A pesar de estrenar motor y de sus magníficos modales sobre el asfalto, el rasgo que mejor define al Signum es su original configuración interior. Situado entre los Vectra berlina y familiar, el Signum propone algo que no acaba de aportar del todo ninguno de sus “primos", la comodidad absoluta. Y la apuesta es de órdago: comodidad, sí, pero sólo para cuatro personas. El espacio del habitáculo se ha distribuido de tal forma que el asiento trasero sólo ofrece dos plazas reales. La tercera (o quinta), aunque practicable, es mínima y poco recomendable para viajar. Y, además, en la unidad que probamos, estaba ocupada por lo que Opel denomina Asistente de Pasajeros.Este peculiar asistente es un cajón de grandes dimensiones que va situado en el centro de la banqueta trasera, ocupando la posición teórica del tercer pasajero. Dentro de esta estructura, que se puede desacoplar y extraer, hay un sinfín de sorpresas. A saber: la primera tapa da lugar a un cajón para pequeños objetos pero, si se tira de él, ¡se abre una pequeña nevera! En este minifrigorífico caben unas latas de refresco y algunos alimentos, con lo que puede ser muy útil en los viajes largos. Después, por la parte delantera del asistente hay más gavetas, tomas de corriente y posavasos. Es decir, casi un minibar. Además, el coche lleva una cantidad enorme de pequeños cajones y recovecos. Sin ir más lejos, camufladas en el techo hay cuatro guanteras.Pensando en cuatro viajeros, la verdad es que este coche es un derroche de confort. El espacio libre en las dos plazas traseras reales (independientes entre sí) es sorprendente. Sobra sitio para las piernas y no digamos para los hombros. Lo mismo sucede en las delanteras, que, además de ser amplias, ofrecen una gran sujeción lateral. El asiento del conductor, además, goza como opción de reglajes eléctricos, con lo que encontrar la postura óptima al volante es muy sencillo. Después, la cuidada ergonomía que suele ofrecer Opel hace el resto: todos los mandos están al alcance de la mano y todos se manejan son facilidad y buen tacto, excepto los de las luces, que emplean la misma palanca de manejo enrevesado y tosco que tanto hemos criticado en otros coches de la casa. El maletero, por su parte, no es tan gigantesco como el de un SW, ni siquiera como del de un Vectra berlina, pero, aún así, disfrutamos de una gran superficie para llevar equipaje o cualquier otra cosa: 365 litros de capacidad. El plano de carga está un poco elevado, pero no llega a ser incómodo y, además, tiene un excelente acceso a través de un portón enorme (como las demás puertas del coche, que son también muy grandes y se abren con mucho ángulo para hacer más fácil la entrada y salida del Signum.) Por lo demás, el maletero es muy regular y lleva compartimentos para objetos pequeños. También lleva un falso suelo bajo el que se oculta el compartimento de la rueda de repuesto que, incomprensiblemente, es de “galleta", un detalle que desmerece en un coche tan bien presentado.A la vista de este planteamiento tan original y, a la vez, chocante, ¿cómo debemos interpretar este coche? ¿Es una berlina de lujo a buen precio? ¿Es un coche en el que sólo caben cuatro y, encima, pasa de los cinco millones de pesetas? Los 30.410 euros que cuesta el Signum son casi 3.000 más que el precio de un Vectra con ese motor y 2.000 más que el Vectra SW. Es decir: la posición del Signum es muy delicada dentro de la propia gama Opel, pues, a mayor precio, ofrece menos maletero y sólo cuatro plazas.Ante esto, la firma señala, y así se puede constatar, que el comprador de un Signum compra un espacio interior y un confort que sólo están al alcance de las berlinas de representación. Y, claro, a un precio mucho menor.
Tenemos que conceder que sí, que es verdad, que los ocupantes de un Signum viajan tan cómodos y anchos como los que van en un coche de mayor categoría. Pero sólo eso, porque, en realidad, ni acabados ni materiales corresponden a ese tramo superior, sino que, a pesar de su gran corrección, no escapan de la parte alta de la categoría media.
En cambio, el equipamiento que se ofrece por el precio mencionado sí rivaliza con modelos más caros.
