Cada vez es más frecuente la presencia de carriles bus y bici en las ciudades. El objetivo de ambos es mejorar la fluidez en el tráfico, aunque tal y como señala la DGT, también pueden generar una serie de inconvenientes al resto de ciudadanos.
Uno de los primeros inconvenientes que generan dichos carriles, según la DGT, es la notable reducción en las plazas de aparcamiento disponibles en las ciudades, una situación que viene a agravar a un problema ya casi endémico que tienen los grandes núcleos urbanos de nuestro país.
Al respecto, según los datos más recientes analizados por la propia DGT del informe Observatorio de Movilidad Metropolitana, Barcelona es la ciudad española que cuenta con un mayor porcentaje de carriles-bus, presentes en el 23 por ciento de sus calles, por delante de Valencia (22%) y Madrid (9%).
Por otro lado, en el caso de los carriles-bici, la Ciudad Condal también encabeza el ránking en este apartado con casi 1.200 km de recorrido total en sus calles destinado para dichos vehículos (bicicletas), según los datos más recientes del Observatorio de Movilidad Metropolitana. A Barcelona le siguen por este orden Zaragoza (371 km) y Madrid (319 km).
El Reglamento de Circulación contempla la prohibición de parar o estacionar “en los carriles destinados al uso exclusivo del transporte público urbano, o en los reservados para las bicicletas”. La multa económica en estos casos es de 200 euros (o 100 euros si se abona por la modalidad de pronto pago).
En el caso de estos carriles-bici y su presencia cada vez mayor en la compleja fisonomía de las ciudades, la DGT alerta de uno de los inconvenientes de los mismos, ya que por ellos circulan vehículos que no emiten ningún ruido, por lo que aumentan considerablemente las probabilidades de atropello ante ciudadanos que andan distraídos o con aquellos ciudadanos que tengan algunos problemas de audición (personas mayores, sobre todo). El peligro potencial de atropello de las bicis en ciudad aumenta considerablemente cuando el carril-bici transcurre en gran parte de su tramo por un buen número de metros compartidos con las aceras.
Otros problemas o inconvenientes de los que alerta la DGT que generan los carriles reservados a los autobuses y a las bicicletas se centran en las dificultades que presentan para el desempeño de otras actividades profesionales, ya que los repartidores de comercio electrónico tienen que dejar a muchos metros de distancia su vehículo (habitualmente, pequeña furgoneta) hasta el lugar donde deben entregar el paquete a su destinatario.
Precisamente el gran auge que ha tenido en los últimos años el comercio electrónico y las entregas a domicilio está generando muchos problemas diarios en las grandes ciudades, ya que los vehículos con los que se desempeña dicha actividad profesional no tienen un lugar reservado para poder detenerse debidamente y con seguridad durante unos instantes.