Se trata de una inversión en Cataluña, comunidad en la que el tráfico no lo controla la DGT al tener las competencias trasferidas, con la cual pretenden reforzar la seguridad vial y combatir el exceso de velocidad, el cual sigue siendo la principal razón de multas y una de las que más accidentes causa, para lo que van a adquirir cuatro radares autónomos.
Desde Cataluña
La adquisición de estos cuatro dispositivos por parte del Servei Català de Trànsit se va a realizar después de que este desembolso fuera aprobado por el Govern en el verano de 2023, después de lo que han anunciado que dos de ellos entrarán ya en funcionamiento desde abril de este mismo año, mientras que los otros dos se pondrán en marcha a lo largo de 2024.
La inversión en la compra de estos dispositivos ha sido de más de un millón de euros, donde está incluido el suministro del equipamiento necesario para que el Servei Català de Trànsit gestione centralizadamente las infracciones captadas por los radares, y así se integran en el sistema del DCT de cinemómetros.

Radares autónomos
Estos radares fueron inventados por la empresa Vitronic en Alemania e introducidos en el mercado desde 2016. Estos están dotados de las últimas tecnologías y, aunque a nivel visual son parecidos a los radares fijos, los autónomos son capaces de, como su nombre indica, moverse por sí mismos, sin la necesidad de que ningún agente lo haga.
Estos radares están compuestos por un chasis, unas ruedas retráctiles y una renovadora tecnología que les hace moverse sin la ayuda de una persona, yendo de un lado a otro de la carretera. Por ejemplo, un día pueden estar multando en una recta y el día después en la curva siguiente, porque sí, también son capaces de captura la velocidad en curva.
Los radares autónomos usan un láser de amplio alcance que puede es capaz de alcanzar un vehículo hasta a 75 metros de distancia, permitiendo la detección de infracciones en varios carriles simultáneamente. Además, su peso de más de una tonelada y media evitará el vandalismo y otros posibles daños.
Cuentan con una autonomía de 10 días y se alimentan mediante conexión Wi-Fi, pudiendo desplazarse por la vía donde está ubicados para así aprovechar el factor sorpresa y poder capturar a los infractores desprevenidos y además, son capaces de gestionar las sanciones de manera inmediata.
Estos ya han tenido éxito en países como Francia, donde han registrado una media de 14.000 multas al año por dispositivo, lo que supone cinco veces lo que lo hacen los móviles y casi el triple que los radares fijos, gracias a su capacidad para moverse de manera autónoma y a su tecnología avanzada, que los convierten en una herramienta eficaz para combatir el exceso de velocidad y mejorar la seguridad en las carreteras.

En Cataluña
Estos radares se van a desplazar por las carreteras catalanes, priorizando las zonas donde se hay habitualmente una mayor concentración de accidentes y donde la velocidad excesiva suele ser un problema.