El parque automovilístico español es, en la actualidad, uno de los más modernos de la Unión Europea en el apartado de los autobuses. Un dato es revelador: desde que en el 2007 se hiciese obligatorio que los autobuses llevasen instalados el cinturón de seguridad en todas sus plazas, el 80 por ciento del parque español dispone de este sistema vital para la seguridad del conductor y de los pasajeros, obligados a llevarlo abrochado por ley desde el 2006 (para los mayores de 3 años).
Sin embargo, según una encuesta realizada por la Fundación Mapfre, en colaboración con varias empresas de autobuses en España, poco más del 20 por ciento de los pasajeros llevaban el cinturón abrochado, algo que se pena con una multa de 200 euros. De los 76 autobuses y 2.288 pasajeros analizados, tanto en líneas discrecionales (escuelas, eventos deportivos…) como regulares de corto y largo recorrido, solo un 22 de los pasajeros lo llevaba puesto en los buses discrecionales, un 27 por ciento en los viajes largos y ¡menos de 1 por ciento! en los viajes interurbanos de corto recorrido.
¿Cuál es el motivo por que el que vemos estas cifras tan pésimas y preocupantes? “La falta de costumbre", dice Jesús Monclús, director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre. Algo que ayuda a que los pasajeros se conciencien y se pongan el cinturón es, directamente, que el conductor avise de ello. En este caso, en 12 de los autobuses analizados, se pasó de un 25 por ciento a casi el 70 por ciento.
¿Por qué es tan importante el cinturón de seguridad en el autobús?
El cinturón de seguridad, si cabe todavía más en los autobuses, puede marcar mayores diferencias. Sin este abrochado, en caso de choque frontal o vuelco, se multiplica por 5 el riesgo de lesiones mortales. En una colisión a 30 km/h contra un objeto parado (otro vehículo, muro o árbol), es similar a una caída desde un primer piso o desde 4 metros de altura; a 80 km/h, desde un piso 7 o 26 metros; a 120 km/h, desde un piso 16 o 58 metros.
Es cierto que el autobús es uno de los medios de transporte más seguros, y también que, debido a sus dimensiones, en un choque contra un turismo o frente a un peatón o ciclista, el autobús no sufre tanto el impacto. Sin embargo, en una colisión contra otro autobús o un camión, con masas similares, el autobús y los que viajan en el interior pueden sufrir consecuencias mayores.
En estos casos, cuando el pasajero no lleva puesto el cinturón, seguirán moviéndose a la misma velocidad que instantes antes del impacto, golpeándose contra el asiento delantero o saliendo despedido. Un autobús, debido a sus características y la altura del centro de gravedad, es más proclive al vuelco, lo que agrava más las consecuencias de un accidente si un pasajero no lleva abrochado el cinturón. Para reducir daños, desde 1993 están obligados a que dispongan de arcos de seguridad para que no se produzca un aplastamiento por hundimiento del techo.
Sin el cinturón, no solo los conductores pueden salir eyectados hacia el exterior. Es más: el 80 por ciento de las lesiones provocadas en un accidente de autobús están provocadas por este motivo. En situaciones de vuelco, estos pasajeros podrían acabar golpeando a otros que sí lo llevan, siendo aplastados, empeorando aún más las cosas.
LLevar puesto el #cinturón de seguridad cuando el autobús dispone de él, la mayoría de los casos, es obligatorio. En un choque frontal o vuelco es vital. Sin retención se multiplica por 5 el riesgo de lesiones mortales. https://t.co/g4raLqRLPp #CampañaControl #TransporteEscolar pic.twitter.com/bHwNwu91q9
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) February 4, 2020