La cuarta generación del Kia Sportage, del que antes de conducirlo ya te contamos cómo será su duelo con el nuevo Volkswagen Tiguan, nace ya para demostrar hasta dónde puede llegar Kia en materia de diseño, calidades y dinamismo dentro del segmento de los SUV compactos. Tras conducirlo ahora, ¿llega al nivel del líder de ventas en nuestro país, el Nissan Qashqai? En cuanto a resultado general del producto podría ser, aunque, en materia absoluta de ventas su oferta mecánica más reducida le penalizará sin duda frente al Nissan Qashqai, el líder del mercado en 2015 con 23.832 unidades vendidas en España, mientras que el Kia Sportage vendió el pasado año 13.996 unidades en nuestro país.
Kia Sportage 2016: evolución estética notable
Si el Kia Sportage saliente tenía un diseño fuerte, poderoso… éste lo deja atrás aunque manteniendo el ADN –sobre todo en el lateral- pero ganando con un frontal más dinámico, más fresco, más deportivo, sobre todo marcado por unas ópticas más estilizadas y horizontalizadas y por un lenguaje de leds como luz de día independiente de las ópticas principales, pero ubicado en las esquinas de los paragolpes y conocido ya de los Kia más deportivos por sus cuatro puntos de luz. También se actualiza y mucho la trasera, con unas ópticas menos voluminosas, unidas por una tira plástica roja decorativa bajo el cromado que se sitúa bajo la luneta.
Kia Sportage 2016, ¡vaya interior!
Sólo con accionar la maneta exterior de la puerta ya ves que éste nuevo Kia Sportage es más coche. Ya no suena hojalatoso como antes. Y cuando cierras el sonido es bronco, aplomado… Sigue siendo un coche alto, al que hay que subir... Una vez tomado asiento, nada que ver con el anterior Kia Sportage. Todo es nuevo, mucho más de lo que has visto por fuera… Aquí queda poco ADN del modelo saliente. Salpicadero muy verticalizado, muy en la línea del Kia Sorento, con un material que da sensación de robustez pero mullido al dedo, y con el toque Premium que le aportan esas costuras impecables… Esta primera impresión de calidad se va a expandir por todo el habitáculo haciendo olvidar el exceso plástico del anterior Kia Sportage, y en algunos casos la antigua sensación de calidad justa en estas piezas y ajustes.
Asiento que recoge muy bien el cuerpo en el nuevo Kia Sportage 2016, nuevo volante multifunción con un tacto más agradable, cuadro de mandos donde el anterior gran cuentakilómetros se concilia ahora con un cuentavueltas del mismo tamaño y dejando en el centro espacio para la multiinformación. En la consola central, girada ligeramente hacia el conductor, manda una pantalla táctil muy a la altura de los ojos de 7 o de 8 pulgadas según configuración, bajo la cual se sitúan cuatro filas de botones –demasiada cantidad para lo que se estila hoy en día, a los que sumaremos otra media docena alrededor del pomo del cambio para completar una treintena-. Destacable la posibilidad, para dispositivos compatibles, de carga por inducción. Aireadores y conmutadores con tacto agradable, progresivo… “muy Premium”. Se ha trabajado duro también en detalles de calidad como éstos, o simplemente ya no vemos los limpiaparabrisas cuando tomamos asiento –eso sí, ves los relieves del capó que te hacen sentir al volante de un coche poderoso, con carácter-… Detalles que hay que pensarlos y realizarlos.
Detrás, mucho espacio para rodillas con respaldo de asientos delanteros rebajados allí donde más falta hace para ganar amplitud –crece la batalla tres centímetros y cuatro el conjunto del Kia Sportage, manteniéndose igual altura-, buena cota de altura salvo que atrás tus ocupantes sobrepasen el metro ochenta y tu coche monte techo panorámico de accionamiento eléctrico que se abre y mucho en recorrido. Sólo podemos criticar el gran túnel de trasmisión –no es así en el modelo actual- o, si viajan pequeños, la escasa visibilidad de las plazas traseras hacia los costados al ser un modelo con mucha chapa. Destacable para los ocupantes traseros las tomas de conectividad y carga, así como la posibilidad de calefacción y reclinación de los respaldos en múltiples posiciones en estas plazas en las dos unidades que hemos probado.
