El consumo de alcohol es uno de los principales factores de riesgo en la seguridad vial. Por ello, la normativa vigente establece qué usuarios han de someterse a las pruebas de alcoholemia, con el fin de garantizar el cumplimiento de las normas de circulación y reducir los accidentes de tráfico.
En este artículo te explicamos quién debe someterse a estas pruebas, el procedimiento y las distintas posibles sanciones.
¿Quiénes están obligados a realizar la prueba de alcoholemia?
Las autoridades de tráfico pueden solicitar la prueba de alcoholemia a los conductores en diversas situaciones específicas. Según la Ley de Seguridad Vial y el Reglamento General de Circulación, los usuarios que deben someterse a este control son:
Conductores involucrados en accidentes
Cualquier conductor que haya estado implicado en un accidente de tráfico, independientemente de su aparente responsabilidad, deberá someterse a la prueba para determinar si ha consumido alcohol.
Conductores con signos de embriaguez
Si un agente de tráfico observa signos evidentes de intoxicación, como dificultad para hablar, reflejos alterados o pérdida de equilibrio, está autorizado a solicitar la prueba de alcoholemia.

Usuarios denunciados por infracciones de tráfico
Aquellos conductores que hayan cometido infracciones graves de tráfico pueden ser sometidos a la prueba, aunque no presenten signos evidentes de embriaguez.
Controles preventivos
Las autoridades pueden realizar pruebas aleatorias sin necesidad de que el conductor haya cometido una infracción o esté implicado en un accidente. Estos controles preventivos se realizan en puntos estratégicos con el objetivo de disuadir el consumo de alcohol al volante.
Procedimiento de la prueba de alcoholemia
La prueba de alcoholemia se realiza mediante un alcoholímetro, que mide la cantidad de alcohol en el aire espirado. Existen distintos tipos de dispositivos:
- Alcoholímetros electrónicos: Utilizados por la policía en controles de tráfico. Proporcionan resultados rápidos y precisos.
- Alcoholímetros de globo: Menos comunes, consisten en inflar un globo y liberar el aire en un tubo con cristales que cambian de color según el nivel de alcohol.
Por normativa, se realizan dos mediciones con un intervalo de 10 minutos para garantizar la fiabilidad del resultado.
Límites de alcohol permitidos
El nivel máximo de alcohol permitido varía en función del tipo de conductor:
- Conductores generales: 0,2 g/l en sangre o 0,10 mg/l en aire espirado.
- Conductores noveles y profesionales: cero absoluto.
Si el resultado de la prueba supera estos valores, el conductor puede enfrentarse a sanciones administrativas o incluso penales.

Sanciones por dar positivo en la prueba de alcoholemia
Las consecuencias de conducir bajo los efectos del alcohol pueden ir desde multas económicas hasta penas de cárcel, dependiendo del nivel de alcohol detectado.
Sanciones administrativas
Si el nivel de alcohol supera los límites permitidos, pero no alcanza el umbral penal, el conductor puede recibir:
- Multa de hasta 500 euros.
- Retirada de 4 a 6 puntos del carnet de conducir.
Sanciones penales
Cuando el nivel de alcohol es tan alto que se considera delito contra la seguridad vial, las sanciones pueden incluir:
- Pena de prisión de 3 a 6 meses.
- Multas económicas o trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días.
- Retirada del permiso de conducir de 1 a 4 años.
En caso de negativa a realizar la prueba, el conductor podría enfrentarse a una pena de prisión de hasta 1 año y la pérdida del carnet de conducir por hasta 4 años.

Absorción y eliminación del alcohol en el organismo
El alcohol es absorbido rápidamente en el cuerpo, afectando reflejos, visión y capacidad de reacción. Su eliminación varía según cada persona y depende de factores como el peso, el metabolismo y la cantidad ingerida.
- El pico máximo de alcohol en sangre se alcanza entre 30 y 90 minutos después del consumo.
- El cuerpo elimina aproximadamente 0,15 g/l de alcohol por hora, por lo que pueden pasar varias horas antes de que desaparezca completamente.
Todos los conductores deben ser conscientes de su responsabilidad al volante. Las pruebas de alcoholemia forman parte de las medidas preventivas para evitar accidentes y sancionar a quienes ponen en peligro la seguridad vial.
Para evitar sanciones y riesgos innecesarios, la mejor opción es no consumir alcohol antes de conducir. Además de cumplir con la normativa, esta decisión protege tu vida y la de los demás en la carretera.