Radares fijos, móviles o de tramo, drones, helicópteros… Sí, la velocidad es el mecanismo de control estrella de la DGT en carretera, pero no es, ni mucho menos, el único. Cada día adquieren más protagonismo en las tristes cifras de siniestralidad las distracciones, y controlar el uso del móvil, por ejemplo con nuevas furgonetas camufladas que ya circulan por casi toda España, es ahora parte muy activa en las nuevas estrategias de Tráfico.
Pero hay más infracciones graves que suponen un grave riesgo para la seguridad en carretera. Una de ellas, además, se ha convertido en un problema de primer nivel en nuestro país, por la alta incidencia que está causando en la accidentalidad. Hablamos, cómo no, de la ITV, una inspección obligatoria para los coches y que en la actualidad presenta tasas de absentismo que han llegado, incluso, a superar el 40 por ciento.
La ITV es fundamental como mecanismo de garantía de que el vehículo con el que circulamos se encuentra en perfecto estado. Ese es el mensaje que transmite tanto la DGT, como las distintas asociaciones de ITV en España, capaces de evitar un gran número de muertos en accidentes generados por el mal estado de muchos de los vehículos que circulan sin ningún control.

Así son las cámaras que controlan la ITV
Sin embargo, dado que el mensaje parece no terminar de llegar a todos los conductores, la DGT ya ha activado un nuevo mecanismo que permite conocer qué coches que circulan por carretera cuentan con la ITV en vigor y cuáles no, para en estos casos proceder a notificar la sanción. Son las 225 cámaras de control que ya hay instaladas tanto en vías convencionales como en vías rápidas, y que actúan leyendo las matrículas para comprobar el estado real. Estas mismas cámaras, según ha confirmado la DGT, sirven además para comprobar también si el conductor lleva el cinturón de seguridad y para vigilar el uso del móvil al volante.
La ITV caducada, con las nuevas normas de la DGT, supone una multa económica de hasta 200 euros, obligando incluso a pasar la inspección inmediatamente a todos aquellos vehículos que no la tengan y no estén dados de baja. Si, por el contrario, el vehículo ha acudido a inspección pero no la ha superado por defectos, el propietario tiene un plazo máximo de 2 meses para reparar el vehículo y volver a pasar la ITV. Hasta ese momento, eso sí, solo tiene permitido desplazarse hasta el taller y a la estación de ITV.
Pero si la calificación es ya negativa, el vehículo tiene prohibido circular: solo puede transportar el coche hasta el taller en grúa o exponerse a multas entonces de hasta 500 euros.