Skoda Superb 1.6 TDI Greenline, una berlina muy grande que gasta muy poco

El Skoda Superb 1.6 TDI Greenline no sólo gasta poco, sino que gracias a un depósito de 66 litros es capaz de recorrer muchos cientos de kilómetros entre repostajes.

Luis Miguel Vitoria. Twitter: @luismivitoria

Skoda Superb 1.6 TDI Greenline, una berlina muy grande que gasta muy poco
Skoda Superb 1.6 TDI Greenline, una berlina muy grande que gasta muy poco

Fue el último en incorporarse a la actual familia Superb de Skoda y, a diferencia del resto de modelos de esta gama, tiene apellido propio: Greenline. Se trata de una versión que añade, al lujo asequible que siempre supone disfrutar de un Skoda Superb, a un consumo siempre muy bajo.

Con sus hechuras de berlina grande, capaz de proporcionar tanto un espacio interior muy generoso —la cota longitudinal de la que disfrutan los pasajeros posteriores no es que sea grande, es brutal, por mucho que su anchura atrás sea idónea para dos personas, pues tres no irán cómodos— como una sólida pisada sobre el asfalto, combinadas con un Diesel de pequeña cilindrada este Skoda Superb está concebido para trasegar kilómetros como si tal cosa.

Skoda Superb 1.6 TDI Greenline, prestaciones y consumo

La que podría ser, a priori, la principal duda a la vista de su despliegue mecánico, es decir, si su 1.6 TDI es suficiente para garantizar una razonable prestación en un coche que se queda a muy poco de los 5 metros de largo, queda disipada a la mínima oportunidad: cierto que no corre como una gacela (acelera de 0 a100 km/h en 10,8 s o de 0 a1.000 m en 32,3 s)... pero tampoco los camellos son, precisamente, lentos.

Skoda Superb 1.6 TDI pruebaY eso es este Skoda Superb 1.6 TDI, más aún cuando esta versión lleva el apellido Greenline. Es el sinónimo de que está preparado, con suspensiones, neumáticos y transmisión, fundamentalmente, para gastar poco. Con un consumo real en nuestra prueba de 4,1 l/100 km en carretera —y  5,6 l/100 km en ciudad—, no cabe duda de que este Skoda consigue ese objetivo y puede afrontar grandes recorridos entre repostajes, con un coste por kilómetro ridículo, a poco que se echan cuentas, por lo demás.

Respecto a los Skoda Superb 1.6 TDI sin esa denominación Greenline, éstas cuestan 1.250 euros más pero, por otro lado, ese sobreprecio se compensa con un gasto menor, de 0,6 l/100 km de media.

Skoda Superb 1.6 TDI Greenline, un confort cuestionado por la suspensión

El perfil de correcaminos por autopistas y autovías por lo que aportan las cualidades del motor del Skoda Superb 1.6 TDI Greenline, sin embargo, no queda secundado por el confort que aporta una suspensión con muelles 1,5 cm más cortos que los estándar. Cierto que hacen al Skoda Superb 1.6 TDI Greenline más aerodinámico al reducir su altura frontal —lo bajos están a 13,4 cm frente los 15 de otras versiones y así, el Cx pasa de 0,28 a 0,26—, pero también es algo más seca que otras versiones que hemos probado. Es una lástima que, así, las irregularidades del asfalto lleguen más claramente a los ocupantes y, en definitiva, que le falte un refinamiento a esa suspensión, aspecto indispensable éste para que el Skoda Superb 1.6 TDI Greenline obtenga una mejor consideración en calidad de rodadura de la que logran otros coches de parecidos. Con todo, igual que es en vías rápidas donde más luce su coste por kilómetro, lo hace su estabilidad.

Skoda Superb 1.6 TDI GreenlineEn cuanto al motor 1.6 TDI del Skoda Superb Greenline,  tiene ya cualidades que no se encontraban en esos Diesel cuando aparecieron; como mejor capacidad para moverse a bajas vueltas, que hace que las maniobras no sean ya complicadas de gestionar. También tiene un Start&Stop que para sí quisiera su hermano mayor de 2 litros y 150 CV, por ejemplo: aquí no es, ni mucho menos, tan intrusivo y no sólo resulta útil para rebajar el consumo urbano, sino que, al funcionar cuando debe, no afecta al agrado de conducción. Además, el desarrollo del cambio aporta mucho para que el motor gaste tan poco —en 6ª, esta transmisión manual tiene 59,8 km/h por cada 1.000 rpm, con la que el motor «puede» pero que, lógicamente, repercute en los adelantamientos: de 80 a 120 en esa marcha, 17,9 s—, igual que lo hacen las ruedas, con llantas de serie de 16", aunque en opción pueden ser de 17", como las del coche que probamos. Con ellas, los neumáticos son unos 215/55 R17.

Skoda Superb 1.6 TDI Greenline, equipamiento de serie

El Skoda Superb 1.6 TDI Greenline es un tragamillas que, además puede completar lo que aportan motor y transmisión con un equipamiento para facilitar los recorridos por vías rápidas, entre él, dos controles de velocidad con radar, aviso de cambio de carril involuntario, de vehículos en el ángulo muerto... El escalón de dotación de serie equiparado a los Greenline es el Ambition, lo que supone que, por ejemplo, son estándar hasta siete airbags, pues sólo se paga por los laterales traseros (300 euros);  igual que el asistente a la frenada en ciudad, los faros con luz de giro, el climatizador bizonal, sensores de lluvia y luces, iluminación ambiental, retrovisores exteriores regulables y abatibles eléctricamente, la función SmartLink en el sistema de información y entretenimiento (basado en una pantalla táctil de 8”)… También numerosos gadgets que hacen la vida a bordo más cómoda, como la bandeja que divide en dos alturas el maletero, el cajón bajo el asiento del acompañante delantero, etc. Por otros, como el asiento del acompañante abatible o la red portaobjetos en la bandeja del maletero, se pagan precios testimoniales: 85 y 20 euros, en el caso de estos dos ejemplos.

Entre el resto de opciones está la posibilidad de dotar a los asientos delanteros de regulaciones eléctricas, de calefacción o ventilación, dos sistemas de navegación, uno de ellos con conexión WLAN, la tapicería de cuero o en tejido Alcántara.

En definitiva, siempre recomendable en todas sus versiones, en el caso de esta variante Greenline quizá o sea aún más el Skoda Superb. Cierto que 120 CV no dan para tirar cohetes, pero también que, con lo que hay, se mueve más que dignamente. A cambio, gasta tan poco que cuesta creer lo que dice el ordenador... hasta que repostamos y comprobamos los kilómetros hechos. Eso sí, mientras otros Superb pecan de una amortiguación blanda, quizá éste lo haga de una mayor sequedad que encaja, sin embargo, bien con vías rápidas antes que con carreteras de asfalto rugoso.

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