Se me ocurren muchos términos para definir el Toyota i-ROAD: curioso, llamativo, distinto, extraño, divertido… Como te habrás dado cuenta, no es un vehículo cualquiera, y lleva consigo una historia interesante que contar. Pero primero, te lo presentamos en detalle.
Se trata de un vehículo urbano eléctrico, biplaza y con tres ruedas, dos delante y una detrás. Su diseño quizás te recuerde al del Renault Twizy –también eléctrico–, o al de la moto MP3 de Piaggio, y no andas muy desencaminado, ya que combina la agilidad en ciudad de un ciclomotor con el confort del habitáculo cerrado y la estabilidad de un coche. Sin embargo, la mayor característica del i-ROAD es que la dirección mueve la rueda trasera, y no las delanteras como la MP3; además, dichas ruedas delanteras cuentan con un revolucionario sistema de inclinación activa llamado ‘Active Lean’.
Ya te hemos hablado anteriormente de este sistema, que inclina la carrocería en función del ángulo de giro de la dirección y que la mantiene en una altura estable al encontrarse con los baches del asfalto. Mediante una suspensión de doble paralelogramo, al girar, la rueda interior se mueve hacia arriba y la exterior hacia abajo (fíjate en las fotos de la galería).
Sensaciones al volante
Ahora, la pregunta del millón. ¿Qué sensación se tiene al tumbar de esa manera al volante del Toyota i-ROAD? En ningún momento tienes la sensación de volcar, para nada. Transmite mucha seguridad y estabilidad. Cierto es que no vas a alcanzar grandes velocidades, ya que su velocidad está limitada a 45 km/h y que está pensado para su uso exclusivo en ciudad (autonomía de tan sólo 50 kilómetros).
Este sistema de inclinación activa, junto a la dirección de la rueda trasera, deja unas sensaciones únicas al volante. Como te habrás imaginado, el giro no se produce de la misma manera que en otros coches. Hay que adaptarse poco a poco, buscar los vértices de la curva en todo momento y tener cuidado de no abrirte mucho al salir de la curva, ya que si vas demasiado rápido la tendencia del i-ROAD es echarte hacia afuera.
Sus pequeñas dimensiones (2,34 metros de largo y tan sólo 870 mm de ancho), su reducido peso (300 kg aproximadamente) y su mecánica cien por cien eléctrica –impulsado por los escasos 2 kW (2,72 CV) de dos motores eléctricos– convierten el Toyota i-ROAD en un auténtico ‘ratón’ y ‘juguete’ para moverse por la ciudad. La visibilidad es buena en todos los frentes y tanto el tacto de la dirección como del freno son realmente agradables, al contrario que el Renault Twizy, que destaca por encima de todo por su dureza.
Habitáculo espartano
El interior del Toyota i-ROAD no está pensado para ser lo último en tecnología y equipamiento. En el salpicadero tan sólo te encontrarás con una simple pantalla que indica la velocidad y la autonomía restante (muy similar a la del Twizy), una toma USB para recargar el móvil y seis botones: N (neutro), D (adelante), R (marcha atrás), las luces de emergencia, el limpiaparabrisas y una pequeña rueda para arrancar el coche.
Bajo el enorme volante –más apropiado quizás para un Avensis que para el pequeño i-ROAD– están el pedal del acelerador, del freno y, a la izquierda del todo, el del freno de mano (en el Twizy se manipula manualmente). El asiento es cómodo, pero muy estrecho en la zona de la espalda. Como en el eléctrico francés, cuenta con dos plazas en tándem, aunque la trasera en el pequeño japonés es bastante más limitada.
Las puertas son de apertura normal y cuenta con ventanillas de plástico que se suben y bajan manualmente. No cuenta con ninguna zona portaobjetos, ya que su objetivo es el de los desplazamientos cortos para personas. Y es que el Toyota i-ROAD no está a la venta, sino que formará parte del servicio de coches compartidos ‘Cité Lib by Ha:mo’ de la ciudad francesa de Grenoble. En este artículo te lo explicamos en detalle.
Nuestra opinión
Realmente divertido de conducir. Aunque pocos vean la utilidad de estos vehículos (como el Renault Twizy), me encantan por las sensaciones que transmiten, y el i-ROAD es el más ‘extraño’ (para bien) con el que me he encontrado. Su carrocería ‘inclinable’ y la rueda trasera que gira el coche proporcionan unas sensaciones no vistas antes. ¿Lo veremos en España? Todo dependerá de cómo finalicen el proyecto de Grenoble, transformada en ciudad laboratorio con el i-ROAD, dentro de tres años.