Volkswagen Golf Cabriolet, el sueño de rodar hoy en uno de los mejores descapotables clásicos

Cada vez hay más aficionados deseosos de rodar a bordo de un descapotable clásico. Entre ellos, uno de los más difundidos es el Volkswagen Golf, con capacidad para llevar a cuatro personas, y que destaca por su polivalencia y manejabilidad junto a un motor potente y elástico.

Revista Motor Clásico.

Volkswagen Golf Cabriolet, el sueño de rodar hoy en uno de los mejores descapotables clásicos
Volkswagen Golf Cabriolet, el sueño de rodar hoy en uno de los mejores descapotables clásicos

Antes de que los Volkswagen Escarabajo con carrocería descapotable dejasen de producirse en Wolfsburg el 10 de enero de 1980, en el Salón de Ginebra de 1979 se dio a conocer la versión Cabriolet del Golf. El proyecto de concebir este modelo nació en 1976, cuando todavía se seguían montando en la factoría de Karmann los Escarabajo cabriolet. En aquel momento, el éxito comercial del Golf aseguraba que una variante abierta del polivalente de tracción delantera y motor transversal iba a sustituir al célebre todo atrás sin mayor dificultad. 

Desarrollado por ingenieros de Volkswagen y Karmann 

El desarrollo y la puesta en fabricación del nuevo cabrio por parte de los ingenieros de Volkswagen y de Karmann llevaron más de dos años, debido a que la variante con techo de lona necesitaba los oportunos refuerzos de la carrocería monocasco, a fin de garantizar la protección de los ocupantes ante un vuelco. En cualquier caso, en aquella época apenas había demanda en el segmento de los descapotables, y sería mejor considerarlo como el sucesor del Volkswagen Escarabajo cabriolet, dentro de una transición progresiva de un modelo al otro.

Volkswagen Golf Cabriolet Quartett
Volkswagen Golf Cabriolet Quartett.

Hasta su cese de producción en 1993, las carrocerías de las versiones cabriolet del Golf se elaboraban en la planta Karmann de la ciudad germana de Osnabrück. Allí se realizaba su producción al completo, con el ensamblaje de las piezas procedentes de Wolfsburg. Junto a la rigidez de la carrocería, hubo una atención especial a que la capota contase con un aislamiento extraordinario, que impidiese la entrada de agua bajo una fuerte tormenta o cualquier entrada de aire. Contaba para ello con cinco capas distintas, por lo que los dueños de este descapotable pueden emplearlo todo el año.

Versiones del Volkswagen Golf Cabriolet

En sus inicios, el Golf cabriolet se comercializó con el acabado GLS y el motor de 1.460 cc y 70 CV; alque se sumó la versión GLi, más equipada y provista del motor de 1.588 cc y 110 CV, alimentada por inyección del mismo modo que los Golf GTi. Otro elemento digno de tener en cuenta es que ya en su desarrollo se instaló un arco de seguridad, que junto a su protección a los ocupantes en caso de vuelco contribuía a mejorar la rigidez del monocasco. De hecho, la incorporación de dicho arco favoreció las ventas en el mercado estadounidense, más exigente en materia de seguridad, donde se denominó Volkswagen Rabbit.

Esta unidad, matriculada en julio de 1988, dispone de los cambios incorporados en 1987, que incluyen unos parachoques de mayor tamaño y que aumentan la longitud de la carrocería en 75 mm. También eran novedad la parrilla de cinco lamas horizontales, las protecciones delante de los pasos de ruedas traseros y las taloneras en la zona central.

Volkswagen Golf Cabriolet Quartett
Interior del Volkswagen Golf Cabriolet Quartett.

Así es el VW Golf Cabriolet Quartett

Ofrecida en los colores Blanco Alpino, Azul Helios y Rojo Pimiento, esta versión recibía el nombre de Quartett y se podía elegir entre los tres tonos de carrocería, capota y tapicería. Había por tanto 64 posibles combinaciones, aunque la más habitual era la de colores completamente blancos, como el protagonista de este reportaje.

Su dueño actual es Xavi, quien antes de comprar este ejemplar se dedicó a estudiar otros candidatos. Durante la toma de decisión, llegó a la conclusión de que lo ideal era conseguir uno en el mejor estado de conservación posible y que tuviese la dirección asistida opcional, pero que careciese de elevalunas eléctricos, cierre centralizado y capota de accionamiento eléctrico. Con dedicación, dio finalmente con éste hace once años en Valencia, a donde se desplazó en tren y regresó a Barcelona al volante de su flamante descapotable blanco.

