ITV en coches diésel, de gasolina y eléctricos: los precios más caros y baratos

Pasar la ITV con un coche puede ser diferente en función de la mecánica. Para los eléctricos la prueba es más sencilla y, en la mayoría de casos, más barata.

Los precios de las ITV varían en función del tipo de mecánica del vehículo.
Los precios de las ITV varían en función del tipo de mecánica del vehículo.

Cada vez que hablamos de los precios y los procedimientos de las ITV, en primer lugar hay que recordar que en cada Comunidad Autónoma los precios a pagar pueden variar de forma considerable. En cuanto a la forma de realizar la inspección, variará en función del tipo de mecánica: por ejemplo, a un coche eléctrico no se le realizará una prueba de emisiones, mientras que a un vehículo de GLP o GNC se le tendrá que realizar una inspección visual del depósito de gas para cerciorarse de que no hay fugas.

El precio también varía en función del tipo de mecánica del vehículo. Tal y como nos cuentan desde AECA-ITV, los vehículos electrificados vuelven a sacar ventaja también en este apartado. Recuerda que hay también ciertos trámites administrativos que se benefician de algunas ventajas, como por ejemplo el impuesto de matriculación, que varía en función de las emisiones de CO2.

Los vehículos de gas sí que presentan diferencias a la hora de pasar la ITV
Los vehículos de gas y electrificados presentan diferencias a la hora de realizar la ITV... y en sus precios.

Aunque, como decimos, el precio depende fundamentalmente de la comunidad autónoma, la ITV en un coche eléctrico debería salir más económica que un coche de gasolina, y mucho más que en uno diésel. Según AECA-ITV, el precio de la inspección de un vehículo con motor térmico oscila entre 30 y 50 euros, siendo más caro el examen en un coche diésel que en uno de gasolina. En cambio, la ITV en un vehículo eléctrico puede oscilar entre los 20 y los 32 euros. Es decir, podríamos encontrarnos diferencias de hasta 30 euros al pasar ITV con un coche eléctrico respecto a uno diésel, con una clara ventaja para los primeros. En el caso de los híbridos enchufables, también podemos encontrarnos precios más asequibles, en función también de si la parte térmica es de gasolina o diésel.

En cambio, para los híbridos convencionales, sí que deberán pasar la prueba de emisiones, si bien deberá aplicarse el protocolo del fabricante en cuestión, ya que el coche a ralentí el motor que funciona es el eléctrico. Para los coches de gas antes comentados, aparte de la mencionada revisión visual, el propietario deberá aparte llevar un certificado (expedido por el concesionario) que haga constar que el depósito de gas es el original y otra certificación previa de una empresa homologada que haya revisado que todo en el depósito esté en orden.

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