Hay frases que los políticos pronuncian para sus seguidores y votantes, y otras de cara a la galería. Pero muchas no son realmente afortunadas, aunque quieran transmitir un mensaje claro para que los ciudadanos lo entiendan digamos más “gráficamente”. Puede que esa haya sido la intención en las últimas horas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero ha creado sin duda una polémica innecesaria y está, además, muy alejada de la realidad.
En un acto realizado en el Instituto Cervantes, que sirve prácticamente de inauguración para el nuevo curso político, el presidente del Gobierno aseguró ayer que “España será un país mejor si tiene más automóviles eléctricos, por cierto fabricados en España, más autobuses públicos y, por tanto, menos Lamborghinis”. Con esta expresión, Pedro Sánchez ha querido justificar el anuncio de una próxima subida de impuestos para las rentas más altas, que abordará el Ejecutivo en los próximos meses.

Esta próxima reforma fiscal era solo una de las medidas que el Gobierno Socialista quería avanzar, pero, pudiendo aplaudir obviamente la primera parte de la frase, para lo que tendrían eso sí que incrementar las ayudas a la compra de los coches más eficientes y modernos, y multiplicar por supuesto unas muy mejorables infraestructuras de carga para permitir acceder a más población a nuevos coches eléctricos, la segunda nos parece francamente desafortunada. Por el mensaje que transmite, “más autobuses públicos y menos Lamborghinis”, y por señalar a una marca concreta, que además es completamente residual comercialmente en España.
Lamborghini solo vendió 2 coches el último mes
Si lo que Pedro Sánchez quería era justificar un aumento de impuestos a las rentas más altas, asegurando al mismo tiempo también que “la nueva medida gravará fiscalmente a quienes tienen en el banco el suficiente dinero para vivir 100 vidas”, quizá hubiese sido mejor que hubiera elegido otro ejemplo.
Lamborghini apenas matriculó el pasado menos de agosto 2 vehículos en nuestro país, alcanzando un volumen de 34 unidades en tpdo lo que llevamos de 2024, exactamente las mismas, qué curioso, que las matriculadas el pasado año en estas mismas fechas. De las marcas más conocidas y tradicionales, solo Lotus, McLaren o Rolls-Royce venden menos vehículos que la firma italiana, que puede considerarse una de las más residuales que comercializan automóviles en nuestro país, con una cuota de mercado en 2024 del 0,005%.

Hacienda recauda hasta 100.000 € por cada Lamborghini vendido
Además, se da la circunstancia que, por cada venta de este tipo de vehículo, se genera una altísima recaudación en España. Teniendo en cuenta que este tipo de coche de lujo se grava con un 21% de IVA, como todos, a lo que habría que sumar un 14,75% en Impuesto de Matriculación al ser superdeportivos con unas altas emisiones contaminantes de CO2 por lo general, el resultado es una carga del 35,75% en impuestos por cada coche de Lamborghini vendido, recaudando el Ministerio de Hacienda una cifra próxima a los 100.000 euros por unidad.
Por el contrario, la realidad de España se refleja en el coche claramente más vendido en nuestro mercado, que no es otro que un Dacia Sandero que ni siquiera llega a los 15.000 euros en sus versiones más vendidas y de acceso. Con 21.377 unidades matriculadas en lo que llevamos de año, por las 15.690 del Toyota Corolla, el segundo en el ránking de ventas, el coche rumano low cost es todo un éxito comercial y cerrará este 2024 como el coche más vendido y popular de España.
Pedro Sánchez culminó su justificación asegurando que la nueva reforma fiscal la harán “insisto, no para perjudicar a los millonarios, sino para proteger a las clases medias y trabajadoras de un sistema que continúa siendo extraordinariamente injusto”. Por su parte, las críticas desde la oposición al Gobierno no han tardado en llegar, con Santiago Abascal, de VOX, siendo el primero en manifestarse en contra y asegurar que Pedro Sánchez “no está contra los Lamborghinis ni los Falcon. Está persiguiendo los diésel de los trabajadores, está destruyendo la clase media”. La polémica está servida.