Buen maletero con boca de carga baja, aunque las formas de las ruedas traseras le hagan perder cuadratura al espacio de carga –kit reparapinchazos en un doble fondo con huecos portaobjetos-. Buena altura del portón del maletero cuando se abre para que no te des salvo que tu altura esté por encima de 1,85 metros y con el infalible pie que todo lo abre cuando lo pasas bajo el paragolpes. Zona de carga plana con asientos tumbados mientras que se sigue manteniendo una bandeja trasera débil y de ajuste complicado –algo que no nos convence ya en el modelo actual-. La capacidad del maletero del nuevo Kia Sportage 2016 aumenta de 465 a 503 litros.
Elementos de confort y de seguridad ya forman parte de este Kia Sportage como la práctica cámara de visión trasera marcando trayectoria, tomas USB y de corriente para todas las plazas e interesantes elementos de ayuda a la conducción, como el sistema de aviso de ángulo muerto, el de cambio involuntario de carril, el navegador con pantalla de grandes dimensiones y conectividad Bluetooth, volante multifunción… Lo que nos ha sorprendido ha sido la diferencia de sistemas de freno de estacionamiento. Mientras en la variante de gasolina equipaba un dispositivo eléctrico mediante pulsador, el Diesel que hemos probado utilizaba el clásico manual de palanca con trinquete.
Conducimos el nuevo Kia Sportage 2016
Arranque por botón, no podía de ser de otra manera.... Mejora sustancial de la visibilidad con un pilar A más fino y con un retrovisor más horizontalizado –el anterior era más vertical-. También mejora la visibilidad por la luneta trasera, aunque el pilar C, por su particular estética nos sigue penalizando en maniobras, aunque con la cámara trasera todo es más fácil. Cambio de doble embrague asociado al nuevo motor gasolina 1.6 T-GDi 177 CV. Dulce y rápido, así es este cambio, con levas en el volante. Los cambios de marcha se suceden con rapidez, bien dejando que la gestión electrónica actúe, bien actuando sobre las levas, pero siempre de forma rápida suave y sin vibraciones en el interior del habitáculo.
Una de las principales características de este motor 1.6 T-GDi de 177 CV de gasolina asociado a la caja de doble embrague es el escaso nivel de ruido que llega al habitáculo. Prácticamente es mayor el de rodadura que el que produce el conjunto motor/transmisión. Echamos de menos un sistema de parada y arranque automático, un dispositivo que contribuye a rebajar las cifras de consumo en los desplazamientos urbanos. El cambio manual, que conducimos asociado al motor Diesel 2.0 CRDi de 185 CV, mejora y mucho el agrado y precisión de recorridos frente al cambio manual actual, aunque los hay mejores. Ambos motores probados empujan con decisión, aunque nos quedamos en esta ocasión con un gasolina mucho más suave, con una rumorosidad interior destacada. Y esto no quiere decir que el Diesel suene, pero es que después de haber conducido el gasolina, el motor 2.0 CRDi se nos antoja menos refinado acústicamente.
Pero el cambio más importante al volante del nuevo Kia Sportage 2016 que apreciamos es su dirección mucho más precisa que antaño, sin necesidad de ir constantemente afinando la trayectoria. Ahora, todo más natural, el coche va por donde le mandas… Mucho más aplomo en carretera, con menos flaneo aunque altura y anchura se hayan mantenido –crece cuatro centímetros en longitud-. Suspensiones que digieren mejor los baches, si bien las unidades que hemos probado, dotadas de sistema de tracción total y equipadas con neumáticos 245/45 R19, no contribuyen en gran medida al filtrado de las pequeñas imperfecciones del pavimento, pero sí controlan bien el balanceo de la carrocería, lo que unidas a las mejoras dinámicas comentadas con anterioridad posibilitan un producto más redondo, más agradable para conductor y ocupantes… Un coche sin fisuras, como decíamos al principio.