

La nueva especie, que fue bautizada como Eorhynchochelys sinensi' y encontrada en China por el autor principal del estudio, Li Chun, del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de ese país, no es el único tipo de tortuga temprana que los científicos descubrieron: hay otra, pero que sí presenta un caparazón, parcial, y no tenía pico

"El origen de las tortugas ha sido un problema sin resolver en la paleontología durante muchas décadas.  Aunque, con Eorhynchochelys, se ha vuelto mucho más claro"

Hasta el momento, no está claro cómo encajan todas las tortugas en el árbol genealógico de los reptiles. "El origen de las tortugas ha sido un problema sin resolver en la paleontología durante muchas décadas -reconoce Rieppel-. Aunque, con Eorhynchochelys, se ha vuelto mucho más claro".

El hecho de que Eorhynchochelys desarrollara un pico, pero no tuviera caparazón, responde a la evolución en mosaico: la idea de que los rasgos pueden evolucionar independientemente uno del otro y a un ritmo diferente, y que no todas las especies ancestrales tienen la misma combinación de éstos.

Las tortugas modernas tienen caparazones y picos, pero el camino de la evolución para llegar hasta ahí no fue una línea recta. Algunos parientes de tortugas obtuvieron conchas parciales mientras que otros obtuvieron picos, y finalmente, las mutaciones genéticas que crean estos rasgos tuvieron lugar en el mismo animal.

Tortuga de la Isla de Galapagos.
Tortuga de la Isla de Galapagos. Las tortugas modernas tienen caparazones y picos, pero el camino de la evolución para llegar hasta ahí no fue una línea recta. Foto: IStock.

"Este fósil impresionantemente grande es un descubrimiento muy emocionante que nos da otra pieza en el rompecabezas de la evolución de la tortuga", asegura Nick Fraser, autor del estudio de los Museos Nacionales de Escocia, pues a su juicio muestra que la evolución temprana de las tortugas no era una acumulación sencilla y paso a paso de rasgos únicos, sino que era una serie mucho más compleja de eventos.

Los detalles finos en el cráneo de Eorhynchochelys resolvieron otro misterio de evolución de las tortugas. Durante años, los científicos no estaban seguros de si sus antepasados formaban parte del mismo grupo de reptiles que los lagartos y serpientes modernos (los diápsidos, que al principio de su evolución tenían dos agujeros en los costados de sus cráneos) o si eran anápsidos que carecían de estas aberturas.

El cráneo de Eorhynchochelys desveló que las tortugas “no están relacionadas con reptiles anápsidos tempranos, sino que están relacionadas con reptiles diápsidos evolutivamente más avanzados"

El cráneo de Eorhynchochelys desveló que las tortugas “no están relacionadas con reptiles anápsidos tempranos, sino que están relacionadas con reptiles diápsidos evolutivamente más avanzados", explica Rieppel, que concluye que "esto está consolidado" y, por tanto, "el debate ha terminado".

Impresión artística de la primera tortuga hallada sin caparazón.
Impresión artística de la primera tortuga hallada sin caparazón.

La tortuga más antigua conocida antes de este hallazgo, un animal llamado Odontochelys, tenía un caparazón completamente formado sobre su superficie inferior (una parte del caparazón conocida como plastrón), pero ninguna cubierta ósea en la parte superior de su cuerpo (el trozo de el caparazón conocido como caparazón).

Tortuga de caparazón blando

Dicho todo esto, es importante reseñar que existe una especie en el reino animal conocida como la tortuga de caparazón blanco, unos ejemplares que pueden llegar a pesar entre 25 y 30 kilogramos, siendo las hembras más grandes que los machos.

Con un caparazón de color castaño, plano y con forma ovalada, carece de placas córneas, como en la mayoría de las tortugas, y en su lugar está recubierto por una piel flexible y resistente que se extiende por el cuello y las extremidades

Con un caparazón de color castaño, plano y con forma ovalada, carece de placas córneas, como en la mayoría de las tortugas, y en su lugar está recubierto por una piel flexible y resistente que se extiende por el cuello y las extremidades. Actualmente, las tortugas de caparazón blando están en peligro de extinción, debido a la pesca a la que fueron sometidas por las poblaciones locales, ya que su carne es muy apreciada.

Tortuga de caparazón blando.
Tortuga de caparazón blando. Foto: IStock.

En 2019, la tortuga de caparazón blando de Swinhoe, en Vietnam, una rara especie, murió tras un procedimiento de inseminación artificial en el zoológico chino donde vivía con su pareja. Esto dejó a la especie con sólo dos individuos: el macho en China, más una hembra en Vietnam.

Las tortugas de caparazón blando de Swinhoe, que pueden pesar cerca de 170 kilos, medir casi dos metros y vivir más de 100 años, tienen un significado cultural especial en Vietnam, donde se las conoce como tortugas Hoan Kiem, la "espada devuelta".

Tortugas terrestres halladas en el yacimiento arqueológico de Cristo de Otero. Foto: MNCN.

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