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Mitsubishi L200 2.5 TD GLS Plus

Pese a que el mercado de todo terrenos en España se está activando durante estos últimos compases del año, en los diez primeros de 2001 se han vendido en nuestro país 65.309 unidades, una cifra que supone un descenso del 4,7 por ciento respecto al mismo periodo del pasado año. Con este panorama Mitsubishi presenta un rediseñado L200, el primer pick up que llegó a nuestro país, en 1993, y que recibe ahora nueva potencia para su propulsor. El objetivo de Mitsubishi es plantarle cara al actual líder de ventas: Nissan.

Mitsubishi L200 2.5 TD GLS Plus
Mitsubishi L200 2.5 TD GLS Plus

En campo, como hemos dicho, el tamaño importa menos, pero en ciudad las cosas no son tan fáciles, sobre todo a la hora de aparcar o moverse. Las dimensiones constatan, por si quedaba alguna duda, que no es un vehículo para la ciudad. Mide 5,010 metros de largo, 1,775 metros de ancho y 1,800 metros de altura, lo que dificulta la movilidad, sobre todo en calles con vehículos aparcados en ambos lados. A pesar de las dimensiones, la sensación de conducción que nos transmite no nos indica que estamos ante un vehículo de esos metros, ya que se lleva con facilidad y la conducción resulta, incluso, divertida.

El interior de este modelo es muy confortable, aunque se podría esperar que fuera un tanto espartano. Los acabados están bastante cuidados, aunque la profusión no es una de sus cualidades. Si tenemos en cuenta que este vehículo está destinado, principalmente, a las labores de carga y transporte de materiales, el acabado y los detalles son más que suficientes. El suelo está enmoquetado, algo que, para un vehículo destinado al campo (que significa, tarde o temprano barro) no resulta muy útil.

El salpicadero tiene, a diferencia del Ford Ranger, por ejemplo, voltímetro, termómetro e inclinómetro. El inclinómetro resulta muy útil, sobre todo, en las travesías de campo con grandes desniveles, donde superar los 35 grados de inclinación con cualquier todo terreno puede resultar peligroso o incluso ser sinónimo de dejar alguna rueda con poco contacto terrestre o incluso, alcanzando los 40 grados, provocar un vuelco.

El asiento del conductor es muy cómodo, tiene regulación mecánica longitudinal y en altura. El acceso a los principales sistemas que se regulan como el aire acondicionado o la radio resulta cercano e intuitivo. La apertura de la tapa del depósito del combustible se realiza desde una intrincada palanca situada a la izquierda del conductor, al lado del reposapié y escondida bajo la moqueta.

Las plazas traseras son reducidas y el espacio para las piernas de algún adulto alto puede quedar comprometido por los 68 centímetros de que dispone. En cuanto a la altura llega a los 90 centímetros detrás y a los 99 centímetros, delante. A pesar de ello resultan cómodas, aunque tienen un ángulo de colocación un tanto estricto y que roza los 90 grados. Estos asientos disponen de dos reposabezas y de dos cinturones con tres puntos de anclaje y uno más de dos puntos. Estos cinturones traseros, como en la mayoría de los casos, no disponen de regulación en altura, por lo que pueden resultar un tanto incómodos para los viajeros de menor altura. Si viajan dos personas atrás, resulta muy cómodo el reposabrazos. Es de mucha utilidad la luz para lectura de mapas en estas plazas y las redes que hay en los asientos delanteros para dejar algunos objetos.

El equipamiento de serie de esta versión, la GLS Plus, es amplio y dispone, entre otros, de airbag de conductor, pasajero, cierre de seguridad en las puertas de atrás, frenos con sistema ABS y termómetro, inclinómetro y voltímetro. Otro de los elementos de serie destacable es la pintura exterior de dos tonos: plateado y otro.

Mitsubishi espera vender unas 5.000 unidades de este modelo en nuestro país durante el próximo año, lo que supondrá un 25 por ciento de todas las ventas de la marca nipona de los tres diamantes. El precio de este acabado es de 4.192.594 pesetas.

Podemos afirmar que estamos ante un vehículo fuerte, bonito y formal, a diferencia del epitafio de John Wayne que indicaba aquel “Feo, fuerte y formal. Un fuerte vehículo de campo, formal en sus prestaciones y que no deja de lado el diseño, aunque no esté destinado a competir con las creaciones de Walter da Silva o Italdesign.