Los coches del MOMA: del Jaguar E-Type al Fiat 500

Aprovechando el sesenta aniversario del Fiat 500, el MOMA se ha hecho con uno de estos pequeños modelos. Repasamos cuáles han sido los coches merecedores de este reconocimiento

Alberto de la Torre. Twitter: @autopista_es

Los coches del MOMA: del Jaguar E-Type al Fiat 500
Los coches del MOMA: del Jaguar E-Type al Fiat 500

El sesenta cumpleaños del Fiat 500 ha traído consigo otra sorpresa: el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) ha incluido a uno de estos pequeños coches en su colección permanente, reconociendo, así, su importancia en el diseño futuro de los vehículos a motor. ¿Pero qué otros coches forman parte de la colección permanente del MOMA? Hacemos un repaso por aquellos modelos que cuentan con este honor.

Fiat 500

Fiat 500, el último en llegar

Como ya os hemos dicho, una unidad del Fiat 500 ha sido el último vehículo en formar parte de la colección permanente del MOMA de Nueva York. ¿Pero qué unidad en concreto y por qué? El modelo elegido por el museo ha sido un Fiat 500 de la serie F, la fabricada entre 1965 y 1972, años en los que verdaderamente se popularizó el pequeño utilitario italiano y en los que se convirtió en un icono del país transalpino. Con un motor de 499,5 centímetros cúbicos y 18 CV, la firma italiana anunciaba una velocidad máxima de 95 km/h. Martino Stierli, responsable de la llegada del Fiat 500 al museo, asegura que su inclusión se debe a que el modelo “alteró profundamente el diseño y la producción de automóviles”.

Smart Fortwo

Smart Fortwo, a contracorriente

Hasta ahora, el modelo más moderno presente en la colección del MOMA es un Smart Fortwo de 1998. Seguramente no sea el modelo más bonito que encontremos en esta lista, pero la concepción de su diseño tiene ganado por méritos propios su presencia en este pequeño Olimpo. Es indiscutible que, salvo contadas excepciones, la evolución en el diseño del automóvil ha provocado un aumento en las medidas de los coches, el mejor y último ejemplo es la generalización del SUV. Por ello, la aparición del Smart Fortwo supuso toda una revolución, un biplaza de apenas dos metros y medio que tenía como único objetivo el moverse con agilidad dentro de las ciudades y aparcar en los huecos libres más pequeños, cada vez más cotizados, por los que tienen una vida más urbanita.

Ferrari 641

Ferrari 641, competición entre cuatro paredes

El MOMA no sólo se ha centrado en los utilitarios de calle, la competición también tiene su pequeño hueco entre las paredes del museo de Nueva York con un Ferrari 641, el espectacular monoplaza que Alain Prost condujo en la temporada de 1990. Su diseño limpio y sin estridencias le abrieron las puertas del museo. Este Ferrari 641 contaba con un motor atmosférico de 3,5 litros y 689 CV que permitió al francés ganar seis carreras ese año y luchar por el Mundial de Fórmula 1 hasta su polémico encontronazo con Senna en Suzuka. Uno de sus secretos es su chasis en fibra de carbono y kevlar, materiales que no estaban tan asentados en la competición como hoy en día. No hay una línea definida, pero si tenemos que marcar un antes y un después en la Fórmula 1, este coche estaría en la difusa barrera que separa los coches de antaño de unas mecánicas, como las de hoy en día, en las que la electrónica es una parte esencial en el funcionamiento de los monoplazas.

Porsche 911

Porsche 911, recién adquirido

La última adquisición del museo antes del Fiat 500 ha sido un Porsche 911 de 1965. Este mítico modelo se ha convertido en bandera de la firma alemana y ha encandilado a miles de compradores desde la fabricación de su primer modelo en 1963, las líneas generales de su diseño se han mantenido, hasta llegar a las versiones que conocemos hoy en día. El Porsche 911 del MOMA forma parte de la primera generación del clásico coupé. Cuenta con un motor bóxer de seis cilindros y 165 CV que aporta toda su potencia al eje trasero, sobre el cual se sitúa el motor, nada común en la época. Si a estos datos le sumamos un peso liviano, obtenemos un deportivo capaz de alcanzar 210 km/h de velocidad punta, cifra escalofriante para la época.

