Hace justo tres años, en octubre de 2017, acudimos a Shanghai a la puesta de largo de una nueva marca, Polestar. Se nos dijo entonces y se nos sigue matizando ahora que eran una marca con personalidad y recursos propios, perteneciente al holding chino Geely, pero con gestión independiente, aunque aprovechando soluciones del Grupo en el que también está incluido Volvo. Por aquel entonces se nos mostró el Polestar 1, un supercoupé 2+2 híbrido enchufable con 600 CV de potencia y 150 km de autonomía eléctrica. No entendíamos entonces que una marca nueva que presumía de electrificación focalizando en las prestaciones se conformase con esa hibridación y ahora tenemos la respuesta en forma de Polestar 2, una berlina de dos volúmenes y medio con cierto deje pseudocampero como lo demuestran sus molduras inferiores plásticas en el costado y pasos de rueda y altura algo superior a las berlinas rivales -1,48 metros alcanza este Polestar 2-.

Básicamente el Polestar 2 es un eléctrico puro de 4,60 metros de largo con una batalla de 2,73 metros. Aprovecha la plataforma CMA del grupo Geely-Volvo, la misma del XC 40 y del Lynk&Co 01, aunque es 14 centímetros menor que, por ejemplo, la de su rival natural, el Tesla Model 3. A nivel de configuración eléctrica, 408 CV fruto de combinar dos motores eléctricos de 150 kW cada uno y en cada eje, y que reciben la energía de una batería de 500 kilos de peso y 78 kWh para anunciar una autonomía bajo certificación WLTP de 470 km – 560 km si nos movemos en una situación óptima en ciudad-.
Exteriormente el Polestar 2 es un coche que llama la elegancia por su porte, por su presencia, tan discreta como elegante y robusta. No quieren ser considerados una división de Volvo pero las ópticas delanteras y traseras dan demasiadas pistas –el actual presidente de Polestar, Thomas Ingenlath, fue el creador de la imagen actual de Volvo-. Demasiado discreto el logo –mimetizado en el color de la carrocería-, ninguna denominación de marca o producto salvo una pegatina en la parte inferior de la puerta del conductor. Es verdad que ese pilar A y ese perfil me pueden recordar vagamente un Saab 9-5 –que creó mi buen amigo Eduardo Ramírez cuando estaba en GM, ahora en Hyundai-, y así seguimos hablando de productos nórdicos. Interiormente calidad y calidez… No podía ser de otra manera si de suecos hablamos.

Ya en el interior, buenos materiales, mejores acabados… aunque no podemos olvidar que nos moveremos en un producto que estará entre 50.000 y 60.000 euros dependiendo de configuraciones elegidas – las pinzas Brembo pintadas en amarillo, así como los cinturones de seguridad en este color, forman parte del Performance Pack opcional que incluye también llantas de 20 ”, discos perforados en la parte delantera y amortiguadores Öhlins ajustables a mano-. Presumen en Polestar de la profusión de materiales reciclados evitando cueros para crear un ambiente muy vegano, nos dicen. Algunos conmutadores vuelven a ser Volvo y encontramos algunos plásticos duros, pero con una textura diferente a la habitual, incluso agradables. Es Polestar una marca que presume de su carácter prestacional pero no descuida el confort de sus ocupantes, sobre todo los delanteros.

Dentro de la horizontalidad del salpicadero, la pantalla central de 11,5 pulgadas capta la atención –sin ser las 17 pulgadas del Tesla Model 3- y se convierte en eje informativo y de control del vehículo gracias a la colaboración exclusiva con Google/Android para trabajar todo el trabajo de conectividad e interacción con el confort/dinamismo/eficiencia sin necesidad de tu móvil. Esta pantalla se complementa con la tradicional frontal, ya digital, de 12,3 pulgadas donde tenemos las informaciones tradicionales que configuramos a nuestro antojo. Asientos de calidad, con buen gusto en las formas y con mejor percepción todavía cuando buscamos confort con el paso de los kilómetros o cuando queremos que nos sujete con el paso de las curvas o con aceleraciones/frenadas buscando límites a la deportividad de la que presume y desafiando los músculos del cuello y de la espalda. Su 0-100 km/h en 4,6 segundos ya es toda una declaración de intenciones, igual que lo es el adelantamiento fulgurante de 80 a 120 km/h en 2,8 segundos. Un único pero para el conductor: visibilidad trasera excasa.
Plazas traseras correctas de espacio a nivel de rodillas, pero menos a nivel de altura –el techo panorámico y muy luminoso, resta algo de altura para la cabeza-. Y plaza central con un voluminoso túnel central que resta operatividad al quinto ocupante y cuya justificación la encontramos en que la plataforma elegida obliga a una configuración de las baterías en forma de T. Maletero trasero de 405 litros –incluidos 41 litros bajo el piso principal- que se combina con otro delantero con 35 litros donde puedes ubicar unos cables de carga que te pueden llegar a permitir cargar el 80 por ciento de la batería en 40 minutos en un supercargador.

Y, ¿cómo va este Polestar? Depende del carácter que quieras buscar y que vas a encontrar, sin duda. Si quieres confort máximo, irás en una perfecta alfombra voladora, con casi nulo ruido aerodinámico salvo que quieras coquetear con velocidades ilegales camino de su tope, 205 km/h. Te tendrás que acostumbrar al sistema e-pedal, si es que lo quieres usar, con dos niveles de actuación y donde conduces prácticamente solo con el pedal derecho y donde pisando aceleras, y levantando frenas. Pero si no te interesa generar energía, tienes la función de desactivación para seguir confiando en un pedal de freno convencional. Y si lo que quieres es disfrutar, pues el coche está al nivel de las aceleraciones que caracterizan a todo eléctrico, y más cuando tienes 408 CV y 660 Nm de par a raudales a golpe de pie derecho. Afinamiento de chasis exquisito para que el coche, pese a sus 4,6 metros de largo y 2.123 kilos, te sea siempre muy manejable y efectivo. Y ahí nos referimos tanto a comportamiento en zonas de curvas, como en maniobras de adelantamiento o si quieres marcar cruceros altos.
Terminamos con los consumos. Polestar anuncia 19,3 kWh por cada 100 km. Nosotros en nuestro recorrido de pruebas de casi 200 km hemos marcado 19,4 kWh marcando una velocidad media de 57 km y permitiéndonos alguna alegría en algún pequeño puerto de montaña. Salvo esto, hemos viajado a ritmo normal, pero si lo que quieres es disfrutar buscando la conducción deportiva piensa en consumos medios de 35 kWh con picos que se duplican puntualmente.