Renault Kadjar 1.6 dCi/130 4x4 X Mod, estratega

Ser familia directa del Nissan Qashqai supone por sí sólo entrar con ventaja en el campo de batalla. Luego, es Renault quien afina estrategia para convertir al Kadjar en uno de los soldados más completos del pelotón.

Raúl Roncero. Twitter: @Rron0_autopista Fotos: Israel Gardyn.

Renault Kadjar 1.6 dCi/130 4x4 X Mod, estratega
Renault Kadjar 1.6 dCi/130 4x4 X Mod, estratega

Podría resumirte la prueba del Renault Kadjar diciéndote que es uno más, pero no es del todo cierto. Integrarse a estas alturas en la partida supone jugar con un as en la manga. Y ser, no ya socio de honor, sino hermano de sangre del indiscutible líder de la categoría, el Qashqai de Nissan, viene a ser como tener las cartas marcadas. Desde esa perspectiva, Renault no viene a asestar un duro golpe a la competencia, sino a abrirse camino por medio de estrategias: allí donde encuentre una fisura, el Kadjar despliega sutiles tácticas de combate en todas las posibles líneas de ataque, empezando por lanzar un misil llamado precio para desestabilizar la categoría.

Nadie da más por menos. Así de sencillo. Obligada referencia al Qashqai, indiscutible líder y modelo que con el que el Kadjar comparte nada menos que un 60 por ciento de elementos mecánicos. Está claro que Renault ha tirado a dar. Accedes por 27.200 euros a un Qashqai en acabado Visia con un equipamiento infinitamente menor, pero aún en su nivel inmediatamente superior, con un coste 1.000 euros superior al Kadjar probado, el de Renault sigue ofreciendo más valor en equipamiento y añade no pocas variables que desvían aún más la balanza a su favor. Entre versiones 4x4, hay modelos que cuestan lo mismo y son algo más potentes, como el Ford Kuga 2.0 TDCi/150, pero también peor equipados, con un consumo claramente mayor y una diferencia real en prestaciones que no resulta decisiva. Tiguan o CR-V pueden ser productos de mayor calidad aunque se van claramente de precio, mientras que a la ofensiva coreana de Kia y Hyundai —con un recién lanzado Tucson—, es también hábilmente defendida por Renault mediante una mejor relación precio/producto. Está claro que, bajo el Kadjar, hay buenos mimbres... Y eficaces armas de precisión.

1.6 dCi 130 CV para todos

El mismo motor 1.6 dCi de 130 CV procedente de la Alianza que mueve muy bien al Qashqai, lo hace aquí aún mejor apoyado por un modo Eco —desconectable— que capaz de optimizar consumos. Rebaja 3 y 5 décimas los registros del ya de por sí eficiente Qashqai en nuestros recorridos de ciudad y carretera, respectivamente, lo cual supone dar por conquistado estos dominios. Buenos sus 5 litros en carretera, son aún proporcionalmente mejores los 6,2 l/100 km que ha gastando en la ciudad, lo cual le pone al nivel de versiones de dos ruedas motrices, y por tanto, con menor capacidad de huida, entre los que destaca el motor 1.6 i-DTEC de Honda, que a bordo del CR-V 4x2 logra un consumo en carretera ligeramente inferior.

Por cierto, con 65 litros de depósito de combustible —63 en los 2WD— y casi 1.200 km de autonomía, el Kadjar está debidamente preparado para jornadas de aislamiento... O, en su defecto, para intervenciones de largo recorrido en las que el Kadjar se pone al servicio de la tropa para ofrecerles un confortable ambiente. Ergonomía en la plazas delanteras, típico confort de asientos de la casa y, como no podría se de otra forma, máxima conectividad y valiosas aplicaciones gracias al intuitivo R-Link de segunda generación, no tan espectacularmente presentado como en el Espace, pero sí igual de intuitivo, completo y fácil de usar. Por menos de 800 euros, navegador y avisador de radar incluido para tener al enemigo controlado, creo que resulta de lo más interesante.

