Un buen eléctrico lleva en su "depósito" de electrones de la batería, el equivalente a entre 3 y 10 litros de combustible. No te asustes. La esencia del coche eléctrico, el altísimo rendimiento de su motor y de la batería, consiguen que casi cada "gota" de electricidad se aproveche, mientras que en un motor de combustión el 60 por ciento se pierda. Afortunadamente, el eléctrico a bajo régimen mantiene su rendimiento excepcional, al contrario que el coche de combustión, que dispara sus consumos por kilómetro en los atascos. Afortunadamente, también, la aerodinámica suele ser muy buena en los eléctricos.
Los coches eléctricos fallan, sin embargo, en lo que pesa su almacén de electrones. Incluso siendo de litio, se necesitan unos 200 kilos de batería para esos 30 kWh. Conociendo y entendiendo todo lo anterior, sabes lo que no tendrás que hacer con un coche eléctrico, y lo que sí para sacar lo mejor de él. Ahí van por tanto los 10 mejores consejos que nuestro equipo de Pruebas ha recopilado para tí.
1. Acelera con suavidad
Cuanto menos enérgica sea la aceleración, menor fuerza empleada, menor energía, menor calentamiento (que de nuevo, mejor rendimiento y aprovechamiento de la electricidad). Te será difícil, porque el tacto poderoso en la respuesta inicial al acelerador invita a conducir como si llevaras un deportivo. Pero si te limitas a los primeros metros al salir de un semáforo…

2. Conducir bien
Es decir, adelantarte a la situación, ajustando el acelerador con cuidado, para no acelerar, ni frenar. En ciudad puedes permitirte alguna licencia. Podrás recuperar parte de esta energía al retener —algunos eléctricos frenan con mucha fuerza sin tocar el freno, solo con levantar el pie del acelerador— aunque siempre que hay trasiego de energía hay pérdidas.
Cargar la batería provoca que se caliente, hay unas pérdidas de energía en la recarga (que paga quien pague la recarga). Cuando la batería cede energía al motor, se calienta; como se calienta el motor al funcionar empujando el coche. Cuando retiene y la inercia del coche mueve el motor, éste también se calienta, aunque es capaz de revertir la operación y recuperar energía eléctrica para la batería. Y ésta se calienta también. ¿Por qué esta obsesión con el calentamiento? Porque genera pérdidas de energía. Por eso…
3. En carretera, ajusta bien la velocidad, anticípate
Aquí hay muchos kilovatios en juego, porque la lucha contra el aire requiere mucha potencia. Mantén la velocidad o, mejor, haz como los camiones, mantén una presión sobre el pedal todo lo constante que puedas. Si llega una subida, que no te importe perder algo de velocidad de crucero. Cuando llegue la cuesta abajo, aligera un poco el acelerador, intenta ganar velocidad sin tener que aportar tú la energía de la batería. Si llegara el caso de que vas más deprisa de lo que deseas, ahí sí tendría sentido regenerar y que la batería se recargue. Como los camiones, pero tú tienes la ventaja de que no frenarás, tu freno-motor te dará energía. Ojo, que se calentará un poco la batería —que ya se habría calentado para afrontar la subida—, pero salvo que trates de batir algún récord, todo estará bajo control.

4. No te dejes engañar por cantos de sirena sobre acelerar
Porque luego podrás recuperar una parte de esa energía, no es bueno. En cambio, si estuvieras muy, muy justo de autonomía, sí tendría sentido regenerar para conseguir llegar a destino o a un punto de recarga. Todo sea por no quedarse tirado. Eso sí, regenerar es a base de perder velocidad, y eso supone que tus velocidades medias serán menores. La recarga de la batería es un proceso igual de importante que cómo consumas luego esa energía. Las recargas lentas, con poca potencia, son buenas, porque habrá poco calentamiento, pocas pérdidas, poco estrés para la batería. Por eso…
5. Cuanto más lenta la recarga, mejor para tu bolsillo
Las recargas rápidas y ultra-rápidas son ya caras. Hay fabricantes que piensan tarifar una recarga ultra-rápida al precio que tendría un depósito de combustible de un coche equivalente. Tienen sus razones, porque los postes de recarga y sus seguridades son caros —piensa que llegan hasta 350 kW, como la acometida de un edificio, pero todo en un solo enchufe— y la energía que sirven las compañías eléctricas para esa potencia, también la facturan cara. Ah, y tanta potencia también conlleva pérdidas de rendimiento superiores, mientras trabajen a igual voltaje.

6. Calienta tu coche durante el invierno conectado al enchufe
Así evitarás que la calefacción robe energía durante la marcha, aunque el proceso también supondrá cierto calentamiento de la batería. Ya sabes que los coches eléctricos tienen un elevado rendimiento porque no tienen que disipar el 60% de la energía de la gasolina o del gasóleo por el tubo de escape o mediante el líquido de refrigeración. El térmico funciona a temperaturas tan altas que el problema es disipar todo el calor que se genera. En el caso de los motores eléctricos se pierde tan poco calor que por eso su rendimiento es muy elevado. Si aprovecha muy bien la energía que lleva en la batería, queda muy poca energía "sobrante" para caldear el habitáculo. En general, se emplean sistemas de climatización por bomba de calor que toman la energía de la batería (y se la restan de recorrer kilómetros). Y toman mucha: puedes leer en ocasiones hasta 3,5 kW de potencia consumida, lo que significa que una batería de 35 kWh de capacidad, en 10 horas de calefacción a tope se habría auto-consumido sin mover el coche.
7. Programa la carga en los tramos horarios favorables, durante la noche
Y programa también la calefacción, que hará uso de la batería, pero como seguirá conectada, no perderá capacidad energética.
8. Usa los accesorios de calefacción en invierno, porque no necesitas caldear todo el habitáculo si vas solo
Incluso si van cuatro ocupantes no hace falta tener caliente el aire del habitáculo para sentir confort climático. Hay experimentos que demuestran que ventilando el asiento en verano o calefactándolo en invierno, se precisan tres grados de temperatura menos para el mismo grado de confort térmico. Un mundo, en términos de energía. Y con el volante calefactado, las manos frías por llevarlas en una posición elevada desaparece, y también la necesidad de sobrecaldear el habitáculo.

9. Ventilación de los asientos
Por lo anterior...Si quieres reducir el uso del aire acondicionado, emplea la ventilación de los asientos, que se ofrece en muchos eléctricos, no como un lujo, sino también como un uso más eficiente de la energía a bordo.
10. Un consejo ambivalente: controla la presión de los neumáticos
La pérdida de energía por rodadura supone un factor constante, casi independiente de la velocidad —salvo a muy altas velocidades— de manera que con una presión adecuada o ligeramente alta se mantendrá el consumo conforme prevé el fabricante.