Según un estudio, las telarañas actúan como un tímpano supersensible que capturan los movimientos de sonido de las partículas de aire. Algunas pueden tener una superficie de detección de hasta 10.000 veces el tamaño de la araña. Este tímpano funciona tan bien, informan los autores del estudio, que su eficiencia es "mejor que la capacidad de respuesta acústica de todos los tímpanos conocidos anteriormente".
“Es un estudio genial”, dice Eileen Hebets, aracnóloga, que trabaja en la Universidad de Nebraska-Lincoln y no participó en la investigación. Ella dice que el estudio nos muestra "una vez más cuán increíblemente sofisticadas son las arañas".
El sonido implica tanto la presión como el movimiento de partículas de aire individuales. Su equipo quería medir este movimiento de aire que acompaña a los cambios de presión
Ron Miles ha estado estudiando arañas e insectos durante 30 años. Es ingeniero mecánico en la Universidad de Binghamton en Nueva York. En su trabajo para desarrollar mejores micrófonos, Miles estudia animales que carecen de tímpanos. “Los micrófonos típicos solo miden la presión del aire”, apunta. Nuestros tímpanos también. Pero el sonido implica tanto la presión como el movimiento de partículas de aire individuales. Su equipo quería medir este movimiento de aire que acompaña a los cambios de presión.
Para su nuevo estudio, trabajaron con arañas puente. Estos animales construyen telarañas grandes y redondas (orbe), luego pasan el rato en el centro mientras esperan a sus presas.

En un estudio anterior, Miles formó parte de un equipo que descubrió que una sola hebra de seda de araña vibra con el aire en movimiento. Esto hizo que los investigadores se preguntaran si la seda podría actuar como un tímpano extendido. Ser capaz de escuchar a las presas que se acercan o, quizás más importante, a los depredadores, podría ayudar a estos insectos a sobrevivir.
Nuevo tipo de prueba de audición
Para probar esto, recolectaron sesenta arañas puente. En el laboratorio, alojaron cada una en su propio contenedor y le dieron un espacio de 30 centímetros (12 pulgadas) en el que construir una red. Luego, los investigadores llevaron ejemplares en sus telas a una habitación especial. Sus paredes estaban cubiertas de gruesas piezas triangulares de espuma. Estos absorben el sonido y evitan que los ecos interfieran con su estudio.
Durante una sola prueba, una araña experimentó solo un tono. En el transcurso del experimento, escuchó tonos en diferentes frecuencias y volúmenes
El equipo dirigió un altavoz a una telaraña. A veces, estaba directamente frente a la telaraña a una distancia de tres metros (10 pies). Otras veces, estaba a la derecha o a la izquierda en un ángulo de 45 grados. Los vídeos registraron a la araña en reposo y expuesta a un tono de cinco segundos. Algunos imitaban los sonidos de presas comunes, como los grillos. Otros estaban asociados con un depredador que se aproxima. Durante una sola prueba, una araña experimentó solo un tono. En el transcurso del experimento, escuchó tonos en diferentes frecuencias y volúmenes.
Las arañas respondieron a los tonos agachándose, aplanando sus cuerpos, levantando sus patas delanteras o girando hacia un lado. Cuando los sonidos venían de un lado, las arañas giraban en dirección al altavoz. Cuando se agachaban o estiraban, movían hebras de seda, lo que puede haber cambiado la forma en que detectaban las vibraciones.
Es posible que las arañas tengan tímpanos que aún no se han descubierto. Para probar esto, el equipo colocó un pequeño altavoz a solo dos milímetros, aproximadamente del grosor de una moneda, lejos de la red.
Las arañas no escuchaban los sonidos como nosotros. Más bien, estaban captando vibraciones de sus redes
Cuando los investigadores tocaron un tono, las arañas respondieron, a pesar de que los tímpanos internos no habrían podido captar el sonido. Esto demuestra que las arañas no escuchaban los sonidos como nosotros. Más bien, estaban captando vibraciones de sus redes.
Inspirándose en la naturaleza
“Normalmente pensamos en las arañas como incapaces de oír como nosotros”, señala Trinity Walls. Ella es una ecologista conductual de la Universidad de California, Berkeley, que no participó en el estudio. Parece que éstas construyen sus propias "orejas" con seda y las modifican con los movimientos de su cuerpo. “Con suerte, nosotros, como humanos, podemos aprender de sus técnicas y, tal vez, incluso usarlas para mejorar o corregir la pérdida auditiva humana”, concluye.
Fuente: ScienceNews.