Y de cara a administrar recursos, sobre la base del Qashqai Renault sólo amplia longitud aunque conserva proporciones aún muy compactas, pero mejorando la capacidad de transporte. Mucho no es que se haya ganado en la transformación de Qashqai a Kadjar, ni tampoco Renault ha aprovechado en dotar a este nuevo SUV de su mayor especialización en el campo monovolumen mediante asientos traseros con reglaje longitudinal, como sí tienen Cherokee o Tiguan, por ejemplo, pero la clave está en el equilibrio que todo guarda: diseño de carrocería con prolongación recta del techo hasta pasado del acceso posterior, anchura y cota de piernas más que suficiente, túnel de transmisión no demasiado prominente y un más que considerable volumen de maletero en el que, en parte, van a parar los 11 cm extra de carrocería respecto al Qashqai, llegando a 475 litros. No son de referencia, pero no son pocos. Doble piso mediante dos tapas,  sistema Easy Break para reclinar fácilmente los respaldos mediante tiradores desde el maletero o la posibilidad de, también, llevar hasta la horizontal el respaldo delantero derecho, dotan al Kadjar de una elevada versatilidad. De nuevo aquí, más que una aplastante victoria, un ventajoso posicionamiento.

De vuelta al motor y ya comentada su eficiencia, toca pasar al rendimiento no sin antes pararse en un aspecto que, en parte, explica el buen partido que Renault —o Qashqai— sacan de él. Y es que, frente a "blindados" Kuga —1.710 kg—, Sportage —1.669 kg— o Tiguan 1.707 kg—, por quedarnos sólo aquí entre SUV con sistema de tracción equivalente, los 1.598 kg del Kadjar suponen todo un alivio para la mecánica. A decir verdad, no siento una brillante capacidad de aceleración ni, superado medio régimen, un gran empuje, pero al Kadjar le salen los tiempos para moverse en aceleraciones a ritmo de Kia Sportage 2.0 CRDi/136 4x4, Jeep Cherokee 2.0 Multijet/140 4x4, por ejemplo, y en recuperaciones, incluso con mayor agilidad que ellos. De nuevo, una estrategia basada en el equilibrio que el Kadjar extiende al confort, gracias al buen tacto general de esta conocida mecánica que, eso sí, aquí parece tener más efecto turbo de lo normal. Y cómo no, también al chasis. 

Comportamiento

Tampoco siento al Kadjar más ágil de reacciones que otros SUV de mayor peso —con el Kuga como buena referencia—, ni tanto como el Qashqai, pero sí con un magnifico balance entre confort/efectividad que imponen una elevada sensación de seguridad en carretera y una gran capacidad de adaptarse al medio fuera del asfalto por su buen filtrado de la suspensión. El balanceo de carrocería no sólo es comedido, sino también progresivo como si sus muelles escondieran características de flexibilidad variable, y aunque la dirección tiene, para mi, un no muy cómodo punto central con cierta resistencia, no le falta precisión en curva ni aplomo a alta velocidad. Sólo 16 cm de altura le separan del suelo, no demasiados como para salir al campo como un Panzer ni con la efectividad del ya descatalogado Koleos, pero Kadjar cumple los mínimos exigibles en un lógico uso por campo, donde su especializada tracción total, con modos 4x2, 4x4 y 4x4 Lock depende, como todos los SUV, de las características del neumático y la pericia del conductor. 

En pocas palabras

Aceleración: Absoluta sincronía entre embrague, cambio y motor para lograr una aceleración progresiva y sin tirones. Mejora en un segundo al Nissan Qashqai con idéntico motor. 

Cambio: Escalonamiento más cerrado y corto de lo normal permiten sacar máximo partido del motor. Tacto de palanca algo algodonado, pero precioso. 

Frenada. Obligada referencia a su hermano Qashqai que, con idéntico equipo de frenos —pero con ruedas Dunlop SportMax en 19"—, se ha detenido en unos buenos 73 m. 

Consumos. De entre los buenos, el mejor. Bajas sus cifras en carretera, las de ciudad son, proporcionalmente, mejores. Sólo algún SUV 4x2 menos potente logra registros algo mejores. 

Adelantamiento. Sacar máxima tajada del motor en este ejercicio exige vencer una algo firme resistencia en el último tercio de recorrido del acelerador. Sus tiempos son incluso mejores que el de SUV con buenos motores más potentes.  

Habitabilidad y peso. Bajar de 1.600 kilos en versiones 4x4 no está al alcance de muchos SUV y, con la excepción del Qashqai, ninguno con sus calidades y equipamiento. No faltan centímetros pero, como siempre, el confort del quinto pasajero dependerá de quién viaje a ambos lados.  

Potencia y par. Un segundo más lento que la aceleración oficial, aún con sesión de prestaciones aprovechando el frescor de la mañana, no es razón alguna para pensar que al 1.6 dCi le falte algún caballos. Eso sí, aquí lo noto menos elástico de lo normal. 

Sonoridad. Efecto de rodadura y motor a plena aceleración enturbian un ambiente donde el bienestar general es la nota dominante, incluyendo buena calidad de amortiguación.