En Renault, desde luego, saben hacer familiares. Ya no nos quedan dudas. Experiencia está claro que tienen: no hay que olvidar que, en 1984, el Renault Espace se convirtió en el primer monovolumen de la historia en Europa y que, doce años más tarde, el Renault Scénic fue quien popularizó el concepto con su tamaño medio y compacto. Pero, también, está claro que siguen teniendo ambición de mejora. Como muestra, el buen Grand Scénic, modelo que, sobre la base también del compacto Mégane, apareció en 2003 como versión alargada para añadir la posibilidad de contar con 7 plazas… y mayor distinción. Hoy, ya en su segunda generación, vuelve a dar un salto. Pequeño, pero otra vez hacia delante.
De inicio, el nuevo Renault Grand Scénic cambia la cara, con un frontal totalmente nuevo que le da una imagen más atractiva. Y también se pone a la última definitivamente en equipamiento, estrenando en Renault una cámara frontal que alerta sobre el cambio involuntario de carril o adapta automáticamente las luces cortas/largas (290 euros). Son nuevas además, y de serie, las luces de LED diurnas y la ayuda al arranque en cuesta.
El monovolumen gana así en seguridad, porque tras probarlo no nos quedan dudas de que mantiene su gran placer de conducción. Entrar en el Renault Grand Scénic es ya acomodarse en grandes butacones, blandos pero muy cómodos, en un ambiente de buena calidad percibida y, sobre todo, en un uso acertado del espacio. Bien repartido el habitáculo, y con piso plano, la segunda fila cuenta con tres grandes asientos independientes (lo que no ocurre en un Ford Grand C-Max, por ejemplo), regulables hasta
Eso sí, la tercera fila creemos que compensa, pues por 500 euros (en sus rivales, las 7 plazas suelen pagarse a partir de 650 euros) permiten un gran acceso y acomodo para dos adultos más de hasta
Este Renault Grand Scénic 1.6 dCi se asocia al acabado Dynamique o al superior Privilege. Muy completo ya de serie el primero (con 8 airbags, ESP, sensor de lluvia, climatizador bizona o control de crucero, entre otros elementos), sumando cámara de visión trasera (420 euros), sistema Visio (290 € con alerta de cambio de carril y luces inteligentes) y faros de Xenón direccionales (805 €) resulta un monovolumen de lo más moderno.
En motores también aporta el nuevo Renault Grand Scénic nuevas mejoras, como el flamante 1.5 dCi de 110 CV del que tanto presumen hoy en Renault. Sin embargo, lo hemos probado… y el motor que ya el pasado mayo estrenó toda su tecnología (sistema Stop/Start, nueva válvula EGR, menos fricciones, turbo de baja inercia…) le pasa por encima. Con 130 CV y mucho par, este 1.6 dCi que ahora probamos corre más e incluso gasta menos que el más pequeño 1.5 dCi. Incluso menos que hace un año, registrando los mismos imbatibles consumos (5,6 l/100 km de media) para una carrocería que, con 5 plazas, pesaba
Afinación en la puesta a punto, como también desarrollos más largos de cambio y que, a cambio, empeoran ligeramente su agrado de uso con adelantamientos hasta 2,5 segundos más lentos que antes. Y hay que puntualizar que tampoco su bajo régimen es extraordinario, sin gran fuerza hasta alcanzar las 1.600 rpm. Prácticamente lo único que objetar en carretera, donde este Renault Grand Scénic 1.6 dCi apenas suena, ofrece una exquisita suavidad de amortiguación (blanda en compresión, pero más sujeta en extensión) y un gran comportamiento dinámico que, superada la histórica falta de
En cuanto a frenada, buen tacto, resistencia y excelentes distancias. Y es que, a pesar de su elevado peso (con
No es de los monovolúmenes más baratos. Y puede que tampoco el más rápido. Pero, en conjunto, sí creemos que es de los que más satisfacción generan. O el que más. Y es que ninguno mezcla tanta suavidad, confort, eficiencia y funcionalidad en el uso como 5 ó 7 plazas, con un dinamismo tan convincente como este Renault Grand Scénic.