El tema, nuevamente, es de máxima actualidad. En plena discusión entre quienes abogan por reducir las velocidades en las carreteras para limitar un factor recurrente en la siniestralidad y entre quienes consideran que los actuales valores están desfasados por aplicarse hace décadas cuando los coches no contaban ni con la tecnología ni con la seguridad que hoy demuestran, los países comienzan individualmente a tomar partido.
Nuevos países proponen elevar los límites a 150 km/h
En los últimos días hemos conocido cómo la República Checa acaba de aprobar en su Congreso un aumento del límite máximo de velocidad de 130 a 150 km/h para ciertos tramos de sus autopistas y autovías. Al mismo tiempo, en Italia el ministro de Infraestructuras y Transportes también realizó está propuesta durante la pasada primavera, al considerar que los 150 km/h de velocidad máxima están mejor adaptadas hoy en día, también en determinados tramos considerados seguros y con buena visibilidad, a la potencia real y a las condiciones de los vehículos modernos.
Mientras tanto, otros países como Polonia o Bulgaria cuentan ya con límites de velocidad de hasta 140 km/h, mientras que en Croacia, Eslovaquia, Luxemburgo, Rumanía, Eslovenia, Hungría, Austria o Grecia, se puede llegar a circular hasta 130 km/h. Un caso excepcional es Alemania, donde en ciertos tramos de sus conocidas Autobahn no existe límite de velocidad… a pesar de que importantes sectores del país llevan años pidiendo que se elimine esta medida y se impongan nuevos límites que no puedan superarse, no solo ya por seguridad, sino también como medida de ahorro de combustible y de reducción de las emisiones contaminantes.

España aboga por la reducción de velocidad y hay países con límites a 100 y 110 km/h
Por el lado contrario, países como España siguen fijando sus límites máximos en 120 km/h en autopistas y autovías, e incluso abogan por políticas de reducción, como hemos visto en nuestro país con la nueva Ley de Tráfico que ha eliminado en carreteras convencionales la norma de permitir superar en 20 km/h el límite máximo en adelantamientos o ha limitado incluso la circulación en ciudad a 20 y 30 km/h en función de las vías, como medidas de protección contra los usuarios vulnerables y con vistas a reducir la siniestralidad en carretera.
Hay incluso países que hoy en día en Europa cuentan con límites incluso inferiores en la circulación por autopistas y autovías, como son Suecia (con un límite máximo de 110 km/h), Noruega y Chipre (con 100 km/h de velocidad máxima) o Estonia, donde a pesar de que por regla general no se pueden superar los 90 km/h en autopistas y autovías, si la vía dispone de doble calzada y circulamos en verano, podremos alcanzar hasta los 110 km/h. No nos preguntéis por qué…
Nuestros lectores consideran que el límite debería fijarse en 140 km/h
Ante esta realidad y ante tal disparidad de criterios, os hemos querido preguntar a través de nuestra comunidad en la red social de Linkedin : ¿cuál debería ser el límite de velocidad en España en autopistas y autovías? Y los resultados han sido más que evidentes tras más de 3.400 vistas y 304 votos.

Para el 69% de nuestros lectores, el límite de velocidad en autopistas y autovías debería ser en España de 140 km/h. Por su parte, el 23 por ciento considera que sería más correcto elevarlo a 130 km/h y un 5 por ciento de los participantes lo mantendría como hasta ahora, en 120 km/h. Por último, solo el 3 por ciento de las votaciones abogan por la reducción del límite de velocidad a 110 km/h.
El Movimiento 140 ya luchó por incrementar la velocidad hasta este límite superior
Hay que recordar que, hace más de una década, en España precisamente ya se movilizó una importante campaña abanderada por el denominado Movimiento 140, una plataforma que solicitaba elevar precisamente los límites de velocidad en autopista y autovía hasta esos mismos 140 km/h votados ahora mayoritariamente.
En su momento, esta comunidad justificaba esta solicitud en base a que 140 km/h ya era una velocidad legal en muchos países de Europa y más coherente tanto a los actuales trazados de las vías rápidas como a las capacidades de los automóviles, al tiempo que justifica que el 72,8% de las víctimas mortales se producían en carreteras convencionales, y no en autopistas o autovías. Según denunciaba este colectivo, “las actuales limitaciones de velocidad son del año 1972 y fueron tomadas por razones energéticas y no de seguridad”.