La historia de la Fórmula 1 cambió para siempre gracias al Tyrrell Ford P34, un monoplaza que en los años setenta rompió todos los esquemas. Mientras la mayoría de equipos mantenían diseños convencionales, Tyrrell irrumpió con una máquina de seis ruedas que parecía un experimento imposible. Pero no era una simple extravagancia: respondía a la necesidad de recuperar competitividad en una época dominada por Ferrari y Niki Lauda.
Detrás de esa apariencia única había una lógica atrevida: mejorar la aerodinámica y aumentar el agarre reduciendo la resistencia frontal. Un planteamiento casi impensable hoy, en una F1 controlada al milímetro, pero muy propio de una época en la que la innovación técnica ocupaba el mismo protagonismo que los pilotos.
El nacimiento de una idea revolucionaria
Todo comenzó tras el retiro de Jackie Stewart en 1973. Tyrrell, sin su gran referente, perdió ritmo competitivo. En 1975, su ingeniero jefe, Derek Gardner, presentó una propuesta arriesgada: un coche con cuatro ruedas delanteras pequeñas y dos traseras normales. La clave era aumentar la superficie de contacto con el asfalto sin incrementar la resistencia aerodinámica.
En un momento en el que la F1 vivía una transición tecnológica constante, la idea de Gardner era tan atrevida como ingeniosa.
Un diseño fuera de lo común
El 22 de septiembre de 1975, Londres fue testigo de la presentación del Tyrrell Ford P34. Era un F1 muy estrecho, con cuatro ruedas delanteras de solo 10 pulgadas, diseñadas específicamente por Goodyear. El objetivo era reducir la resistencia frontal, mejorar el paso por curva y optimizar la frenada.
La configuración era tan inesperada que incluso otros equipos quedaron desconcertados. Tyrrell estaba decidido a arriesgar, y el P34 representaba la búsqueda de una solución alternativa para volver a pelear en la parte alta de la parrilla.
El debut de Tyrrell Ford P34 y las primeras sorpresas
Tras meses de pruebas, el P34 debutó en el Gran Premio de España de 1976. Los pilotos detectaron ventajas claras, como el agarre en curva, pero también problemas: las ruedas pequeñas se desgastaban muy rápido y complicaban la visibilidad en frenada.
Aun así, Patrick Depailler logró un tercer puesto en su primera participación, demostrando que la idea no solo era viable, sino competitiva. Era un mensaje claro: la innovación todavía podía marcar diferencias en pista.
El año de la gloria
La temporada 1976 fue el punto culminante del proyecto. En el GP de Mónaco, el P34 logró un impresionante doble podio con Depailler y Scheckter. Pero lo mejor llegaría semanas más tarde, en Suecia, donde Tyrrell firmó un histórico 1-2, la única victoria en la historia de la F1 para un coche de seis ruedas.
Al final de la temporada, Tyrrell terminó tercero en el Mundial con 12 podios y un triunfo. Nada mal para un concepto que muchos consideraban imposible. En una F1 que aún permitía experimentos radicales —un contraste total con la era actual de tecnologías previsibles como híbridos y eléctricos, que repasamos en esta comparativa de coches eléctricos actuales— el P34 simbolizaba la libertad creativa de la época.
Problemas y declive del proyecto
El principal obstáculo del P34 no fue su diseño, sino algo más mundano: Goodyear dejó de desarrollar neumáticos de 10 pulgadas, un componente esencial que condicionaba todo el rendimiento del coche. Sin evolución en las ruedas delanteras, el proyecto quedó limitado.
Además, el diseño compacto complicaba la refrigeración y afectaba a los frenos. En 1977, pese a las mejoras aerodinámicas, el P34 ya no era competitivo. Al terminar la temporada, el proyecto se canceló.
El legado del coche de seis ruedas
Aunque el P34 desapareció de la parrilla, su impacto fue profundo. Inspiró a otros equipos, como Williams con el FW07B de seis ruedas y Ferrari, que llegó a estudiar configuraciones experimentales. La FIA, sin embargo, vetó cualquier diseño con más de cuatro ruedas, frenando el desarrollo de estas ideas.
Aun así, el Tyrrell Ford P34 se convirtió en un icono. Representa una época en la que la creatividad y el ingenio podían desafiar la norma, del mismo modo que hoy los ingenieros buscan optimizar nuevas tecnologías híbridas, como analizamos en esta comparativa de coches híbridos.
El sueño imposible que marcó una era
El P34 fue una demostración de valentía técnica. Con una historia breve pero intensa, consiguió desafiar las expectativas de la Fórmula 1, demostró que la innovación no siempre procede de los grandes presupuestos y dejó una huella imborrable en la memoria del automovilismo.
Hoy ocupa un lugar destacado en museos y exposiciónes, recordando que la creatividad —cuando se combina con un diseño brillante— puede desafiar las reglas y redefinir lo posible.
El Tyrrell Ford P34 en cifras
Elemento |
Datos clave |
|---|---|
| Año de debut | 1976 |
| Ingeniero responsable | Derek Gardner |
| Ruedas delanteras | 4 llantas de 10 pulgadas |
| Victoria histórica | GP de Suecia 1976 (1º y 2º) |
| Podios totales | 12 |
| Motorización | Ford-Cosworth DFV V8 |
| Motivo del declive | Falta de desarrollo de neumáticos y problemas de refrigeración |
FAQs sobre el Tyrrell Ford P34
¿Por qué el Tyrrell Ford P34 tenía seis ruedas?
Para aumentar el agarre y reducir la resistencia aerodinámica usando ruedas más pequeñas en el eje delantero.
¿Fue competitivo?
Sí. Ganó una carrera y logró varios podios en 1976, siendo uno de los proyectos más atrevidos de la historia de la F1.
¿Por qué se prohibieron los coches de seis ruedas?
La FIA los vetó para limitar innovaciones que pudieran aumentar costes y generar desigualdades técnicas entre equipos.
