“Ice Rivers: A Story of Glaciers, Wilderness, and Humanity, de Jemma Wadham, se apoya en la dualidad entre fantasía y dureza que muestran los glaciares, para atraer de forma amena a los lectores al mundo extraño y helado de estas maravillas de la naturaleza.
Wadham, glacióloga de la Universidad de Bristol en Inglaterra, confiesa que su objetivo es dar a los lectores un sentido de conexión con los glaciares que, a sabiendas los antropomorfiza en su escritura, diciendo que estos tienen cuerpos pesados, hocicos sucios y venas llenas de agua.
"Cuando estoy con ellos, me siento como si estuviera entre amigos", escribe. "Es, en muchos sentidos, una historia de amor"
"Cuando estoy con ellos, me siento como si estuviera entre amigos", escribe. "Es, en muchos sentidos, una historia de amor". Y conociendo los glaciares, razona, tal vez llegar a amarlos, es clave para tratar de salvarlos.

Al describir cada sitio, Wadham se sumerge en una atractiva mezcla de recuerdos personales sobre su trabajo de campo, fragmentos de ciencia climática y de glaciares accesibles, una pizca de historia de exploración alpina y polar, y muchas anécdotas locales.
Al describir cada sitio, Wadham se sumerge en una atractiva mezcla de recuerdos personales sobre su trabajo de campo, fragmentos de ciencia climática y de glaciares accesibles (ahora sé que estos ríos de hielo tienen tres formas diferentes de flujo), una pizca de historia de exploración alpina y polar, y muchas anécdotas locales. Ötzi, el hombre de hielo de 5.300 años de antigüedad, Erik el Rojo, los muchos osos polares de Svalbard y los caballos patagónicos salvajes hacen acto de presencia, sin mencionar los cadáveres momificados de focas y pingüinos que ensucian los Valles Secos.
Cómo la glaciología ha evolucionado
Un hilo interesante que serpentea a través del libro se refiere a cómo el enfoque de la glaciología, como campo, ha cambiado a través del tiempo.

Después de varios años sin obtener subvenciones que le permitieran continuar trabajando en Svalbard, en 2008 Wadham tuvo la oportunidad de ir a Groenlandia. "Los glaciares del valle ya no se consideraban de vanguardia para los financiadores del consejo de investigación", escribe. "En cambio, los glaciólogos se habían obsesionado con las vastas capas de hielo", por el potencial de sus aguas para deshelarse, elevar el nivel del mar y alterar las corrientes oceánicas.
Los financiadores comenzaron a solicitar proyectos que analizaran los impactos de los glaciares al derritarse en la vida oceánica y el ciclo del agua, abriendo una oportunidad para que Wadham estudiara la región glacial en rápido cambio que se encuentra en la Patagonia
Varios años más tarde, los financiadores comenzaron a solicitar proyectos que analizaran los impactos de los glaciares al derritarse en la vida oceánica y el ciclo del agua, abriendo una oportunidad para que Wadham estudiara la región glacial en rápido cambio que se encuentra en la Patagonia.
Donde el libro se hace más atractivo es en sus instantáneas sobre la vida de un científico en su campo de trabajo: hacer una taza de café en la Patagonia usando un calcetín delgado como filtro; consumir latas de fiskeboller soso o bolas de pescado, que se usaban principalmente para la comida, pero a veces para la práctica del rifle, o bailar en solitario en un ambiente gris en una playa de guijarros en Svalbard, con un rifle listo para repeler a los osos polares que descansan cerca de las piedras.

Estos recuerdos, honestos, divertidos y conmovedores, revelan cómo los altibajos en el trabajo de campo están inextricablemente entrelazados. Wadham escribe, por ejemplo, sobre el temor a la "sensación de vacío causada por la privación constante del sueño", debido al sol de medianoche y el rugido implacable de los vientos y el agua, un sentimiento atenuado por su feroz amor por las extensiones abiertas de la naturaleza y por perseguir una "gran misión".
Con el telón de fondo de los glaciares de la Patagonia que se reducen rápidamente, Wadham se enfrenta a difíciles pérdidas personales, incluso mientras lucha con misteriosos dolores de cabeza
También escribe con nostalgia sobre la "alegría comunitaria de la vida en los campamentos de campo", donde nunca antes se había reído tanto y, menos con nostalgia, en la atmósfera pesada y claustrofóbica de una estación de investigación antártica con su sistema de calefacción sobrealimentado.
Con el telón de fondo de los glaciares de la Patagonia que se reducen rápidamente, Wadham se enfrenta a difíciles pérdidas personales, incluso mientras lucha con misteriosos dolores de cabeza. Meses después, mientras se recupera de una cirugía cerebral de emergencia, comienza a escribir en secreto sobre sus glaciares. Aún pasan más meses antes de que encuentre su camino de regreso al hielo, esta vez en los Andes peruanos.

"Rápidamente me di cuenta de una cosa clave sobre el trabajo de campo: si crees que estás allí para trabajar, estás gravemente equivocado", escribe Wadham. "En realidad, estás allí para sobrevivir y realizar algunas investigaciones en el camino, si tienes suerte...”
Todos los glaciares que Wadham ha estudiado se han visto reducidos desde que puso un pie por primera vez en el hielo hace más de un cuarto de siglo. Pero, Ice Rivers no se centra tanto en llorarlos como en celebrar la paz y el propósito, la línea de conexión a tierra, que Wadham encontró en ellos. Ciertamente dan ganas de conocerlos mejor.