La Primera Guerra Mundial fue un período de cambios extraordinarios: tecnológicos, médicos y sociales. Para las mujeres, la guerra ofreció oportunidades sin precedentes. Con los hombres llamados a servir en las fuerzas armadas, los países recurrieron a éstas para que asumieran responsabilidades que éstos habían dejado atrás.
Para la mayoría de las mujeres, la guerra ofreció la oportunidad de alejarse de la vida en el hogar o de los roles femeninos tradicionales y probar algo nuevo
Muchas ya estaban empleadas. Pero, para la mayoría de las mujeres, la guerra ofreció la oportunidad de alejarse de la vida en el hogar o de los roles femeninos tradicionales y probar algo nuevo. A continuación, se muestran solo cinco ejemplos de los trabajos realizados por mujeres en la Primera Guerra Mundial.
1. Mujeres en las fábricas
La producción fue vital para todos los bandos durante la Primera Guerra Mundial. El suministro constante de todo, desde balas y proyectiles hasta máscaras antigás, fue crucial para el éxito en el frente occidental y en los demás escenarios del conflicto.
Con las poblaciones masculinas cada vez más mermadas por la demanda cada vez mayor de soldados, se dependía de las mujeres llenar los vacíos.

Las más críticas de todas fueron las fábricas de municiones. Después de la "Crisis de Shell" en Gran Bretaña en 1915, el gobierno hizo un llamado a las mujeres para que se ofrecieran como voluntarias para trabajar en estas industrias para aumentar la producción. Casi al mismo tiempo, también se incrementó el número de alemanas que trabajaban en la fabricación municiones. Estados Unidos también vio la misma afluencia de mujeres después de su entrada en la guerra en 1917.
Aunque los tres países empleaban ya a un gran número de éstas en la industria manufacturera antes de 1914.
Estos trabajos estaban relativamente bien pagados, pero su desempeño podía ser peligroso. Manipular maquinaria de este tipo provocó accidentes frecuentes
Estos trabajos estaban relativamente bien pagados, pero su desempeño podía ser peligroso. Manipular maquinaria de este tipo provocó accidentes frecuentes.
Además, las grandes cantidades de explosivos representaban una amenaza que estaba siempre presente. En 1917, una explosión en una fábrica en Silvertown, Londres, mató a 73 personas.
También había peligros ocultos. Las mujeres llenaron los depósitos a mano con una mezcla de trinitrotolueno (TNT) y cordita, a pesar del conocido peligro que representan estos productos químicos. El efecto del contacto directo volvió amarillos la piel y el cabello de éstas, lo que les valió el apodo de “Canarias”.
2. Las mujeres en la Primera Guerra Mundial: las enfermeras, vitales
El poder destructivo de las nuevas armas empleadas durante la Primera Guerra Mundial resultó en bajas sin precedentes. Más de 57.000 soldados británicos murieron o resultaron heridos solo en el primer día de la Batalla del Somme, una indicación de la magnitud de la destrucción humana infligida por ambos bandos.

En 1914, el ejército británico tenía reglas estrictas sobre el personal de enfermería y solo aceptaba enfermeras completamente capacitadas que sirvieran en el Servicio de enfermería militar imperial de la reina Alexandra.
Las bajas masivas sufridas en las ofensivas de 1915 cambiaron esto y se elevó la convocatoria de enfermeras voluntarias. En toda Gran Bretaña, la Cruz Roja formó Destacamentos de Ayuda Voluntaria (VAD) compuestos por hombres y mujeres con poca o ninguna formación médica.
Con la entrada de los EEUU en la contienda en 1917, miles de mujeres jóvenes se inscribieron para unirse a la Cruz Roja Americana, así como al Cuerpo de Enfermeras del Ejército y la Marina
La mayoría de los VAD realizaban trabajos menos calificados, como limpieza, repartición de comidas y cambio de cama. Sin embargo, los que recibieron capacitación adicional fueron enviados a hospitales militares para trabajar junto con enfermeras profesionales como VAD de "servicio especial".
Con la entrada de los EEUU en la contienda en 1917, miles de mujeres jóvenes se inscribieron para unirse a la Cruz Roja Americana, así como al Cuerpo de Enfermeras del Ejército y la Marina. Muchas llegaron a Francia antes que las propias Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses.

