El Servei Català de Trànsit ha hecho una importante inversión en cuatro radares autónomos, de los cuales dos ya han sido instalados y empezarán a funcionar este mismo mes de abril para reforzar la seguridad vial y aumentar los ingresos. Los otros dos se colocarán a lo largo del año y empezarán a multar antes de 2025.
Aprobación
La adquisición de estos radares por parte del Servei Català de Trànsit fue aprobada por el Govern el verano pasado. Estos se moverán por las carreteras de la comunidad autónoma española, priorizando las zonas con mayor concentración de accidentes y donde la velocidad excesiva, suele ser un problema. Según los datos del servicio catalán, las ubicaciones con radares cuentan con una reducción de hasta un 70% de la tasa promedio de accidentes en un período de cinco años.
El coste de los cuatro radares ha sido de 1.067.391,02 euros. En el presupuesto se incluye el material necesario para gestionar de forma centralizada las infracciones registradas por los radares, cuyo funcionamiento estará integrado en el sistema de cinemómetros del Servei Català de Trànsit.

Así son
Los radares autónomos fueron inventados en Alemania por la empresa Vitronic e introducidos en el mercado en 2016. Estos están dotados de las últimas tecnologías y, aunque a nivel visual son parecidos a los radares fijos, estos son capaces de, como su propio nombre indica, moverse por sí mismos, sin necesidad de que ningún agente lo haga.
Los radares autónomos se componen de un chasis, unas ruedas retráctiles y una renovadora tecnología. Su peso es de más de una tonelada y media lo que dificultará el hecho de vandalizarlos y otros posibles daños.
¿Cómo funcionan?
Esta tecnología les permite moverse sin la ayuda de una persona, yendo de un lado a otro de la carretera, pudiendo actuar multando en una recta un día y, al siguiente, en la curva posterior, siendo capaces también de capturar la velocidad en ellas. Usan un láser de amplio alcance, capaz de captar a un vehículo a una distancia de hasta 75 metros, detectando también infracciones en varios carriles a la vez.
Estos radares se pueden mover de manera autónoma durante 10 días, siendo alimentados por conexión Wi-Fi. La clave de estos es que pueden desplazarse de un lado para otro de la vía donde están ubicados con el fin de aprovechar el factor sorpresa, pillando a los infractores desprevenidos y enviando las sanciones al instante.
Muchas multas
Su tecnología avanzada y su conexión a Internet explica por qué este tipo de radares registran en países como Francia un promedio de 14.000 multas al año, lo que supone cinco veces más que un radar móvil o tres más que uno fijo.