Recientemente, los científicos han hecho sonar la alarma sobre el "apocalipsis de los insectos", o la muerte masiva de éstos en todo el mundo. Según algunas estimaciones, en los últimos 50 años se ha producido una disminución del 75 %. Entre las muchas implicaciones ecológicas alrededor de esta tendencia está el colapso de las especies polinizadoras, algunas de las cuales los científicos estiman que han muerto en un 90% en los EE UU durante los últimos veinte años.
Una de las causas es la devastación provocada por los patógenos. Para las abejas, un parásito llamado Crithidia bombi, a menudo transmitido por la caca de abeja, ha sido un flagelo muy frecuente
Aunque hay muchas razones para esta situación, incluida la pérdida de hábitat y el uso de pesticidas, una de las causas es la devastación provocada por los patógenos. Para las abejas, un parásito llamado Crithidia bombi, a menudo transmitido por la caca de abeja, ha sido un flagelo muy frecuente.
Un intento generalizado y popular para salvar a éstas ha sido plantar jardines de polinizadores. "Pero, ¿qué deberíamos plantar?" se preguntó Jenny Van Wyk, investigadora postdoctoral en biología en la Universidad de Massachusetts Amherst y autora principal del artículo. "Estamos tratando de recopilar información sobre cómo los rasgos florales afectan la salud de los polinizadores, para que podamos pensar más allá de la información específica de la especie. De esa manera, podemos generalizar entre especies que tienen rasgos similares y así ayudar a guiar las decisiones de plantación", explica.

En particular, las flores con pétalos más cortos pueden transmitir menos patógenos que las de la misma especie con pétalos más largos.
Esto se debe a que, en su búsqueda de néctar, las abejas se adentran en las flores. Cuando los pétalos son largos, puede mover todo su cuerpo hacia adentro. Cuando defecan, sus heces permanecen dentro de la flor, y la próxima que venga en busca de néctar y polen terminará untada en la caca. Si ésta contiene C. bombi, entonces la segunda abeja estaría en alto riesgo de infección.
En las flores de pétalos más cortos, sus heces caen al suelo sin causar daño
Pero, en las flores de pétalos más cortos, sus heces caen al suelo sin causar daño.
Para llegar a esta conclusión, Van Wyk y sus colegas reclutaron un ejército de estudiantes universitarios y de posgrado de UMass Amherst, con el objeto de plantar parches de flores silvestres nativas, que estaban encerradas en tiendas de campaña. Los abejorros estaban sueltos en éstas. La mitad de las abejas estaban sanas y Van Wyk y sus colegas las pintaron de azul para facilitar su identificación. La otra mitad fueron inoculadas con C. bombi.
Luego, el equipo alteró los rasgos físicos de las flores en cada tienda para probar cuáles tenía el mayor impacto en la salud de las abejas. También analizaron si la cantidad y la distribución del néctar jugaban o no un papel en la salud de estos insectos.

El equipo descubrió que la transmisión de patógenos se reducía cuando se recortaban los labios de la corola, cuando el néctar se distribuía uniformemente dentro de un grupo de flores o cuando éstas se plantaban más separadas.
"Solo hay un puñado de estudios que compararon cómo las flores de diferentes especies pueden transmitir enfermedades de las abejas"
"Este trabajo es realmente emocionante y novedoso", dice Lynn Adler, profesora de biología en UMass Amherst y autora principal del artículo, "porque solo hay un puñado de estudios que compararon cómo las flores de diferentes especies pueden transmitir enfermedades de las abejas, y solo un solo estudio, publicado hace más de 25 años, que manipuló un rasgo floral para establecer su papel causal en la propagación de enfermedades. Nuestro trabajo demuestra que una amplia gama de rasgos puede ser importante".
Esta investigación fue apoyada por el Instituto Nacional de Salud de EEUU.
Fuente: Sciencedaily.