“Inadmisibles”. Así cataloga ya directamente el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el nuevo dato de siniestralidad conocido en las carreteras españolas: hasta 1.154 personas fallecieron en total en siniestros de tráfico en todo el pasado año 2024. Son, sin duda, demasiados, y una cifra que jamás podremos justificar ni asumir.
Ante esta realidad, la DGT se ha apresurado a anunciar una nueva política en seguridad vial. Bueno, en realidad no es nueva, sino que sigue la estrategia que ha venido impulsando en los últimos años: instalar más radares, considerando que la velocidad inadecuada es la causa ya del 21 por ciento de todos los accidentes mortales. Así, en su última comparecencia, el propio ministro del Interior confirmó que “los radares salvan vidas y en 2025 continuaremos con la instalación de 122 nuevos dispositivos en las carreteras españolas”. Los primeros 24, eso sí, ya se han puesto en funcionamiento, distribuidos entre 17 radares fijos y 7 nuevos de tramo.
La DGT detecta a 1.100 conductores circulan a más de 80 km/h por encima de los límites
Pues bien, con el fin de seguir justificando esta política y con la intención de aplacar la oposición que genera la instalación de radares entre los conductores (el propio Grande-Marlaska reconoció al mismo tiempo que “si solo ejercemos vigilancia y control nos encontramos con el rechazo de los ciudadanos”), la DGT ha emitido un comunicado en las últimas horas advirtiendo de los elevados excesos de velocidad que registra en las carreteras españolas y que son constitutivos de delito y procedimiento de velocidad.

Según el máximo organismo de Tráfico, los radares españoles captaron el pasado año a más de 1.100 conductores que circulaban a grandes velocidades, considerando estas como las que exceden en 80 km/h los límites máximos en las vías interurbanas. Consideradas delitos para la seguridad vial, estas infracciones, tras sus correspondientes investigaciones, culminan ya con la mayoría de conductores puestos a disposición judicial.
Los delitos pueden llegar a ser de prisión
La DGT advierte así que los excesos de velocidad dejan ya de ser infracciones administrativas en el momento en el que se conduce hasta 80 km/h por encima de los límites en carreteras interurbanas y por encima de 60 km/h de los límites en vías urbanas. En todos estos casos, las infracciones pasan a tener ya consideración de delito, con penas que pueden llegar a ser de prisión y, por supuesto, que implican directamente ya la privación de conducir vehículos a motor y ciclomotores en un plazo de entre 1 y 4 años.
Según informa hoy la DGT, la mayor parte de estos grandes excesos de velocidad han sido captados en el último año por radares fijos instalados en las carreteras, aunque también los helicópteros Pegasus han detectado un buen número de este tipo de infracciones. Desde Tráfico, además, subrayan hoy que un nuevo estudio del Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) asegura que, si las velocidades medias descendieran en tan solo 1 km/h en todas las carreteras, cada año podrían evitarse ya hasta 2.200 muertes en carretera.

Los vídeos captados por la DGT en las carreteras españolas
Para justificar además esta advertencia sobre los riesgos de la velocidad, la DGT ha acompañado su comunicado mostrando algunas de las grabaciones más preocupantes captadas por sus cámaras en las carreteras. Entre ellas, Tráfico alerta de que un conductor en la autopista A-7 fue pillado circulando a 238 km/h y realizando adelantamientos antirreglamentarios. Una patrulla de la Guardia Civil de Valencia logró detener a este infractor, que inmediatamente fue puesto a disposición judicial por un supuesto delito de conducción temeraria, penado con hasta 2 años de prisión y privación del derecho de conducir de hasta 6 años.
En otro vídeo, un conductor circulaba a 206 km/h en la carretera N-610 tras darse a la fuga de un control preventivo en Valladolid, y en otro un motorista circulaba a 185 km/h en una vía con 80 km/h de límite. Son solo tres ejemplos, de los que algunos puedes ver a continuación.