Tortugas de tierra gigantes se paseaban por Madrid durante el Mioceno

El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) conserva una de las mejores colecciones de tortugas de tierra gigantes de Europa, que vivían en manadas durante el MIoceno en Madrid y su alrededores.

Vicente Alcaíde

Tortugas terrestres halladas en el yacimiento arqueológico de Cristo de Otero. Foto: MNCN.
Tortugas terrestres halladas en el yacimiento arqueológico de Cristo de Otero. Foto: MNCN.

La colección de tortugas de tierra gigante que conserva el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) corrsponde a restos fósiles hallados en Madrid y en otras provincias españolas, como Palencia, Valladolid, Ávila, Segovia, Toledo, que se cree que formarían grandes manadas durante el Mioceno, según revela un artículo de la institución museística.

Los fondos de los museos muchas veces albergan material valiosísimo que por falta de medios y personal no se ha podido investigar. Es el caso de los numerosos restos fósiles de tortugas de tierra gigantes, mayores que las que hoy podemos ver en las Islas Galápagos y que se conservan en la colección de paleontología del Museo Nacional de Ciencias Naturales MNCN, que dejaron de estudiarse al estallar la Guerra Civil.

Parte del montaje del caparazón de una tortuga encontrada en Vallecas.
Parte del montaje del caparazón de una tortuga encontrada en Vallecas. Foto: MNCN.

Un minucioso análisis de la abundante documentación fotográfica inédita que se conserva en el Archivo del MNCN, unido al estudio de los manuscritos no publicados de los investigadores, ha permitido identificar y catalogar este material

Durante décadas este material se consideró destruido o perdido y muchos fragmentos de estas tortugas estaban mezclados sin referencias claras sobre su origen. Un minucioso análisis de la abundante documentación fotográfica inédita que se conserva en el Archivo del MNCN, unido al estudio de los manuscritos no publicados de los investigadores, ha permitido identificar y catalogar este material.

Royo, Molina y Hernández trabajando con una tortuga hallada en Palencia
Royo, Molina y Hernández trabajando con una tortuga hallada en Palencia. Foto: MNCN.

Y así, tal y como apunta la autora del artículo, Carmen Martínez, se ha podido concluir el trabajo pionero que los paleontólogos Eduardo Hernández Pacheco y José Royo Gómez iniciaron hace un siglo, recuperando muchos de los ejemplares hallados por estos investigadores, que han podido ser analizados en detalle, por primera vez.

Una tortuga de tierra de metro y medio de longitud

Las primeras referencias documentadas sobre estas tortugas datan de 1872, cuando el zoólogo Ignacio Bolívar comunicó a la Real Sociedad de Historia Natural que en una excursión que había realizado con otros colegas a la Casa de Campo (Madrid), habían encontrado una tortuga incrustada en el cauce del arroyo de los Meaques.

Este hallazgo era importante porque llenaba un vacío en el conocimiento que se tenía sobre la fauna del período Terciario en los alrededores de Madrid

Por el fragmento que quedaba a la vista calculaba que tendría metro y medio de longitud. En su opinión, este hallazgo era importante porque llenaba un vacío en el conocimiento que se tenía sobre la fauna del período Terciario en los alrededores de Madrid.

Hasta entonces no se habían encontrado estos reptiles y solo se sospechaba su existencia por un fragmento recogido por el ingeniero de Minas Casiano de Prado, quien en 1862 había descubierto el yacimiento paleolítico de San Isidro en Madrid.

Un buen hallazgo por sugestión

Tres décadas más tarde, se volvería a tener noticias de estas enormes tortugas terrestres. Francisco Vidal y Careta, catedrático de Geografía y Geología de la Universidad Central de Madrid, publicó un artículo titulado “Un buen hallazgo por sugestión”, en el que relata una curiosa anécdota sobre las tortugas gigantes de Madrid.

