Sí, es un tema cada año recurrente. Con las bajas temperaturas, llegan cada mañana las molestas placas de hielo a los parabrisas de los coches. Por un lado, son potencialmente muy peligrosas, ya que las prisas hacen en ocasiones que iniciemos la marcha sin los cristales completamente liberados de estas capas, perjudicando notablemente la visibilidad. Y, por otro, si hacemos lo que tenemos que hacer, es decir, quitarlas antes por completo, nos lleva a perder mucho tiempo y pasar además mucho frío.
Ya te hemos contado últimamente todos nuestros consejos para quitar de la mejor y más rápida manera el hielo del parabrisas. Pero hoy hemos decidido anticiparnos: saber primero cómo evitar directamente que se formen estas placas cada mañana. Si no existen, el problema está desde luego resuelto.
Lo más rápido: un cartón o una manta
El consejo más fácil y sencillo ya lo conoces y, si nunca lo has usado, seguro que lo has visto en muchos coches: basta con proteger el parabrisas con un cartón o, por ejemplo, una manta o una sábana vieja. En este sentido, lo mejor es que emplees una pieza de un tamaño lo mayor posible, ya que lo ideal es que quede sujeta tanto con las puertas delanteras del propio coche como con los limpiaparabrisas. Así, por ejemplo, evitarás que se mueva. Además, y van dos consejos en uno, conseguirás también que las escobillas de los limpiaparabrisas no se peguen al cristal, algo habitual y que, si los usas, puede terminar por estropearlos.
Los "trucos de la abuela": de la patata al vinagre
Contado el truco más habitual, vayamos ahora a otro más casero todavía y del que alguna vez te hemos hablado ya: cortar una patata por la mitad y frotarla contra el cristal. ¿Por qué? Las propiedades del almidón impiden que el hielo se adhiera a la luna y, también, que el vaho se instale en el interior del coche. Eso sí, quizá esta solución es más molesta al tener que limpiar luego el cristal con un papel para eliminar los restos. Pero funciona.
Por último, otro truco “de la abuela" parecido al anterior: frotar el parabrisas con una mezcla de agua y vinagre. El efecto es prácticamente idéntico al anterior, pero con más olor. La ventaja del vinagre es que tiene un punto de congelación muy bajo, de -15º, por lo que salvo que aparques prácticamente en Siberia o en el Círculo Polar Ártico evitarás seguro que el cristal termine con placas de hielo.