Jaguar E-Type

Jaguar E-Type, una bala

Si del Smart Fortwo decíamos que probablemente no fuera el modelo más bonito que íbamos a encontrar en la lista, con este Jaguar E-Type de 1961 no nos cabe ninguna duda de que nos encontramos en el extremo contrario. Cuando pensamos en el Jaguar E-Type pensamos en lujo, en Hollywood, en James Dean, en Austin Powers y hasta en James Bond y aquella preciosa versión coupé. Pero la belleza, únicamente, no es suficiente para formar parte del MOMA. El museo de arte moderno destacó el impresionante trabajo aerodinámico que se esconde detrás de sus líneas curvas que rompieron con la moda del momento y apostaron por un diseño nunca visto hasta entonces, como un frontal sin calandra.

VW Beetle

Volkswagen Beetle Type 1, el escarabajo más querido

Apenas retrocedemos dos años en el tiempo para encontrarnos con este Volkswagen Beetle Type 1 sedán de 1959 que podemos ver dentro de las instalaciones del museo neoyorquino. El Volkswagen Beetle, más conocido en nuestro país como el “escarabajo”, rompió moldes en diseño y cifras de ventas desde su concepción en la Alemania nazi. Pensado para motorizar al pueblo, el Volkswagen Beetle fue pensado como un fiel reflejo de la idea alemana de practicidad, un coche pequeño, manejable, pero, al mismo tiempo, duro y fiable, del que poder disfrutar durante muchos años. Con sus más de 20 millones de unidades vendidas, el Volkswagen Beetle es uno de los automóviles que más años se ha mantenido en el mercado, llegando, incluso, a convertirse en referente hyppie en la década de los 60.

Willys

Willys-Overland M38A1, el diseño al servicio de su funcionamiento

Cuando el MOMA incluyó una unidad de este vehículo militar de 1952 diseñado durante la Segunda Guerra Mundial hizo hincapié en la practicidad del coche. Nada está dispuesto al azar o sin sentido en este automóvil. Su función militar primaba por encima de cualquier otro elemento estético, por lo que su diseño estaba enteramente condicionado por ella. Carecía de puertas para facilitar su acceso, los tornillos están a la vista para poder reemplazar sus piezas fácilmente y la única concesión a la comodidad es una capota de lona bajo la que resguardarse en caso de mal tiempo. Su buena fama terminó por convertirlo en un coche para usos agrícolas (aunque su producción militar continuó), gracias a su distancia libre del suelo a pesar de contar con una altura contenida. Hay que recordar que muchos consideran a este Willys-Overland M38A1 como el vehículo que inspiró a Jeep para empezar a fabricar todoterrenos de verdad.

Cistalia 202 GT

Cisitalia 202 GT, la belleza no está reñida con los años

El modelo más antiguo con el que cuenta la colección permanente del MOMA es un Cisitalia 202 GT de 1948. Este vehículo deportivo del que apenas se fabricaron 147 unidades (la mayor parte de ellas carrozadas de forma artesanal por Pininfarina) es el mejor ejemplo de lo que podemos llamar “diseño atemporal”. Por más que lo miremos no deja de asombrarnos su belleza, la cual escondía un motor Fiat de cuatro cilindros y 70 CV que aportaba la ligereza y el dinamismo justos para desplazarse de manera elegante, sin preocuparse de tener una bestia incontrolable entre las manos.

El Fiat 500 ha sido el último en llegar a las instalaciones del MOMA de Nueva York, pero en la redacción hemos coincidido en algún otro modelo que también podría formar parte de su colección permanente. ¿Cuáles serían tus elegidos?

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