Nissan Almera 2.2 DI Elegance 5p

Por fin se ha producido en el Almera el cambio que tanta falta le hacía, la reducción en el grupo final operada en el motor turbodiesel de 2,2 litros de 110 CV, que se ha hecho coincidir con al versión más lujosa, la Ellegance. Con ello, la respuesta en aceleración mejora bastante, aunque la rumorosidad y el consumo siguen siendo las facetas peor conseguidas en un coche equilibrado y bien acabado.

Nissan Almera 2.2 DI Elegance 5p
Nissan Almera 2.2 DI Elegance 5p

En el resto de apartados apenas se han operado modificaciones importantes. El bastidor sigue teniendo un esquema de suspensiones firmes, frenos potentes, dirección precisa y neumáticos anchos. Sin embargo, la reforma de la mecánica ha permitido una mejor utilización de sus distintos elementos.

La amortiguación firme de gruesas barras estabilizadoras otorga un carácter rutero a este vehículo difícilmente igualable por otro vehículo del segmento. En autopistas y carreteras de firme irregular, la carrocería absorbe las desigualdades del asfalto y el confort al volante es bueno. Es en trazados sinuosos y curvos, cuando se aprecia en toda su magnitud el predominante carácter subvirador del vehículo, que acentúa la tentativa de Nissan de ofrecer un producto cómodo y seguro.

Sin embargo, si apuramos un poco más la velocidad para extraer sensaciones deportivas, el Almera es capaz de proporcionarlas. La instalación de un eje rígido en el eje trasero sorprende al conductor habituado a la suavidad de funcionamiento del vehículo, pudiendo dar más de un susto en alguna curva rápida. Junto a ello, la instalación de unos neumáticos de pérfil tan alto provoca una excesiva sensación de deriva en terrenos bacheados.

En lo que respecta a las detenciones, sus frenos de discos ventilados delanteros y discos macizos traseros proporcionan unas buenas distancias de frenado, en la línea de sus competidores en el mercado. En el primer acercamiento, la sensación que se tiene es de un tacto esponjoso y poco efectivo incluso.