Vidal cuenta que en la clase del 25 de enero de 1906 al explicar la flora y la fauna de las Islas de los Galápagos comentó que el nombre del archipiélago se debía al gran número de tortugas terrestres que vivían allí. Le llamó la atención el gran interés mostrado por uno de sus alumnos, Antonio de Zulueta, que una vez terminada la clase le reveló cuánto le había interesado. Solo tres semanas después, Zulueta y su compañero de estudios Eduardo Amoedo encontrarían casualmente en un cerro en Vallecas una tortuga similar, en lo que a dimensiones se refiere, a las que viven en las Islas de los Galápagos.

Tortuga terrestre gigante de las Islas Galápagos
Tortuga terrestre gigante de las Islas Galápagos. Foto:IStock.

Vidal pensó que en este feliz hallazgo había tenido lugar un fenómeno de sugestión, de transmisión del pensamiento (telepsiquia) del profesor al alumno

 Y aquí es donde entra en juego la parasicología, Vidal pensó que en este feliz hallazgo había tenido lugar un fenómeno de sugestión, de transmisión del pensamiento (telepsiquia) del profesor al alumno. Poco tiempo después, Zulueta y Amoedo comunicaron el descubrimiento del ejemplar a la Real Sociedad de Historia Natural y su cesión al Museo.

La nueva especie de tortuga terrestre: testudo bolivari

Durante el primer tercio del siglo XX continuaron apareciendo restos fósiles de tortugas de tierra gigantes en Madrid y en otras provincias españolas, especialmente en la meseta castellana: Palencia, Valladolid, Ávila, Segovia, Toledo… Vivían en ecosistemas cálidos, a veces áridos, pero siempre en la proximidad del agua y de la vegetación, de la que se alimentaban, con la que parcialmente cubrían sus necesidades hídricas.

La Guerra Civil española impidió que continuasen sus investigaciones

En 1917, según relata el MNCN, el célebre paleontólogo Eduardo Hernández Pacheco publicó una nota sobre el hallazgo de tortugas fósiles en los terrenos miocenos de Alcalá de Henares, que pretendía ser un avance de la descripción de una nueva especie, también presente en otras localidades. Incluida en el género Testudo, que entonces era un cajón de sastre que reunía a muchas de las tortugas terrestres de varios continentes, la llamó Testudo bolivari en homenaje al director del MNCN, Ignacio Bolívar.

Una recreación de Titanochelon bolivari realizada por Mauricio Anton
Una recreación de Titanochelon bolivari realizada por Mauricio Anton, Imagen: MNCN.

En octubre de 1933, José Royo Gómez, que era profesor de Trabajos Prácticos de Mineralogía en el Museo, junto con el brillante geólogo, Vicente Sos Baynat, extrajeron varios ejemplares en Arévalo (Ávila), que, junto con otros restos depositados en el MNCN, le permitieron realizar una descripción completa del caparazón, así como aportar datos sobre el cráneo. Lamentablemente, la Guerra Civil española impidió que continuasen sus investigaciones.

Titanochelon bolivari, la mejor representada de todas las tortugas gigantes europeas

Ochenta años después ha sido posible esclarecer la situación taxonómica de esta tortuga gigante. Ahora se sabe que el género Cheirogaster, en el que había sido ubicada y que agrupaba a todas las tortugas terrestres medianas y gigantes europeas, ha quedado restringido a una única especie de unos 40 cm que vivió en Francia hace unos 35 millones de años.

Titanochelon engloba a las tortugas terrestres de gran tamaño que vivieron en Europa y Asia occidental hace entre veinte y dos millones de años

Una investigación reciente ha permitido describir un nuevo género, Titanochelon, que engloba a las tortugas terrestres de gran tamaño que vivieron en Europa y Asia occidental, hace entre veinte y dos millones de años. La especie española, Titanochelon bolivari, es la mejor representada de todas las tortugas gigantes europeas, habiendo sido seleccionada como la especie tipo del género, que sirve para describirlo, y la localidad tipo es Alcalá de Henares.

 

 

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