Dos hombres fueron arrestados recientemente en Edmonds, Washington, cerca de Seattle, acusados por un gran jurado federal de conspiración, lavado de dinero, contrabando y violaciones de la Ley Lacey por tráfico de marfil de elefante, escamas de pangolín y cuerno de rinoceronte blanco desde el Congo a Seattle.
Al respecto, el agente especial a cargo de este caso, Robert Hammer, que supervisa las operaciones de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) en el noroeste del Pacífico, declaró a CNN que el análisis de ADN realizado en la Universidad de Washington ayudó a los investigadores a descubrir esta operación.
Su laboratorio desarrolló un método para extraer ADN del marfil y analizarlo para determinar de dónde procedían los elefantes
En este sentido, Sam Wasser, codirector ejecutivo del Centro de Ciencias Forenses Ambientales (CEFS) de la Universidad de Washington, reveló que los datos recopilados de una incautación anterior en África ayudaron a conducir a los arrestos.
Su laboratorio desarrolló un método para extraer ADN del marfil y analizarlo para determinar de dónde procedían los elefantes. También pudieron obtener ADN de estiércol de elefante y utilizaron esos datos para crear un mapa de referencia de diferentes poblaciones en África.

"Las poblaciones de vida silvestre están separadas en el espacio y el tiempo y éstas acumulan mutaciones que las hacen más distintivas entre sí y altamente rastreables", explicó Wasser. Eso ayuda a los investigadores a determinar de dónde proviene el marfil saqueado.
El centro cuenta con la base de datos de ADN de marfil incautado más grande del mundo, con datos de 70 envíos de media tonelada o más
"Ahora podemos decir a partir de una muestra de ADN de dónde vino una muestra de elefante, desde cualquier lugar de África, dentro de un radio de 180 millas de su origen", agregó Wasser.
De esta manera, el centro cuenta con la base de datos de ADN de marfil incautado más grande del mundo, con datos de 70 envíos de media tonelada o más.
"A través del análisis realizado por este organismo del ADN recolectado durante estas misiones, podemos identificar coincidencias de ADN entre múltiples incautaciones que, de otra manera, no habrían estado conectadas", apuntó Hammer.
Colaboración internacional para prevenir delitos
Por otro lado, Wasser desveló que han descubierto que el marfil de elefantes individuales, como un colmillo izquierdo y derecho, a veces se encuentran en envíos separados.
"Cuando eso sucedió, esas dos incautaciones siempre se enviaron desde el mismo puerto, cerca en el tiempo, y todo el marfil, cuando miramos el origen, estaba muy superpuesto, lo que sugiere que se trataba de la misma organización criminal transnacional moviendo ambos envíos", detalló Wasser.

Poder conectar los diferentes envíos ha ayudado a los investigadores a mapear las actividades de los grupos criminales y trabajar con otros países para detenerlos.
Esto también puede prevenir otros delitos, porque quienes contrabandean partes de animales en peligro de extinción también envían drogas, armas y personas
"Este esfuerzo de colaboración multinacional desmantela e interrumpe estas organizaciones donde operan, facilita los enjuiciamientos por parte de los gobiernos de los países anfitriones y proporciona una hoja de ruta para que HSI lleve a cabo investigaciones financieras y confisque sus activos ilícitos adquiridos a través de su actividad criminal", indicó Hammer.
Esto también puede prevenir otros delitos, dijo Wasser, porque quienes contrabandean partes de animales en peligro de extinción también envían drogas, armas, personas y otros tipos de contrabando.
En este caso, el marfil enviado a Estados Unidos había sido cortado en trozos más pequeños, pintado de negro y luego mezclado con un envío de madera de ébano, con la esperanza de evitar la detección.
20.000 elefantes asesinados cada año
Según datos de World Wildlife Fund, cada año, al menos 20.000 elefantes africanos son asesinados ilegalmente por sus colmillos. El resurgimiento de la demanda de marfil durante esta década, particularmente en partes de Asia, ha alimentado esta desenfrenada epidemia de caza furtiva.

El comercio de marfil de elefante no solo amenaza la supervivencia misma de esta especie icónica y causa consecuencias ecológicas más amplias, sino que también pone en peligro la vida y los medios de subsistencia de la población local y socava la seguridad nacional y regional.
De manera prometedora, surgió una oportunidad histórica para detener la crisis de la caza furtiva del elefante africano: los gobiernos iniciaron una acción concertada para abordar este crimen contra la vida silvestre. Estados Unidos implementó una prohibición casi total del comercio de marfil de elefante en 2016, y el Reino Unido, Singapur, Hong Kong y otros mercados de marfil de elefante hicieron lo mismo. Lo más significativo es que China dio el paso notable de cerrar su mercado nacional legal de marfil a finales de 2017. Otros países asiáticos con comercio abierto de marfil de elefante están bajo una presión sustancial para que tomen medidas.