A continuación, lo llevó de inmediato a su taller de confianza, donde realizaron una revisión general, el cambio de aceite y filtros, más una limpieza a fondo de la carrocería y del interior con el único empleo de agua y jabón. El día de la prueba, el cuentakilómetros señalaba algo menos de 133.000 km, si bien su excelente apariencia impide suponer semejante cifra. Dado que en 1988 aún estaba sujeto a los aranceles de importación, el precio de este coche rondaba los tres millones de pesetas, cantidad similar a la de berlinas de la categoría media-alta bastante más equipadas. En cambio, su estética —aún vigente, incluso con el Golf Mk2 ya en el mercado— y la calidad de acabado favorecieron en buena medida sus ventas, pese al equipamiento un tanto escaso.    

Volkswagen Golf Cabriolet Quartett
Volkswagen Golf Cabriolet Quartett.

 Al volante, primero cerrado y con la capota puesta    

Todavía con la capota cubriendo nuestras cabezas, la postura al volante está bien estudiada y los mandos van situados en el lugar idóneo. También se agradece el diseño anatómico del asiento, en tanto que el color blanco de la tapicería y los guarnecidos propicia un entorno limpio y vistoso. En cuanto a la instrumentación, dispone de un velocímetro graduado hasta 220 km/h y un cuentavueltas cuya zona roja comienza en las 6.400 rpm, además del aforador de gasolina en el depósito, el termómetro del líquido refrigerante y un reloj digital que oculta un pequeño ordenador de a bordo, en el que se puede consultar la temperatura del aceite, el consumo medio, el consumo instantáneo, la temperatura exterior, las velocidades medias y la distancia recorrida.  

En la mañana soleada, nos hemos citado en una zona montañosa de la costa barcelonesa, donde el Mediterráneo como fondo y las carreteras viradas crean un ambiente oportuno para gozar con este descapotable. Tras poner en marcha el motor de inyección y todavía con la capota sin plegar, desde que comenzamos a rodar se pone de manifiesto la bondad de la dirección asistida, que aúna un accionamiento suave en parado con un manejo ágil en las curvas. Eso sí, hay que acostumbrarse a una visibilidad trasera perjudicada por la superficie de los montantes traseros, que obliga a controlar la zaga desde los tres retrovisores, con el izquierdo y el derecho regulables desde el interior.

Un motor muy elástico y un bastidor muy rígido

También se aprecia desde los primeros metros la elasticidad y potencia del motor, cuyos 112 CV se ven ayudados por un peso en vacío de 940 kg. Además del buen rendimiento de esta probada mecánica, sobresale su margen de utilización, ya que dispone de una respuesta efectiva desde casi el ralentí, y consigue un par motor generoso entre las 2.500 y las 5.000 vueltas. Y si en un momento dado queremos extraer toda la caballería, basta con dar gas a fondo para ver cómo el cuentavueltas va subiendo hasta superar las 6.000 vueltas y llegar al corte de inyección. De hecho, la mayor virtud de este motor reside precisamente en su elasticidad y versatilidad, pues se comporta igual de bien en una conducción tranquila como cuando se le exige al máximo.

Volkswagen Golf Cabriolet Quartett
Motor del Volkswagen Golf Cabriolet Quartett.

En uno u otro caso, sobresale el buen trabajo de Karmann para cuidar la rigidez del bastidor, que se traduce en un comportamiento parecido al de las versiones cerradas gracias a la falta casi nula de la típica torsión de los descapotables. Aun con todo, las suspensiones tienen menos recorrido que en las versiones cerradas de la segunda generación, motivo de que no resulten tan cómodas. Si viajan a bordo cuatro personas sobre asfalto con irregularidades se comprueba un rodar más tosco y una mayor dificultad para conseguir un buen compromiso entre el confort y el comportamiento.

En cuanto a los frenos, los discos ventilados delanteros y los tambores traseros cumplen con eficacia, ayudados por el peso contenido del modelo y la modulación progresiva con que actúa el servofreno. Carece de sistema antibloqueo ABS, pero es fácil controlar la presión sobre el pedal y conseguir buenas deceleraciones. Al respecto, no debemos olvidar que estamos ante un coche de colección y que por tanto su dueño tiene especial cuidado en conservarlo de la mejor manera posible. Igualmente, es necesario acostumbrarse al mando del cambio, cuyo mecanismo mediante varillas tiene un tacto de menor precisión que con el sistema de cables empleados en la serie posterior.

Con el cielo por techo, ¡desplegamos la capota!

