Tener un coche en propiedad implica numerosos gastos. Al desembolso inicial por la compra, hay que sumar el seguro, el combustible, los impuestos y, claro está, el mantenimiento (revisiones anuales, reparaciones, sustituciones...). Este último punto es muy importante de cara a evitar males mayores en forma de costosas averías.
Dependiendo de cada fabricante, lo habitual es realizar una revisión al vehículo cada determinado número de kilómetros o, al menos, una vez al año. Esta revisión, en la mayoría de los casos, no es muy costosa y en ella se realizan operaciones como el cambio de aceite, filtros, comprobar el nivel de líquidos, el estado de los neumáticos…).
Las averías más caras que puede tener tu coche
Un mantenimiento adecuado de tu coche no solo redundará en más seguridad para ti y tus acompañantes, también te puede evitar problemas mecánicos mucho más serios. Y por estos nos referimos a costosas averías que en algunos casos nos pueden llevar a preguntarnos si merece la pena o no arreglarlas.

El precio de arreglar la caja de cambios se encuentra en lo más alto del ránking de las reparaciones más costosas de un vehículo. Si se trata de una caja de cambios manual, la reparación puede ocupar costar 4.580 €; si es automática, la factura puede ascender a 7.650 €.
La culata es otro de los elementos de un coche que nos pueden hacer replantearnos cambiar de coche. La culata de un coche se encarga de permitir el cierre de las cámaras de combustión, y es fundamental para el funcionamiento global del motor. Pero ojo porque su reparación puede ascender a 3.600 euros.
Turbo, inyectores y otras averías costosas
El coste de arreglar el turbo de un coche puede suponer un desembolso económico de casi 3.000 euros y esto se debe a que se trata de uno de los componentes más delicados. El turbo se encarga de sobrealimentar el motor para que rinda más. Por ello, hay que respetar una serie de consejos para que dicha sobrealimentación no sea excesiva y derive en una avería. Sobre todo, hacer un uso inteligente del ralentí: dejar el coche en ese estado durante 30 segundos antes de emprender la marcha y otros 30 segundos antes de apagar el motor al finalizar la conducción, con el fin de regular su temperatura.
Los inyectores son una parte fundamental en el proceso de combustión del motor, introduciendo carburante pulverizado en la cámara con aire a tal efecto. Y aunque para su reparación apenas se necesita una hora y media de trabajo, su coste pueden suponer unos 1.754 euros.

El filtro de partículas sirve para atrapar las partículas de carbono resultantes de la combustión, y reducir así las emisiones contaminantes. Cambiarlo no lleva mucho tiempo (apenas 1,5 horas), pero la pieza es cara. El precio total sería de 1.632 €. Su deterioro lo sufren especialmente los coches que solo circulan en ciudad, experimentado una obstrucción del mismo, por lo que se recomienda salir a carretera cada cierto tiempo y llevarlo ligeramente revolucionado (2.000-2.500 rpm) para su regeneración.
Y en último lugar, y aunque no es uno de esos elementos críticos para el funcionamiento de un coche, ¿quién no puede vivir hoy en día sin el aire acondicionado? Repararlo nos puede costar unos 1.380 euros, precio calculado en relación a una pieza del sistema de climatización del compresor. Encenderlo de vez en cuando sin necesidad de esperar al verano y evitar la acumulación de polvo, polen u otras partículas ayudará a que el sistema funcione mejor durante más tiempo.