Puede que 2030 te parezca futuro lejano, pero Renault ya trabaja en cómo será tu movilidad entonces. Coincidiendo con el Salón de Frankfurt 2017, el que la movilidad, la electrificación, la conectividad y la conducción autónoma crecen la brújula de los fabricantes de coches, se presenta el Renault Symbioz, que integra todo esto en un ambiente luminoso y de absoluta convivencia, como podría ser el salón de tu casa. Tanto, que el Renault Symbioz está concebido en armonía con la vivienda, en la entra y por la que se desplaza según las necesidades. Por eso el proyecto del Renault Symbioz, denominado internamente Z33, se concibe junto con el proyecto de una casa, de nombre en código H33, ambos dentro de un proyecto mayor, X33, del que todavía quedarán por desvelar próximamente algunas ideas. Por ejemplo, un prototipo que se podrá conducir durante este año, denominado D33, y que saldrá a la venta en 2023, incorporando, se espera, conducción autónoma.
Renault Symbioz y proyecto X33, el coche transparente
En el Renault Symbioz el techo asemeja una carlinga de un avión, completamente transparente. En 2030, aún el resto de los coches no participan de la conducción autónoma, de manera que los sistemas de seguridad pasiva aún forman parte indisoluble del automóvil. De ahí que tenga un morro, un capó delantero para dar sensación de seguridad a sus ocupantes. Del mismo modo, una cosa es la sensación de libertad que da su techo transparente de policarbonato, otra la necesidad de conservar los arcos de seguridad que tradicionalmente forman el arco del parabrisas, más los anillos para los pilares B y C. Eso sí, soportan el techo mediante unas soluciones clásicas de la arquitectura, conexiones mecánicas que remarcan que los ocupantes están envueltos en una cúpula completa, no en un coche de 2017.
Las puertas presentan una operación muy de ciencia-ficción, la transparencia articula en alas de gaviota, la “chapa” se abre con puertas contrapuestas, dando entrada a un verdadero salón. Se pretende que sea un espacio tan agradable como cualquier otra estancia de la casa. Sería algo más que ese “tercer espacio”, tras la casa y la oficina, que se supone que es en el que más tiempo pasamos. Si embargo, atascos y desplazamientos en tráfico muy denso dejarán de ser el suplicio que es para muchos, porque durante el trayecto en el Renault Symbioz “estás como en casa”, literalmente. Los asientos envolventes pueden cambiar su configuración según se conduzca el coche o se vaya como pasajero del coche autónomo. Soportados por un pie central, los asientos tienen posibilidad de posición de gravedad cero, recostados, recordando aquellos de los veteranos Renault 9 o Renault 11. Los delanteros pivotan para colocarse enfrentados a los delanteros y disponer de un verdadero salón con ruedas. Nada estorba en el piso, plano, porque las baterías de litio para 500 km de autonomía van debajo. Las piernas de otros ocupantes encuentran suficiente espacio para no interferir, gracias a la gigantesca distancia entre ejes. En cada esquina, ruedas ligeras, combinación de fibra de carbono en placa y radios, derroche de diseño mecánico. La aerodinámica, tan importante en un coche eléctrico como es el Renault Symbioz, se deja ver tanto en su frontal sin hendiduras, como en la trasera, con un difusor bajo el paragolpes y esa aleta vertical, transparente, para aportar estabilidad como en los vehículos de alta competición. Se aprovecha su transparencia para implantar las luces posteriores, mientras que unas aletas a la altura del pilar C ofrecen una mejor conducción aerodinámica del aire sobre la carrocería a la vez que esconden las cámaras y otros sensores que se precisarán para la conducción autónoma.
Renault Symbioz: como en casa
Los materiales del interior vuelven a ser tales que te puedas sentir como en casa. Llámalo amueblamiento, sin quieres, porque una mesita de alas plegables con la tabla de mármol blanco se puede deslizar hasta colocarla en medio de los cuatro ocupantes. Durante la conducción convencional, no-autónoma, resulta ser la consola central. El mármol también recubre la parte alta del salpicadero. Solo tiene un milímetro de espesor, para no aumentar el peso, pero con un refuerzo en nido de abeja, para garantizar su resistencia estructural. En contraste –ahora, quizá no en 2030- la zona dedicada a la conducción es de aleación ligera, con formas que sugieren la aviación y, como aquél Concorde, capaz de modificar su forma: el volante se repliega y se esconde durante las fases de conducción autónoma. Todo el cuadro de instrumentos es una pantalla digital, en la se podrá proyectar todo tipo de información, desde entretenimiento a lo relacionado con la conducción: para el ocupante, saber lo que ve y lo que hará el coche autónomo anticipadamente creen que será fundamental para que crezca la confianza en la conducción automatizada. Se han pensado apliques, soluciones de almacenamiento flexibles que, sin parecer a nada que hayas visto en Ikea, comparten concepto, como para hacer parecer al Z33 la república independiente de tu coche.
Renault Symbioz H33: la casa transparente
El proyecto X33 nacía de la esquizofrénica situación que se podía plantear a un urbanita de 2030, un hombre preocupado con su medio ambiente, conectado y cuidando su hábitat; más un coche atrapado en su mundo atascado y contaminando. La respuesta de Renault es que, llegado ese año, todo lo anterior debería convivir como un ecosistema. El hombre en el centro, pero también la ecología, la conectividad, su hogar, su coche, con una forma limpia de conseguir energía, aprovechando el sol, para todo ello. Una casa en que datos, energía y espacio se comparten: una mesa interactiva con un Z33 a escala será el “mando a distancia” para gestionar las distintas interacciones que se desean.
Dos finalistas concursaron por el proyecto de una casa a la altura del Renault Symbioz. El estudio de arquitectura Marchi ha sido el que finalmente consiguió esa simbiosis que buscaba Renault con la vivienda. Una casa luminosa y acogedora como el coche. El coche se puede mover dentro de ella, incluso en las dos alturas de la misma. La capacidad de una marca de coches para integran distintas disciplinas ha hecho el resto. Incluso en la noche el edificio mostrará con iluminación el estado de su propietario, mediante luces led, de la misma manera que hoy el coche aparcado en la puerta dice “algo” de quien habita la casa.
Symbioz en su casa
En la sociedad de 2030 estará aún más consolidado el compartir, los datos y la interconexión será fundamental, Por eso, la electricidad del sol será aprovechada por la casa y también servirá para recargar las baterías del Z33. El propio hogar, ese H33, dispondrá de sus propias baterías. En un coche y una casa hiperconectados, la energía fluirá de la casa al coche y viceversa, según las necesidades. También se compartirá el espacio, porque el coche será una estancia más de la casa. La música te seguirá del Symbioz a la casa, y viceversa. Sensaciones, materiales, aromas, diseño lo harán ser un habitáculo más de la vivienda.
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