Una vez llegados a una zona despejada, procedemos a plegar la capota, para lo cual es preciso soltar un seguro y aflojar ambos enganches que la sujetan al marco superior del parabrisas. Después, es suficiente con tirar hacia atrás de ella y del arquillado, hasta anclarla a los dos trinquetes. Mientras tanto, el interior se ha llenado de luz y el coche se ha vuelto más bonito en cuanto hemos colocado el cubrecapota. Y un vistazo a las plazas traseras sirve para comprobar que sus dos pasajeros cuentan con un espacio generoso, unido a que poseen sus respectivas manivelas para subir las ventanillas hasta la mitad. Como contrapunto, el cubrecapota dificulta el cálculo de la distancia hasta el final de la zaga, que deberemos calcularlo a ojo. También se pone de manifiesto la carencia de un portón trasero y que su maletero de sólo 280 litros sea de acceso más dificultoso que en un tres puertas.

Volkswagen Golf Cabriolet Quartett
Volkswagen Golf Cabriolet Quartett.

Nuevamente a los mandos, la atmósfera luminosa reinante y las suaves ráfagas del aire causan sensaciones agradables cuando rodamos a una marcha tranquilla. A medida que aumentamos la velocidad, a más de 80 km/h es suficiente con subir las cuatro ventanillas para que disminuya la fuerza del aire y continuemos disfrutando de la luz que nos rodea. Ahora bien, a 120 km/h y con la capota quitada, los remolinos ocasionados por el aire tienen tanta fuerza que resultan algo molestos, sobre todo para los pasajeros del asiento trasero. Aun con todo, siempre queda la solución de detenerse y volver a extender la capota, una operación que en cuanto se tiene práctica nos llevará menos de un minuto.

En el camino de regreso, con la capota extendida, notamos en la autovía que la carrocería no posee una aerodinámica tan efectiva como en los modelos con techo metálico, si bien lo compensa con un tamaño más compacto y con una sonoridad bastante contenida gracias al buen aislamiento. 

En definitiva, se trata de un cabriolet de imagen vistosa y con un tamaño adecuado para el uso urbano, cuya capota se pliega o extiende en poco tiempo y que hace gala de unas prestaciones brillantes, así como de un comportamiento sano y eficaz. Igualmente, está concebido para tener un óptimo aislamiento a capota cerrada, mientras que resulta muy gratificante utilizarlo a cielo abierto en cualquier estación del año. Y si algún acompañante siente frío, basta con activar la calefacción para que el recorrido sea bastante más placentero.

Volkswagen Golf Cabriolet Quartett
Volkswagen Golf Cabriolet Quartett.

Ficha técnica Volkswagen Golf Cabriolet (1988)

  • Cotización: 12.800 - 3.200 €
  • Motor: 4 cilindros en línea, bloque de fundición y culata de aleación, 5 apoyos de cigüeñal y refrigeración líquida.
  • Posición: delantera transversal.
  • Diámetro x carrera: 81,0 x 86,4 mm.
  • Cilindrada: 1.781 cc.
  • Compresión: 10,0:1.
  • Distribución: árbol de levas en culata, mandado por correa dentada.
  • Alimentación: inyección electrónica Bosch K-Jetronic.
  • Potencia: 112 CV DIN a 5.500 rpm.
  • Transmisión: A las ruedas delanteras.
  • Embrague: monodisco en seco.
  • Cambio: manual, de 5 relaciones. 
  • Bastidor: Carrocería monocasco autoportante, de acero.
  • Suspensión delantera: independiente, tipo MacPherson con muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos telescópicos y barra estabilizadora.
  • Suspensión trasera: ruedas tiradas semiindependientes, unidas mediante eje transversal semirrígido, con muelles helicoidales y amortiguadores hidráulicos telescópicos.
  • Frenos: discos ventilados delanteros y tambores traseros, con doble circuito y servofreno.
  • Dirección: cremallera, asistida, con 3,5 vueltas de volante.
  • Ruedas: llantas de aleación, en medida 6.0-14; y neumáticos 185/60 R 14.
  • Carrocería: Tipo cabriolet, obra de Volkswagen (Giorgio Giugiaro).
  • Batalla: 2,40 m.
  • Vías del./tras.: 1,40/1,37 m.
  • Largo x ancho x alto: 3,89 x 1,64 x 1,40 m.
  • Peso en orden de marcha: 940 kg.
  • Depósito combustible: 68 l.
  • Velocidad máxima: 183 km/h.
  • Aceleración 0-100 km/h: 10,1 s.
  • Consumo medio: 8,9 l/100 km.
  • Presentación: Salón de Ginebra, 1979.
  • Época de fabricación: 1980-1993.
  • Producción: 388.522 ejemplares.

 

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