Con su techo plegable y su configuración de cuatro plazas (2 2), el 911 Carrera Cabrio no es un roadster, pero, como los asientos traseros son muy pequeños, da la impresión de serlo y se agudiza su estampa deportiva. Con la capota abierta, el perfil del coche no revela la presencia de esas dos pequeñas butaquitas, que, aunque pueden sacarnos de un apuro, no son recomendables más que para niños. Eso sí: en Porsche les han sacado punta y han hecho que sus respaldos se plieguen parcialmente hacia delante, de forma que se abran sendas plataformas sobre las que colocar algún objeto.A cambio, las plazas delanteras son muy buenas. Es más, inusitadamente buenas en coches descapotables. Hay suficiente espacio para los dos ocupantes, no hay sensación de agobio y hasta el acceso es relativamente cómodo.
Los asientos, en cuero bellísimo, también son confortables y sujetan muy bien, poniendo un último filtro a la dureza que pueden llegar a transmitir las suspensiones. Nos ha parecido fácil encontrar la postura más apropiada de conducción, sobre todo porque contábamos con regulación eléctrica de los asientos. Sólo las personas muy altas se encontrarán algo encogidas ante el volante.Por lo demás, el interior destaca por la alta calidad de materiales y acabados, que no admiten ninguna pega. La tapicería de piel cubre hasta el último rincón y hace gala de unos remates perfectos, llenos de buen gusto y mejor hacer. Lo mismo se puede decir de los mandos, todos agradables al tacto y de manejo preciso y con un punto “mecánico" que hará las delicias de los aficionados más clásicos.
Incluso la ergonomía, uno de los tradicionales puntos flojos de Porsche, ha mejorado en esta edición. Se han colocado mejor algunos botones que antes estaban menos a la mano. Sin embargo, todavía quedan detalles que desconciertan, como el contacto, que va a la izquierda del volante, o los mandos de los elevalunas, que están puestos en un orden poco claro. Estos detalles, junto con la mala visibilidad que hay hacia atrás desde el puesto de conducción, es lo peor que se puede decir de un habitáculo magnífico. El maletero, aunque es algo asumible en un coche como éste, tampoco puede recibir muchos parabienes. Situado bajo el capó delantero, admite poco más que una maleta.Y es que, al margen de los peros que se le puedan poner, el habitáculo de este coche es un lugar para soñar. Sentarse al volante es una experiencia embriagadora: uno se ve rodeado por un entorno que rezuma deportividad y estilo, un ambiente que emociona.
Es fascinante ver el cuadro de mandos, donde, tras un volante con sabor añejo (grande y delgado) reinan cinco relojes de fondo blanco y marcos cromados. En ellos, todo tipo de información: velocidad (en analógico y digital), revoluciones, temperatura del agua, del aceite y presión del lubricante. También hay una pequeña pantalla para los datos básicos del ordenador. Pero lo que más impresiona es ver ese cuentakilómetros reglado hasta los 330 km/h... Y también llama la atención el cronómetro que va colocado en el centro del salpicadero, un toque de exclusividad deportiva destinada a los que quieran marcar tiempos (Sport Crono Pack).Repasar el equipamiento del Porsche 911 Carrera Cabrio S es tomar conciencia de lo que tiene que ser un coche de lujo, pero también es constatar que, para tenerlo, hay que rascarse el bolsillo todavía más. La verdad es que, con un precio de partida de 105.000 euros, la dotación de serie podría incluir más cosas... y eso que lo que lleva no está nada mal.
Para empezar, hay un cumplidísimo apartado mecánico y de seguridad que ofrece seis airbags (con los de cortina incluidos), ABS, control de tracción y de estabilidad PASM, diferencial central autoblocante, faros bixenón, llantas de aleación de 18 pulgadas (las de 19 pulgadas son opcionales), equipo de sonido con CD y climatizadorautomático bizona.
Además, se puede añadir una interminable lista de opciones que, por ejemplo, incluye el control electrónico de la dureza de la suspensión, una posibilidad que cuesta 1.664 euros. Otra opción son los asientos delanteros calefactables (435 euros) y con regulación eléctrica (1.626 euros). Nuestra unidad los tenía y, además, eran deportivos, lo que cuesta 416 euros más.
También se puede añadir, por ejemplo, una capota dura, que cuesta 3.520 euros, o un cargador de CD, que sale por 563 euros. El control de velocidad de crucero aumenta el precio en 474 euros, mientras que el navegador por satélite supone 2.035 euros y el volante multifunción, 531 euros más. Todavía quedan más opciones en oferta, pero no es cuestión de hacer esta lista inacabable. Sirvan los ejemplos citados para comprender la enorme carga tecnológica que puede llevar el coche y, claro, para entender lo caro que puede llegar a ser...Con su techo plegable y su configuración de cuatro plazas (2 2), el 911 Carrera Cabrio no es un roadster, pero, como los asientos traseros son muy pequeños, da la impresión de serlo y se agudiza su estampa deportiva. Con la capota abierta, el perfil del coche no revela la presencia de esas dos pequeñas butaquitas, que, aunque pueden sacarnos de un apuro, no son recomendables más que para niños. Eso sí: en Porsche les han sacado punta y han hecho que sus respaldos se plieguen parcialmente hacia delante, de forma que se abran sendas plataformas sobre las que colocar algún objeto.A cambio, las plazas delanteras son muy buenas. Es más, inusitadamente buenas en coches descapotables. Hay suficiente espacio para los dos ocupantes, no hay sensación de agobio y hasta el acceso es relativamente cómodo.
