Hay que mirar más allá de la carrocería del Riverside Rasa para darse cuenta de la ambición real que se esconde detrás de este coche de hidrógeno y poder encuadrar ese proyecto en un contexto tan especial como la sociedad británica, con una gran cultura automovilística. En ella, fabricantes artesanales de deportivos conviven con soluciones de movilidad como los Reliant de tres ruedas típicos de la segunda mitad del S. XX y, ahora, parece abrirse el camino a energias alternativas.
En este contexto de mueve Riversimple, una compañía que pretende hacer del automóvil un elemento sostenible conscientes de que todo lo que no sea emisiones cero seguirá teniendo emisiones contaminantes. De ahí que hayan apostado por el hidrógeno sintetizado a partir de la célula de combustible y cuatro motores eléctricos, uno colocado en cada una de las ruedas, para diseñar el Rasa. El nombre viene de la expresión «Tabla Rasa» en referencia a la independencia respecto de toda idea o solución preconcebida con la que afrontaron el trabajo. Por el momento, se prevé que durante este año se fabriquen 20 unidades beta de pruebas y a lo largo de 2018 vaya a ponerse a la venta.
La estructura mecánica del Riversimple Rasa
Cada aspecto del Riversimple Rasa se ha encaminado hacia la simplicidad y la eficiencia máxima. De ahí que no llegue a los 3,7 m y hayan buscado la ligereza y sostenibilidad medioambiental en cada una de las decisiones que han configurado su primer proyecto.
El Rasa es un dos plazas movido a partir de pila de combustible de 8,5 kW en el que el hidrógeno almacenado en un tanque de 15, kg de capacidad reacciona en contacto con el oxígeno para generar electricidad que posteriormente se canaliza hacia las cuatro ruedas. Cada una cuenta en su interior con un pequeño motor capaz no sólo de impulsarlas, sino que también hacen las veces de freno y serían capaces de recuperar hasta un 50 % de la energía cinética durante la frenada
La ligereza es uno de los requisitos para conseguir prestaciones y eficiencia. De ahí que el Riversimple Rasa cuente con una estructura de fibra de carbono, material extremadamente ligero y resistente que permite, en este caso, conformar un monocasco que pese menos de 40 kg, y hayan apostado por reducir al máximo el peso del prototipo, anunciado en 580 kg en orden de marcha.
Con ese punto de partida, el Riversimple Rasa contaría con una autonomía nada desdeñable, 480 km, y una aceleración notable: 10 segundos para alcanzar las 60 millas por hora, si bien esa es también su velocidad punta, demostrando que no se trata de un vehículo concebido para desplazamientos interurbanos o de vías rápidas, sino más bien para hacer más vivible la ciudad, sin ruido ni humos. Y es que el Rasa no solo no tiene emisiones locales, sino que incluso calculando el impacto de la generación del hidrógeno a partir de gas natural su impacto no pasaría de los 40 g/km CO2 o, lo que es lo mismo, el equivalente a 1,13 l/km de gasolina.
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