No puede haber transición eléctrica sin materias primas críticas. No pueden cumplirse los objetivos climáticos ni de digitalización sin estos materiales. Por eso en Europa se está debatiendo la Ley de Materias Primas Críticas (CRM por sus siglas en inglés), dando hace unos días un paso más con el acuerdo del Parlamento Europeo y el Consejo. Un paso más para que se convierta en ley. El objetivo final, reducir la dependencia de las cadenas de suministro europeas de terceros países para impedir las consecuencias en caso de interrupción del suministro.
Y es que las materias primas críticas para fabricar entre otras cosas coches eléctricos se enfrentan a una creciente demanda global. Por ejemplo, se espera que la demanda de metales de tierras raras en la UE se multipliquen por seis en 2030 y por siete en 2050. El litio, por ejemplo se multiplicará por doce para 2030 y por 20 para 2050. Y el gran problema viene cuando se depende de un solo tercer país como ocurre con China por ejemplo en el caso de las tierras raras.

La nueva ley pretende diversificar las importaciones de la UE para reducir estas dependencias estratégicas, así como fortalecer todas las etapas de la cadena de valor europea de materias primas críticas. Y por supuesto evitar situaciones como las vividas con los semiconductores, monitoreando y mitigando los riesgos de interrupciones en el suministro de materias primas críticas. También mejorar la circularidad y la sostenibilidad.
El texto habla de materias primas críticas y materias primas estratégicas, que son todavía más cruciales para las tecnologías estratégicas. Ley establece estos puntos de referencia a lo largo de la cadena de valor de las materias primas estratégicas y para la diversificación del suministro de la UE.
La UE debería tener capacidad para extraer al menos el 10 por ciento de su consumo anual de materias primas estratégicas; para procesar al menos el 40 y reciclar al menos 15 por ciento de su consumo anual de aquí a 2030. El Consejo ha propuesto un 5 por ciento más en estos dos últimos casos.
Quiere establecer acuerdos de cooperación con terceros países mediante asociaciones beneficiosas, logrando cadenas de valor seguras, resilientes, asequibles y suficientemete diversificadas para la UE. Y no depender más del 65 por ciento del consumo anual de un único tercer país.
Más reciclaje
Por un lado, se plantea más facilidades para los proyectos de explotación. Pretende agilizar la burocracia de proyectos de materias primas críticas de la UE. Beneficiándose de apoyo para el acceso a la financiación y plazos más cortos para la obtención de permisos. El reciente acuerdo fija en 27 meses para permisos de extracción y 15 meses para permisos de procesamiento y reciclaje.
Respecto al reciclaje, en la nueva legislación se recoge que los países de la UE tomarán medidas para mejorar la recogida de residuos ricos en materias primas críticas y garantizar su reciclaje. Tanto los estados miembros como las empresas tendrán que investigar el potencial de recuperación de materias primas críticas a partir de residuos extractivos.