Se trata de una duda muy habitual entre los compradores de coche eléctrico, qué tamaño de batería es el adecuado. Y es que muchos modelos ofrecen la posibilidad de elegir entre dos capacidades de batería diferentes, con una diferencia de precio y prestaciones abultada. ¿Qué tenemos que mirar para no equivocarnos?
Cuestión de presupuesto
Para empezar, debemos tener claro que no todo es una cuestión de coste, pero sí que el coste es muy importante. La diferencia de precio entre la versión con menos capacidad de batería y más suele ser abultado, yendo desde los 4.500 euros a los 6.000 o incluso más. Así en el caso del Cupra Born la diferencia entre la versión con 58 kWh y la de 77 kWh ronda los 4.500 euros. En el caso del Volkswagen ID.3, la diferencia es de 6.000 euros. Esta diferencia de precio suele ser directamente proporcional a la de capacidad de la batería.
Hay modelos cuya diferencia de precio entre las dos versiones es muy pequeña porque las de capacidad es también pequeña. Algo que ocurre en el Citroën ë-C4 Eléctrico, cuya diferencia entre las versiones con la batería de 50 kWh o de 54kWh es de apenas 600 euros, a pesar de que la versión con batería más grande cuenta con más potencia del motor -y la diferencia de autonomía es de unos 70 km-.

Y es que en la mayoría de los casos no podemos comparar unas versiones y otras en igualdad de condiciones porque las versiones con batería de mayor capacidad están asociadas a una mayor potencia del motor y a acabados superiores. Por ejemplo, en el caso del Hyundai Kona, la diferencia a igualdad de acabado entre el modelo con batería de 39 y de 64 kWh es de unos 5.000 euros. Bien es cierto que este ultimo se asocia a un motor más potente de 150 kW (204 CV).
Cuestión de autonomía
En este contexto vemos que lógicamente montar una batería más grande nos da más autonomía, que suele ser directamente proporcional a esa diferencia. Ahora bien, en ocasiones la diferencia entre unas versiones con la batería más pequeña y la grande es muy llamativa y puede ser un enorme hándicap. Hablamos de versiones que podrían limitar el uso que le demos. El día a día nuestras necesidades son menos exigentes, por lo general recorremos menos kilómetros. En el caso de viajes más largos puede constreñirnos. Sobre todo, porque hablamos de la autonomía homologada, que luego en la conducción real vemos un menor rendimiento.
Así, en modelos como el Mégane E-Tech hay que optar entre los 300 kilómetros de un Equilibre EV40 standard charge a los 470 del Mégane E-Tech optimum charge cuya batería tiene 60 kWh.
En el caso del Fiat 500, disponible con batería de 21 o 37 kWh, la diferencia está entre 190 o 330 km. En el caso del VW ID.3, la diferencia entre versiones ronda los 130 km, alcanzando los 559 la de 77 kWh.
En el Kia EV6, la diferencia de autonomía entre la versión de 58 kWh o de 77 kWh (asociada ésta a un motor con una potencia de 229 CV) es de 134 km, 394 y 528.

Más flexibilidad
Un factor a tener en cuenta es la flexibilidad que aporta un coche eléctrico con una batería de más capacidad. Una gran ventaja es que con un coche con una batería más grande no requiere tanta planificación. No tienes que planificar de igual manera en tu día a día. Te permite ser un poco más flexible.
Además, el hecho de disponer de una batería más grande hace que el vehículo pase menos tiempo en un cargador, pudiendo hacer viajes largos sin necesidad de recargar, -los coches eléctricos con batería más grande suelen tener una mayor potencia de motor y mayor rendimiento de carga en el cargador-.
La vida útil de las baterías
Las variantes de batería más grandes, de acuerdo con un estudio del ADAC alemán, aportan otra ventaja. Su mayor vida útil. Y esto es debido a que una batería más grande necesita menos ciclos de carga para el mismo kilometraje. Es decir, después de 200.000 kilómetros recorridos un coche con una autonomía de 200 kilómetros ya ha pasado por al menos 1.000 ciclos de carga mientras un coche eléctrico con una batería mayor y una autonomía de 300 kilómetros km solo ha pasado por 670 ciclos de carga.
Es posible concluir, afirman desde el Club Alemán, que las baterías pequeñas envejecen más rápido. Esta degradación de la batería que conlleva el paso de los años no afectará tanto a una batería grande como a una pequeña.
Ahora bien, es fundamental el uso que le demos a la batería. Mantenerla entre el 20 y el 80 por ciento habitualmente hará que la vida de la batería se mantenga en plena forma.

Más huella de carbono
Otro aspecto a tener en cuenta es que desde una perspectiva ecológica, cuanto mayor sea la batería, mayor será la huella de CO2. Los cálculos estiman que la producción de baterías genera alrededor de 100 kilogramos de CO2 por kW/h.
Esto quiere decir, según el ADAC, que para un Hyundai Kona fabricado en 2021 producir una pequeña batería de 39, 2 kWh generaba unas emisiones 3.920 kg de CO2, mientras que para producir la batería grande se originan 6.400 kg. Es decir, que cuando el Kona con batería grande se matriculó, ya habría generado tanto CO2 como el Kona con batería pequeña que hubiera recorrido 30.000 kilómetros.
Además, una batería más grande tiene unas necesidades mayores de materias primas. Lo que significa materiales más raros y costosos.
Más consumo
Un factor que no podemos olvidar es que una batería más grande es más pesada y por lo tanto va a incrementar el consumo del vehiculo. Pone el ejemplo de un Hyundai Kona, en el que la diferencia entre una versión y otra equivale a 0,4 kWh cada 100 kilómetros. Si bien puede parecer poco, es poco si se multiplican por toda la vida del vehículo, hablamos de una importante cantidad. Por no mencionar el CO2.