Smart Brabus. La denominación no es nueva pero el concepto, el fondo y la forma sí lo son. Porque los nuevos Smart, empezando por el #1 son algo realmente especial. Es más grande, un auténtico SUV de cinco plazas de generosa altura interior (hasta 101 cm en las plazas delantera y 95 las traseras), notable anchura (137 cm en las plazas traseras) y espacio para las piernas de los pasajeros traseros (76 cm), en un gran ejercicio de aprovechamiento del espacio.
Pero también es una apuesta plenamente eléctrica, con baterías que van de los 49 a los 66 kWh de capacidad bruta y propuestas de dos y de cuatro ruedas motrices mediante un motor en cada eje, con el Brabus como abanderado en cuanto a prestaciones dados los 315 kW que suman sus dos propulsores. De ahí que nadie espere la máxima eficiencia ni la búsqueda de una autonomía récord —anunciado el consumo en 18,2 kWh/100 km y la autonomía en 400 km— pero sí un poderío absoluto y unas sensaciones de radicalidad fuera de toda duda, con una aceleración de 0 a 100 km/h bestial de 3,9 segundos: algo digno de coches como el Audi RS6, un Porsche 911 Turbo, un BMW M3, por citar nombres conocidos.

Formalmente, el Smart #1 responde a la definición de SUV sub compacto, con una longitud de 4,27 metros (4,30 el Brabus), por lo que tendría no pocas alternativas de las que se desmarca si reparamos en su potencia, 200 kW en los coches de propulsión —180 km/h de velocidad máxima, 6,7 s en el 0-100 y una autonomía de 310 km— y 315 kW en los de tracción integral.
Ecosistema digital en el nuevo SUV
Este Smart #1 un ejemplo del concepto de electrificación en el automóvil llevada al extremo, con una reducción máxima de los mandos interiores y la agrupación de la mayoría de las funciones en una pantalla táctil con animaciones y grafías modernas, a las que hay que habituarse, y más quienes vengan de propuestas más conservadoras. También requiere un periodo de adaptación la extrena automatización de sus funciones: como en los Volkswagen ID o los Polestar, abrir la puerta supone entrar en una dimensión novedosa con la activación automática del sistema. En ese momento basta conectar el modo D del cambio, iniciar la marcha y comenzar a experimentar su gran potencial, que es mucho.

Cuatro modos de conducción permiten administrarlo a voluntad, bien para sentir todo el potencial en el modo Brabus bien para aprovechar al máximo la autonomía, que resulta mejorable. Por citar una cifra, un recorrido de autopista a velocidades reales al límite de la legalidad va a arrojar consumos en el entorno de los 22 kWh/100 km que si bien no son exagerados para un coche de esta potencia, no suponen un ejemplo de la máxima eficiencia energética.
Como es habitual, el consumo baja a niveles más lógicos cuando al moverte de manera constante en el entorno de los dulces 90 km/h, si bien será difícil verle mostrar consumos de primer orden —lógico por una parte al hablar de semejante nivel de potencia, aunque hemos probado otros eléctricos más potentes y eficientes, como el BMW i5 M60—.
Además de los cuatro modos de conducción (Eco, Confort, Deporte y Brabus) también permite elegir grados de actuación el sistema de frenada regenerativa, configurable en tres niveles, en el más potente de los cuales llega a mantener parado el vehículo sin intervención sobre el pedal de freno. También da sensación de contundencia, de no abandonarnos fácilmente y, como en la primera generación, la respuesta de la dirección es francamente rápida y la sensación de estabilidad muy alta. Y si alguien se lo pregunta, la gama comienza en los 38.000 euros y se va hasta los 50.000 de nuestro poderoso protagonista: un coche que tiene mucho que contar y disfrutar.

Nuestra opinión: dudas despejadas
Mucho más coche, siempre eléctrico y con un precio muy acertado...para lo que es un automóvil de este tipo. Reconozco que al principio me abrumó por su tecnología y manera de presentar la información, pero es fácil que estas reticencias iniciales sucumban ante el potencia dinámico. Un poco desaforado incluso, pero es un coche con personalidad, espacio y capacidad para solventar en un pis pas cualquier inconveniente en el tráfico.