A partir de dos berlinas de gama superior como el DS “Tiburón” y el 300 SE “Colas”, Citroën de la mano de Chapron y Mercedes-Benz en su propio departamento de diseño hicieron dos descapotables de ensueño y aún más exclusivos. En el caso de Aston Martin y Maserati, el Volante y el Ghibli Spider, respectivamente, eran potentes, llamativos, excitantes y, además, con la posibilidad de disfrutarlos a cielo abierto. Un órdago a los sentidos.
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En España, FASA-Renault también se apuntó a fabricar en Valladolid en los años 60 el Alpine A-108 cabriolet, derivado de la berlineta francesa. Estilo, ligereza y prestaciones se daban la mano. Esas cualidades las encontramos igualmente en el SEAT 850 Sport Spider, un biplaza de talante deportivo, cuyo diseño está todavía a la altura de los mejores descapotables de entonces.

Cambio de tercio. De los cabrios a los grandes “haigas” americanos. En nuestros viajes por aquí y por allá, descubrimos un Packard Eight de los años 30 en un estado de conservación inimaginable. Se mantiene en activo y solo con la pátina de los años. ¡Por favor, no tocar!
Ya en los 80, el Volkswagen Golf marcó un hito en los 80 y el camino de los GTi del futuro. La versión 16 válvulas sigue siendo tan adecuada para ir rápido como para uso diario. Analizamos sus pros y contras en la sección Guía de compra.
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Tres décadas antes, Jaguar fabricó berlinas donde fusionó lujo, amplitud, distinción con un motor de altas prestaciones que dejarían clavado a no pocos cupés. Una curiosidad: un Jaguar Mk VII como el que probamos en este número ganó el Rallye de Montecarlo de 1956.
Entre tanto, en la España de posguerra, los camiones eran los vehículos más demandados para recomponer ciudades, pueblos y mover la economía. El Ford V8 tipo 85 fue conocido como “María de la O”, pero sobre todo por ser uno de los vehículos industriales más sólidos, eficaces y numerosos durante este período.

En el último mes, las actividades vuelven a mover a los aficionados. Una de las más divertidas ha sido la TraveSeat. Esta edición, bautizada como Oktober Seat, reunió 92 Seiscientos. Como una serpiente multicolor, recorrió los sitios históricos de Extremadura. Diversión y anécdotas no faltaron.
Y, por supuesto, Motor Clásico no podía pasar de rendir homenaje a un gran piloto recientemente desaparecido: Nino Vaccarella. El italiano dominó la dura Targa Florio como pocos, al volante de Ferrari y de Alfa Romeo, cómo no. Pero también ganó en Sebring, Nürburgring, Daytona y Le Mans.