El sector del automóvil en Europa se enfrenta a meses críticos. La competencia asombrosa de nuevas marcas chinas, el estancamiento de la movilidad eléctrica a la que muchos fabricantes ya habían claudicado, las próximas multas por incumplimientos medioambientales y la futura prohibición de venta de todos los vehículos de combustión en la UE a partir de 2035 asfixian a la industria, anunciándose ya fuertes recortes de empleo e importantes pérdidas productivas. Ante esta realidad, nuevas corrientes intentan frenar lo que, hasta hace pocos meses, parecía imposible.
Y hablamos ahora de la aprobación comunitaria ya de la prohibición de venta de los coches diésel, gasolina e híbridos en solo una década. Al grito de auxilio emitido ya por todos los fabricantes automovilísticos europeos, se han sumado importantes países como Italia, Polonia y Alemania y, ahora, incluso el mayor grupo político del Parlamento Europeo. Todos piden ya al unísono que se revise y, en el peor de los casos, prorrogue una normativa que puede terminar de hundir a una industria vital en nuestro continente.
Nuevos síntomas de que la prohibición de venta podría reconsiderarse
Nuevos síntomas nos hacen pensar hoy que esta petición, quién sabe, podría ser realidad. Al menos, hoy tiene más probabilidades. Algunos fabricantes, como Volvo, ya han reculado en sus estrategias anunciadas de electrificar toda su gama, mientras que la propia UE parece abrirse en las últimas horas a estudiar nuevos planes, ya que la propia presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ha encargado ya al nuevo comisario de Transporte comunitario, Apostolos Tzitzikostas, la elaboración de un nuevo plan industrial para la automoción, convocando además a un nuevo "diálogo estratégico" sobre el futuro de la industria automovilística en Europa.

Este debate, tal y como hemos conocido en las últimas horas, podría ahora acelerarse tras filtrar la agencia Reuters un nuevo borrador de un documento en el que el mayor grupo político del Parlamento Europeo, el Partido Popular Europeo (PPE), pide ya expresamente a Bruselas que esta prohibición de venta de los vehículos de combustión “debe ser revertida”. Con esta solicitud ya formal y expresa, el grupo político espera añadir más presión a las autoridades comunitarias para evitar lo que, en su opinión, puede ser una sentencia de muerte para muchos fabricantes europeos.
El documento del PPE solicita que el motor de combustión siga sobreviviendo a la movilidad eléctrica más allá de la próxima década, señalando incluso textualmente que los fabricantes puedan también poder seguir vendiendo vehículos híbridos enchufables, que pasarían igualmente por sus motores de combustión a estar prohibidos.
Del mismo modo, incluso antes de que llegue esta normativa, el Partido Popular Europeo pide también que las regulaciones de emisiones más estrictas previstas para los motores y que deberían entrar en vigor a partir del año que viene, se retrasen hasta al menos 2027 para proteger a las automovilísticas del pago de multas que ya se prevé que sean millonarias por los incumplimientos medioambientales. El CEO de Renault, Luca de Meo, ya ha realizado incluso cálculos, asegurando en las últimas horas que estas multas por el desvío en los objetivos de emisiones de cada fabricante supondrán a la industria europea pagos por valor de hasta 15.000 millones de euros en sanciones.

La UE, de momento, reacia a prorrogar o revertir la prohibición
Quedar ahora por ver cómo va a afectar al nuevo diálogo esta nueva presión introducida por el Partido Popular Europeo, muy influyente teniendo en cuenta su elevada cuota de participación tanto en el Parlamento como en la nueva Comisión Europea recientemente nombrada. Fácil desde luego no va a ser revertir la situación, algo que en principio quedó descartado hace solo 10 días tras el nombramiento de la española Teresa Ribera como nueva vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea responsable de Competencia y políticas climáticas.
Ante la pregunta de si la UE dará marcha atrás en la prohibición de venta de vehículos de combustión, Teresa Ribera aseguró que “no es algo que se plantee la Comisión Europea y diré que no es algo que se plantea prácticamente nadie”. La ex ministra española del PSOE subrayó además que la pregunta ahora mismo es “cómo se puede combinar y acompañar a la industria del automóvil europeo en un proceso de transformación que está en marcha y en una carrera industrial a nivel global que se activó ya hace años”. Esta, de momento, es la única postura oficial de las autoridades comunitarias.