4x4

Kia Sportage 2.0 CRDi 4x4

Un creíble e increíble paso más contra los prejuicios de su origen. El nuevo Kia Sportage se muestra como un modelo funcionalmente muy completo, pero emocionalmente tanto o más convincente por su atrevido diseño, calidad percibida y contenido tecnológico.

Kia Sportage 2.0 CRDi 4x4
Kia Sportage 2.0 CRDi 4x4

Nuevo Kia y nueva sorpresa que nos llevamos por la percepción general del producto. Se repite la historia reciente con un nuevo modelo de la firma surcoreana que no sólo significa novedad automovilística, sino también novedad en la aspiración como marca. Pertenecientes al mismo grupo automovilístico, Hyundai y Kia llevan sorprendiéndonos desde hace unos años por una nueva gama de modelos que por derecho propio se cuelan muchas veces en la misma foto que sus equivalentes referencias europeas y japonesas. El Sportage es la reinterpretación de Kia del también novedoso Hyundai ix35, un compacto SUV que ha entrado en la misma liga de los Nissan Qashqai y Ford Kuga, los principales valedores de este consolidado segmento. Kia ha mantenido un nombre con cierto peso en la marca, pero este Sportage no tiene nada que ver con su antecesor. Está perfilado como demanda el usuario de este segmento, que quiere coches aparentes, que no aparatosos, un sucedáneo al turismo compacto convencional y no al todo terreno clásico. Así, este Sportage crece a lo largo y a lo ancho, pero cede altura y kilos (91 kilos) y mejora aerodinámica  (de 0,40 a 0,37 cx) frente al Sportage saliente. Y su diseño termina por couperizarse’ con unos trazos que como a nosotros, ham llamado muchísimo la atención a quienes los han descubierto. Y en muchos casos el encuentro ha venido acompañado de la misma pregunta. ¿Qué coche es? Respuesta y los mismos gestos de incrédula admiración.Posiblemente, quien conozca al Hyundai ix35 ya crea saber qué coche es este Sportage. Pero debajo de este cascarón, a toda vista más deportivo, nos hemos encontrado, además, un coche más refinado que aquél. La presentación estética interior queda abierta a muchas subjetividades, pero no el remate inferior y superior del salpicadero, que en el Kia recibe unos elegantes revestimientos blandos. No llega este esfuerzo a la ancha banda central, de plástico rígido, igual que la consola, pero, en general, la presentación del Kia está mucho más cuidada que en el Hyundai y en la línea de los citados Qashqai y Kuga. Tras su imagen sólida, angulosa y maciza - la chapa ha ganado terreno a las superficies de cristal- el Sportage responde con un tacto de rodadura muy agradable. No es un coche ‘duro’, ni con una marcada dinámica deportiva como el Kuga, por ejemplo. Prevalece la suavidad -dirección muy ligera- y si por esto resulta un coche muy cómodo y amable, la dirección no esconde su naturaleza eléctrica con un tacto confuso y artificial cuando a baja velocidad y cerca del juego central resulta evidente una desconexión entre el volante y las ruedas e incluso una inducción propia del volante. No la recordamos así en el Hyundai y llama la atención cuando hoy día parece olvidado encontrarse con una dirección eléctrica que no emule el buen tacto asimilado de las hidráulicas.