Por lo que respecta al resto de elementos mecánicos, este Toyota no varían respecto a lo ya conocido. No obstante, en esta versión VXL hay que destacar, aparte de su completísimo equipamiento, del que hablaremos más adelante, su suspensión trasera Skyhook Tems. Esta suspensión, heredada de su hermano mayor el Land Cruiser 100, permite regular la altura del tren trasero gracias a la utilización de unas balonas neumáticas cuya presión de hinchado se controla desde un simple interruptor situado en la consola central.De igual modo y como en el anterior modelo, esta versión lujosa disfruta de numerosas ayudas electrónicas a la conducción. Así, se cuenta con sistema antireculamiento en rampa (HAC) y sistema de control de descensos (DAC) —específicos de esta variante con caja automática—, control de tracción (A-TRC) y control de estabilidad (VSC).Todos estos sistemas hacen muy gratificante la conducción del Land Cruiser. Es cierto que los conductores más «racing» pueden llegar a quejarse de que su conducción resulte sosa, ya que todos estos sistemas les impiden «jugar» con el coche, pero hay que reconocer que proporcionan un plus de seguridad notable, especialmente si quien se encuentra al volante cuenta con pocas «horas de vuelo». Aparte de esta característica, el Toyota disfruta de una dirección que, con tres vueltas entre topes, es muy rápida y permite afinar bastante las trazadas siempre que se tenga en cuenta las inercias propias de peso del coche, pues su precisión es también muy buena. Incluso los frenos han ganado algo en potencia gracias a la adopción de un nuevo servofreno, lo que ha permitido que en este Land Cruiser la frenada a 120 km/h se recorte en casi 6 metros. Por desgracia la resistencia del equipo de frenos sigue siendo todavía una asignatura pendiente, y resulta algo justa cuando se los castiga. Eso sí, el ABS trabaja bien y se muestra efectivo en carretera y bastante aceptable en campo.La caja de cambios de cinco velocidades y unos tres caballos más de potencia son los cambios más significativos realizados al nuevo Land Cruiser D-4D. Pese a estas mejoras, los datos recogidos no son lo que se esperaba, ya que las prestaciones no han experimentado un aumento determinante. El mismo caso nos ocupa con los consumos de carretera y autopista, en los que la diferencia respecto al anterior modelo es casi inapreciable, salvo en el consumo urbano, aunque curiosamente en contra. Esto no significa que las mejoras no estén ahí, pero lo están en un porcentaje menor del que esperábamos. Eso sí, el manejo del cambio al igual que le ocurría a su antecesor se sigue mostrando bueno Y suave.Por lo que se refiere al confort, este Toyota sigue siendo una referencia. Claro que aquí la versión lujosa hace trampa, porque la amortiguación permite adecuar su dureza al tipo de conducción y terreno por el que nos movamos, ofreciendo al conductor cuatro tarados diferentes que van desde una posición muy suave bautizada como «Confort», hasta una enérgica denominada «Sport». A esta característica se añade su perfecto acabado y un habitáculo sumamente silencioso. Baste comentar que el juicio implacable del sonómetro ha puesto de manifiesto una rebaja de entre 2 y 3 decibelios sobre las ya excelentes cifras arrojadas en su día por el anterior modelo.Por supuesto, la habitabilidad no presenta problemas en esta variante larga, ofreciendo el Toyota uno de los habitáculos más generosos de su categoría. Los asientos son muy confortables y con buenas dimensiones, si bien su capacidad de agarre está algo limitada por lo resbaloso de la tapicería de cuero opcional con que venía equipada la variante VXL probada. Sólo los asientos adicionales del maletero pueden resultar algo justos en su confort, si bien estas plazas están pensadas para ser utilizadas fundamentalmente por niños.Y ya que hemos hablado de la tapicería de cuero, hay que poner un diez al equipamiento de esta versión lujosa, ya que poco más se puede pedir que no venga ya de serie. Baste comentar que incluso los asientos delanteros calefactables, el aire acondicionado para las plazas traseras, o el navegador con pantalla táctil, cuya gestión ha sido mejorada, son elementos de serie.Por desgracia disfrutar de todo lo que el Land Cruiser VXL D-4D ofrece tal como hemos podido probarlo, no está al alcance de cualquiera. Y es que a los 49.720 euros que cuesta el coche en su configuración VXL básica, hay que añadirle los 430 euros de la pintura metalizada, los 810 euros del techo eléctrico, los 2.060 euros de la tapicería de cuero y los 2.380 euros de la caja automática. En total 55.400 euros. Una cantidad que muchos de quienes están leyendo esto —y quien lo escribe— hay semanas que no lo ganan. Y es que como se dice popularmente…¡Qué malo es ser pobre!
Toyota Land Cruiser 120 VXL 3.0 D-4D 5P aut.
Toyota ofrece una serie de mejoras en motor, cambio y frenos, que potencian aún más a este formidable TT.