Los asientos, en cuero bellísimo, también son confortables y sujetan muy bien, poniendo un último filtro a la dureza que pueden llegar a transmitir las suspensiones. Nos ha parecido fácil encontrar la postura más apropiada de conducción, sobre todo porque contábamos con regulación eléctrica de los asientos. Sólo las personas muy altas se encontrarán algo encogidas ante el volante.Por lo demás, el interior destaca por la alta calidad de materiales y acabados, que no admiten ninguna pega. La tapicería de piel cubre hasta el último rincón y hace gala de unos remates perfectos, llenos de buen gusto y mejor hacer. Lo mismo se puede decir de los mandos, todos agradables al tacto y de manejo preciso y con un punto “mecánico" que hará las delicias de los aficionados más clásicos.
Incluso la ergonomía, uno de los tradicionales puntos flojos de Porsche, ha mejorado en esta edición. Se han colocado mejor algunos botones que antes estaban menos a la mano. Sin embargo, todavía quedan detalles que desconciertan, como el contacto, que va a la izquierda del volante, o los mandos de los elevalunas, que están puestos en un orden poco claro. Estos detalles, junto con la mala visibilidad que hay hacia atrás desde el puesto de conducción, es lo peor que se puede decir de un habitáculo magnífico. El maletero, aunque es algo asumible en un coche como éste, tampoco puede recibir muchos parabienes. Situado bajo el capó delantero, admite poco más que una maleta.Y es que, al margen de los peros que se le puedan poner, el habitáculo de este coche es un lugar para soñar. Sentarse al volante es una experiencia embriagadora: uno se ve rodeado por un entorno que rezuma deportividad y estilo, un ambiente que emociona.
Es fascinante ver el cuadro de mandos, donde, tras un volante con sabor añejo (grande y delgado) reinan cinco relojes de fondo blanco y marcos cromados. En ellos, todo tipo de información: velocidad (en analógico y digital), revoluciones, temperatura del agua, del aceite y presión del lubricante. También hay una pequeña pantalla para los datos básicos del ordenador. Pero lo que más impresiona es ver ese cuentakilómetros reglado hasta los 330 km/h... Y también llama la atención el cronómetro que va colocado en el centro del salpicadero, un toque de exclusividad deportiva destinada a los que quieran marcar tiempos (Sport Crono Pack).Repasar el equipamiento del Porsche 911 Carrera Cabrio S es tomar conciencia de lo que tiene que ser un coche de lujo, pero también es constatar que, para tenerlo, hay que rascarse el bolsillo todavía más. La verdad es que, con un precio de partida de 105.000 euros, la dotación de serie podría incluir más cosas... y eso que lo que lleva no está nada mal.
Para empezar, hay un cumplidísimo apartado mecánico y de seguridad que ofrece seis airbags (con los de cortina incluidos), ABS, control de tracción y de estabilidad PASM, diferencial central autoblocante, faros bixenón, llantas de aleación de 18 pulgadas (las de 19 pulgadas son opcionales), equipo de sonido con CD y climatizadorautomático bizona.
Además, se puede añadir una interminable lista de opciones que, por ejemplo, incluye el control electrónico de la dureza de la suspensión, una posibilidad que cuesta 1.664 euros. Otra opción son los asientos delanteros calefactables (435 euros) y con regulación eléctrica (1.626 euros). Nuestra unidad los tenía y, además, eran deportivos, lo que cuesta 416 euros más.
También se puede añadir, por ejemplo, una capota dura, que cuesta 3.520 euros, o un cargador de CD, que sale por 563 euros. El control de velocidad de crucero aumenta el precio en 474 euros, mientras que el navegador por satélite supone 2.035 euros y el volante multifunción, 531 euros más. Todavía quedan más opciones en oferta, pero no es cuestión de hacer esta lista inacabable. Sirvan los ejemplos citados para comprender la enorme carga tecnológica que puede llevar el coche y, claro, para entender lo caro que puede llegar a ser...
Porsche 911 Carrera S Cabrio Tiptronic
Hay coches que tienen un sitio propio en la imaginería de nuestro tiempo. Son esos modelos que el tiempo y la fortuna han bendecido con la gloria de la inmortalidad. Nuestro protagonista, el Porsche 911 Carrera, es uno de esos escasos vehículos que ya nacen siendo un mito. Esta vez probamos la variante S Cabrio con cambio Tiptronic, uno de los deportivos más bellos, poderosos y admirados del planeta.