Y es que, por esos 30.410 euros, disponemos de una dotación de serie envidiable. Ahí están el climatizador dual, el ordenador, el equipo de sonido con mandos en el volante, el teléfono preinstalado, el sensor de lluvia, las cortinillas en las ventanillas traseras, el volante de cuero regulable en altura y profundidad, las llantas de aleación y los seis airbags. Una dotación que destaca dentro del Signum es el equipo de luces adaptativas. Son faros guiados por un “cerebro" electrónico que, apenas detecta un giro en el volante, calcula cuánto va a girar el coche y orienta las luces para iluminar el mayor radio posible de curva. Resulta realmente asombroso ver cómo, al doblar esquinas de noche, iluminamos por completo todo lo que tenemos en el flanco derecho, tal es la capacidad de giro de las luces.Además, nuestra unidad de pruebas venía “cargadita" de extras que hacían de ella un producto todavía más exclusivo. Llevaba control de velocidad de crucero, sistema de navegación por satélite y un buen número de posibilidades más. Es cierto que todos estos extras encarecen el precio final, pero convierten un coche interesante en un verdadero lujo.A pesar de estrenar motor y de sus magníficos modales sobre el asfalto, el rasgo que mejor define al Signum es su original configuración interior. Situado entre los Vectra berlina y familiar, el Signum propone algo que no acaba de aportar del todo ninguno de sus “primos", la comodidad absoluta. Y la apuesta es de órdago: comodidad, sí, pero sólo para cuatro personas. El espacio del habitáculo se ha distribuido de tal forma que el asiento trasero sólo ofrece dos plazas reales. La tercera (o quinta), aunque practicable, es mínima y poco recomendable para viajar. Y, además, en la unidad que probamos, estaba ocupada por lo que Opel denomina Asistente de Pasajeros.Este peculiar asistente es un cajón de grandes dimensiones que va situado en el centro de la banqueta trasera, ocupando la posición teórica del tercer pasajero. Dentro de esta estructura, que se puede desacoplar y extraer, hay un sinfín de sorpresas. A saber: la primera tapa da lugar a un cajón para pequeños objetos pero, si se tira de él, ¡se abre una pequeña nevera! En este minifrigorífico caben unas latas de refresco y algunos alimentos, con lo que puede ser muy útil en los viajes largos. Después, por la parte delantera del asistente hay más gavetas, tomas de corriente y posavasos. Es decir, casi un minibar. Además, el coche lleva una cantidad enorme de pequeños cajones y recovecos. Sin ir más lejos, camufladas en el techo hay cuatro guanteras.Pensando en cuatro viajeros, la verdad es que este coche es un derroche de confort. El espacio libre en las dos plazas traseras reales (independientes entre sí) es sorprendente. Sobra sitio para las piernas y no digamos para los hombros. Lo mismo sucede en las delanteras, que, además de ser amplias, ofrecen una gran sujeción lateral. El asiento del conductor, además, goza como opción de reglajes eléctricos, con lo que encontrar la postura óptima al volante es muy sencillo. Después, la cuidada ergonomía que suele ofrecer Opel hace el resto: todos los mandos están al alcance de la mano y todos se manejan son facilidad y buen tacto, excepto los de las luces, que emplean la misma palanca de manejo enrevesado y tosco que tanto hemos criticado en otros coches de la casa. El maletero, por su parte, no es tan gigantesco como el de un SW, ni siquiera como del de un Vectra berlina, pero, aún así, disfrutamos de una gran superficie para llevar equipaje o cualquier otra cosa: 365 litros de capacidad. El plano de carga está un poco elevado, pero no llega a ser incómodo y, además, tiene un excelente acceso a través de un portón enorme (como las demás puertas del coche, que son también muy grandes y se abren con mucho ángulo para hacer más fácil la entrada y salida del Signum.) Por lo demás, el maletero es muy regular y lleva compartimentos para objetos pequeños. También lleva un falso suelo bajo el que se oculta el compartimento de la rueda de repuesto que, incomprensiblemente, es de “galleta", un detalle que desmerece en un coche tan bien presentado.A la vista de este planteamiento tan original y, a la vez, chocante, ¿cómo debemos interpretar este coche? ¿Es una berlina de lujo a buen precio? ¿Es un coche en el que sólo caben cuatro y, encima, pasa de los cinco millones de pesetas? Los 30.410 euros que cuesta el Signum son casi 3.000 más que el precio de un Vectra con ese motor y 2.000 más que el Vectra SW. Es decir: la posición del Signum es muy delicada dentro de la propia gama Opel, pues, a mayor precio, ofrece menos maletero y sólo cuatro plazas.Ante esto, la firma señala, y así se puede constatar, que el comprador de un Signum compra un espacio interior y un confort que sólo están al alcance de las berlinas de representación. Y, claro, a un precio mucho menor.
Tenemos que conceder que sí, que es verdad, que los ocupantes de un Signum viajan tan cómodos y anchos como los que van en un coche de mayor categoría. Pero sólo eso, porque, en realidad, ni acabados ni materiales corresponden a ese tramo superior, sino que, a pesar de su gran corrección, no escapan de la parte alta de la categoría media.
En cambio, el equipamiento que se ofrece por el precio mencionado sí rivaliza con modelos más caros.
Y es que, por esos 30.410 euros, disponemos de una dotación de serie envidiable. Ahí están el climatizador dual, el ordenador, el equipo de sonido con mandos en el volante, el teléfono preinstalado, el sensor de lluvia, las cortinillas en las ventanillas traseras, el volante de cuero regulable en altura y profundidad, las llantas de aleación y los seis airbags. Una dotación que destaca dentro del Signum es el equipo de luces adaptativas. Son faros guiados por un “cerebro" electrónico que, apenas detecta un giro en el volante, calcula cuánto va a girar el coche y orienta las luces para iluminar el mayor radio posible de curva. Resulta realmente asombroso ver cómo, al doblar esquinas de noche, iluminamos por completo todo lo que tenemos en el flanco derecho, tal es la capacidad de giro de las luces.Además, nuestra unidad de pruebas venía “cargadita" de extras que hacían de ella un producto todavía más exclusivo. Llevaba control de velocidad de crucero, sistema de navegación por satélite y un buen número de posibilidades más. Es cierto que todos estos extras encarecen el precio final, pero convierten un coche interesante en un verdadero lujo.
Opel Signum 1.9 CDTI 150 CV
El nuevo motor turbodiésel del grupo General Motors, el 1.9 CDTI de origen Fiat, llega ahora a la gama Signum. Probamos la variante de 150 CV, un propulsor vigoroso y noble que da a la berlina de Opel un carácter muy atractivo.