Aunque no de forma oficial, Lamborghini corre en GT de la mano del preparador alemán Reiter , en el que la marca ha delegado la evolución de sus coches. Los técnicos de Reiter ya han hecho correr al Murciélago, sinceramente, con más pena que gloria, y ahora tienen en pista el Gallardo dotado únicamente de tracción trasera y no de tracción total, como es en el caso de las unidades de serie. Y lo han hecho dentro de la peculiar clase GT3 de la FIA , que es algo así como un Grupo N de rallyes, lejos de las superprestaciones de un GT1, -bien hecho porque estos tienen los días contados- , pero lejos de las razonables prestaciones de un GT2. De modo que el "lambo", con toda su potencia y su belleza se queda fuera de la pelea de los Ferrari F430 o Porsche 997 RSR , que es donde debería estar. En el campeonato español está encuadrado en la creciente y competitiva categoría GTS, donde s uno de los protagonistas y candidato al podio.Si por estética hubiera que valorarlo tiene el sobresaliente absoluto. Claro que eso no es cosa de Reiter, sino de Lamborghini , de la marca que creó un genial italiano de nombre Ferruccio, que tras múltiples avatares, pasó a formar parte del grupo de marcas deportivas de la poderosa Volkswagen, junto a Audi y Seat . El Gallardo es un coche muy competitivo en el certamen FIA GT3, y se defiende con autoridad en el campeonato español como GTS. José Macias, por medio de su estructura, MC Motosport, se encarga de mantener el coche en perfecto estado de uso para que los pilotos, Antonio Escamez y Luis Monzón , no pierdan la oportunidad de luchar por un podio. Como él mismo nos dice, "es fácil, porque es muy duro y fiable, y cuando se han superado las horas de uso del motor o el cambio, se mandan a Reiter para que sean revisados". El coche es prácticamente de serie, pero cuenta con un completo equipamiento de fibra de carbono en su interior, incluidos guarnecidos de puertas y también algunos elementos de la carrocería, en la que se combinan el aluminio con la fibra de carbono e incluso el "plexi glas" para las ventanas. Pero nada es tan llamativo como la voluminosa aerodinámica. El spliter delantero es descomunal, es la envidia de los rivales, y sobresale lo mismo que el gigantesco alerón posterior y el perfilado extractor inferior. El "Lambo" ha pasado muchas horas en el túnel de viento y gracias a ello ha ganado mucho en estabilidad. Entre sus bazas destaca el potencial del motor V10, que con una electrónica de competición desarrollada por los técnicos de Lamborghini , y unos retoques en los colectores es capaz de generar 535 CV. Ni que decir tiene que hay potencia a raudales, pero por debajo de las cinco mil rpm casi parece trotón si lo comparamos con la explosiva reacción que tiene entre ese régimen y 8.000 rpm, con las que se llega al restrictivo corte de inyección. La primera vez te lleva a pensar en que existe sobrealimentación... El cambio es el de serie revisado por los especialistas de Holinger , con la misma carcasa. Es secuencial y se maneja con levas en el volante, la derecha para subir velocidades, la izquierda para bajar. Tiene pedal de embrague y se debe usar para salir, pero una vez en pista ya no hay que recurrir a él para nada y la electrónica se encarga de todo. Es un órgano vital, y su agilidad y placer de uso tiene mucho ver en el atractivo de este "lambo". El coche es ligero, pues en el momento de nuestra prueba no pesaba más de 1.200 kilos , y los frenos son cuatro enormes discos ventilados, de 375 mm los delanteros, que una y otra vez nos dicen que podemos seguir apurando la frenada. Además, la electrónica nos brinda un exquisito ABS que apenas se percibe cuando entra en funcionamiento y que nos ayuda a solventar los excesos que no es capaz de digerir el diferencial autoblocante. Tiene control de tracción por medio del ABS, es decir, que en caso de un desfase de giro entre ambas ruedas es el ABS, y no la electrónica del motor, el que se encarga de igualar el giro y apaciguar las fuerzas que nos llevarían al trompo.
— El Lamborghini Gallardo GT3 al detalle
— Una vuelta al circuito de Albacete