Quizás, la enfermera más famosa de la Primera Guerra Mundial fue Edith Cavell, que trabajó en la Bélgica ocupada por los alemanes. Ayudó a sacar a cientos de soldados aliados fuera del territorio alemán hasta su arresto en 1915.
En octubre de ese año, fue juzgada y sentenciada a muerte por un pelotón de fusilamiento. Su ejecución provocó indignación en Gran Bretaña y Estados Unidos, y su imagen apareció en carteles de propaganda durante la guerra.
3. Mujeres en las Fuerzas Armadas
Tan pronto como comenzó el conflicto, las mujeres presionaron para obtener más oportunidades de contribuir al esfuerzo bélico, incluidos los roles dentro de las fuerzas armadas.
El Cuerpo Auxiliar del Ejército de Mujeres se formó en 1917 y atrajo a más de 50.000 voluntarias al final de la guerra
En Gran Bretaña, el Cuerpo Auxiliar del Ejército de Mujeres se formó en 1917 y atrajo a más de 50.000 voluntarias al final de la guerra. Las funciones que cumplían se limitaban a tareas de catering y administración, pero eso no significaba que estuvieran fuera de peligro.
Más de 80 mujeres en la WAAC fueron asesinadas durante el transcurso de su servicio. El Servicio Naval Real de Mujeres y el Servicio Aéreo Real de Mujeres también se establecieron durante la guerra. En total, más de 100.000 mujeres en la Primera Guerra Mundial se unieron a las fuerzas armadas británicas.
Las mujeres de los EE U. no fueron menos entusiasmadas a la hora de alistarse. Miles aprovecharon la vaga redacción de la Ley Naval de 1916 para alistarse en las reservas navales.
La Marina reconoció la oportunidad de liberar a más hombres de las tareas administrativas y comenzó a reclutar mujeres activamente. Continuaron asumiendo roles como conductores de camiones y operadores de radio, además de realizar tareas administrativas.

En 1917, el general John J. Pershing identificó otra oportunidad para que éstas contribuyeran. Para abordar el problema de la comunicación en el Frente Occidental, se estableció la Unidad de Operadoras Telefónicas Femeninas del Cuerpo de Señales. Las que podían hablar tanto inglés como francés fueron reclutadas en la nueva unidad y se las conoció como "Hello Girls".
Flora Sandes fue la única mujer británica que sirvió oficialmente como soldado durante la Primera Guerra Mundial. Inicialmente, viajó a Serbia como enfermera. Pero, cuando el ejército serbio se vio obligado a retirarse por una invasión de las fuerzas alemanas, austriacas y húngaras, Flora se unió como soldado raso y sirvió en el frente.
Ascendió al rango de Sargento Mayor y recibió la Orden Serbia de Kara-George en reconocimiento a su valentía. Sobrevivió a la guerra y murió en 1956
Ascendió al rango de Sargento Mayor y recibió la Orden Serbia de Kara-George en reconocimiento a su valentía. Sobrevivió a la guerra y murió en 1956.
4. Miles de mujeres se apuntaron a trabajar en la agricultura
Dicen que un ejército marcha sobre su estómago. En ese caso, cultivar suficientes alimentos para mantenerlo en marcha es un aspecto crítico para ganar una guerra.

La agricultura fue otra área que vio su mano de obra significativamente reducida durante la guerra. Una vez más, las mujeres hicieron su aparición. Fueron reclutadas en el Ejército de Tierra de Mujeres en Gran Bretaña, aunque esto representa solo una fracción de los cientos de miles de ellas que trabajaron en la agricultura durante la contienda.
El Ejército de Tierra de Mujeres se formó en 1917. Las posibles reclutas se seleccionaron en función de su aptitud física y mental. Podían elegir trabajar en una de las tres secciones: agricultura, corte de madera o forraje. Las labores agrícolas incluían trabajo de campo y ordeño, así como trillar y conducir tractores y arados.
5. Trabajo en el ferrocarril
El suministro lo era todo durante la Primera Guerra Mundial. En el frente interno, era crucial que los ferrocarriles siguieran operando a plena capacidad. Pero, ¿cómo podrían hacerlo cuando se estaba llamando a tantos hombres? La respuesta, por supuesto, fue emplear a más mujeres.
Antes del estallido de la guerra, más de 10.000 ya trabajaban en los ferrocarriles británicos, principalmente como limpiadoras. Al final de la guerra, el número era de unas 70.000.
Sus roles también se diversificaron en prácticamente todos los puestos, además de conducir los trenes
Sus roles también se diversificaron en prácticamente todos los puestos, además de conducir los trenes.
Las mujeres en los ferrocarriles en la Primera Guerra Mundial también encontraron oposición. Hasta 1915, recibían un salario sustancialmente más bajo que el de los hombres. Al final del conflicto, la mayoría esperaba ser despedida, pero, de hecho, un gran número mantuvo sus trabajos en los ferrocarriles.
Estas mujeres abrieron el camino para que comenzaran a trabajar en este sector, aunque no fue hasta la década de 1970 que fueron aceptadas para la formación de conductores.
Fuente: The Collector.