El acabado Aero –el de la unidad de pruebas que analizamos- es el más deportivo de toda la gama. ¿Qué ofrece respecto a otras versiones? Llantas de aleación de 17 pulgadas, faldones laterales, extensiones de los paragolpes... En definitiva, le imprime carácter ya a simple vista. Su interior también tiene personalidad propia. El puesto de conducción recuerda al de un piloto de avión. Desde el volante se puede controlar –además del cambio- el equipo de audio o el control del crucero. Incluye un sistema de iluminación de tablero de mandos especial para la noche (se puede activar desde un botón del salpicadero), que ilumina nuestra particular cabina de vuelo. Lleva prácticamente de todo y se puede instalar (pagando aparte) lo que deseemos: cuenta de serie con un climatizador bizona con multitud de regulaciones, ideal para cuando vamos descapotados. En su diseño, se ha optado por líneas simétricas. Nada desentona: el freno de mano, incluso, queda escondido en el cuerpo central del coche. Todos sus elementos (abunda el cuero y la tapicería de calidad) tienen un tacto excelente. El más oculto detalle tampoco ha quedado fuera de sus controles: guantera tapizada e iluminada, con llave; bolsas en los asientos; portavasos... La peor parte queda para los ocupantes de las plazas traseras; no es muy generoso en ese espacio, pero dos adultos pueden viajar sin problemas (no quedan reservados exclusivamente para niños). ¿Males que arrastran estos modelos? Si miramos a sus rivales, comprobaremos que no tendría por qué ser así. El Chrysler Sebring Cabrio es el más generoso tanto para las piernas de los ocupantes de las plazas traseras (llega a ofrecer 72 centímetros frente a los 69 del Saab) como también para sus hombros (según nuestro Centro Técnico, en ese apartado presenta una anchura de 110 centímetros frente a los 108 del 9-3 Cabrio). La versión analizada cuesta 46.900 euros (más de 7.800.000 pesetas). Tan sólo el BMW 330 Ci Cabrio resulta más caro (se comercializa por 47.700 euros). El comprador no podrá lanzar las campanas al vuelo: todos estos cabrios son del que podíamos denominar club de los siete millones de las antiguas pesetas (más de 43.000 euros). Además, hay que indicar que nuestra unidad venía cargadita de equipamiento (preinstalación de teléfono, cargador de CD, pintura metalizada, faros de xenón...), algo que al comprador le supondría volver a pasar por caja. Pero no hay que resignarse tan pronto. Se puede recortar el precio mirando la amplia gama de este modelo. Existen tres motores, pero, en realidad, todos ellos tienen la misma configuración. Lo único que cambia es la gestión electrónica del motor y, por su puesto, el rango de potencia: hay de 150, de 175 y de 210 CV.
Con el motor más potente, sólo tenemos el acabado Aero. Sin embargo, si elegimos los otros propulsores, encontramos terminaciones menos equipadas y también más baratas. De hecho, podemos conseguir este modelo en su terminación más básica y motor 1.8 a partir de 34.900 euros.
Saab Cabrio 9-3 2.0T Aero Sentronic
Por corazón, un motor turbo de 210 CV; por columna vertebral, un chasis privilegiado; por cuerpo, una carrocería alada... ¡Y se metamorfosea! Bello por fuera y por dentro.
