Tanto por estética como por sus equilibradas proporciones, el Mercedes-Benz Clase E Coupé es un modelo que llama poderosamente la atención en cuanto lo ves. Comparado con su antecesor ha crecido 12 cm de longitud, 7 de anchura y 3 de altura, por lo que ahora, aunque sus rasgos de diseño se asemejan bastante al actual Mercedes Clase C Coupé, se distancia por dimensiones y por planteamiento hacia una filosofía más lujosa. Y no sólo por presencia resulta "más coche", sino también porque ofrece en su lista de extras muchos equipamientos vanguardistas, tan numerosos y variados que puedes acabar abrumado de tal cantidad de tecnología. Aparcamiento a distancia controlado desde el smartphone —tienes que estar situado a un máximo de 4 metros del coche para supervisar la maniobra—, cambio de carril y adelantamiento automático en autopista, posibilidad de seguir al coche de delante y mantenerse en el carril aunque las líneas de la carretera no estén bien pintadas, frenada automática evolucionada... son sólo algunos de sus asistentes, en este caso enfocados hacia una conducción cada vez más automatizada.
Nuestra unidad, sin embargo, se conformaba con una configuración más 'terrenal', y ni siquiera estaba dotada de alguna de las variadas propuestas de suspensión disponibles opcionalmente, es decir neumática, de altura rebajada, o con amortiguadores pilotados. Exceptuando las llamativas llantas, el tren de rodaje del coche probado era el de serie, que aun así resulta soberbio.
PRESTACIONES | Mercedes-Benz E Coupé 220 d |
Acel. 0-100 km/h | 7,83 s |
Acel. 0-1.000 metros | 29 s |
Sonoridad 100 km/h | 64 dBA |
Sonoridad 120 km/h | 67,1 dBA |
Frenada desde 140 km/h | 71,1 m |
Peso en báscula | 1.824 kg |
Mercedes E Coupé 220 d, en movimiento
Pisada aplomada, calidad de rodadura y confort de marcha salen a relucir desde los primeros metros que recorres a los mandos del Mercedes E Coupé 220 d. Después de tanto SUV, se agradece un buen coupé a la antigua usanza, con un mejor centro de gravedad y la sensación de ir agazapado al asfalto en todo momento. Sin ser netamente deportivo y a pesar de su larga distancia entre ejes, el Mercedes E Coupé 220 d se defiende muy bien en cualquier tipo de carretera, apenas balancea en curva y su estabilidad es imperturbable. Sus maneras son siempre progresivas y asequibles, devolviéndonos suaves reacciones incluso cuando, forzando la situación deliberadamente, tratamos de provocarlo. Las ayudas electrónicas, no desconectables totalmente, se encargan de que la trazada sea la que dicta la dirección, e impiden superar ciertos límites que pudieran dar como resultado cualquier brusquedad poco tranquilizadora, aun sabiendo que el chasis podría aguantar todavía un poco más (que se lo digan a las futuras versiones AMG...). Se muestra muy neutro, equilibrado y fluido en fuertes apoyos, con un obediente y sosegado tren delantero que se gobierna por medio de una lograda dirección de radio progresivo. En caso de necesidad, el calculado redondeo del tren posterior se encarga de proporcionar un extra de agilidad, sin ningún exceso y en su justa medida, supervisado y dosificado con cuentagotas por la electrónica.
CONSUMOS | Mercedes-Benz E Coupé 220 d |
Consumo en ciudad | 6,2 l/100 km |
Consumo en carretera | 5,3 l/100 km |
Consumo medio | 5,7 l/100 km |
A pesar de sus buenas cualidades, el Mercedes E Coupé 220d no es un coche para ir de carreras —al menos esta versión—, sino para disfrutar de la conducción relajadamente, aunque pueda mantener sin ningún problema ritmos muy elevados. No en vano, cuanto más rápido circulas, más preciso se vuelve y más virtudes descubres en su elaborado bastidor. Su terreno ideal son las autopistas, donde puede devorar kilómetros y kilómetros gastando muy poco combustible, con una muy buena insonorización que te deja disfrutar del equipo de sonido sin tener que subir el volumen y con unos confortables asientos de firme mullido en los que parece imposible fatigarse. También es en autopistas donde menos se acusa la reducida visibilidad lateral delantera provocada por los pilares A, que en su parte baja son muy anchos (incluso alojan un pequeño altavoz), y se solapan con unos retrovisores exteriores muy próximos a la carrocería, que también obstaculizan la visión en las curvas cerradas y al doblar esquinas en ciudad.
Mercedes E Coupé 220 d: motor y cambio
Motor y cambio automático forman un conjunto magnífico en el Mercedes E Coupé 220 d. Es la versión de acceso a la gama y, de momento, el único Diesel disponible. Aunque es refinado y con una respuesta agradable y solvente desde muy pocas vueltas, no cuenta con el sedoso funcionamiento de un seis cilindros, ni con su agradable sonido, pero está muy bien aislado y el cambio automático de 9 relaciones aprovecha hasta el último resquicio de su potencia, logrando así unas prestaciones más que respetables. Sus leyes de actuación varían en función del modo de conducción seleccionado y resultan en cualquier caso muy apropiadas, haciendo que el cambio casi pase inadvertido. También se pueden emplear las levas del volante para su manejo manual, en cuyo caso resulta igualmente satisfactorio, a pesar de que en alguna ocasión puede tomar sus propias decisiones pensadas para facilitar las cosas al conductor. Por ejemplo, si estás acelerando generosamente y el motor va a pocas vueltas, no te deja insertar una relación superior, al menos hasta que no demandes menos aceleración o el motor haya alcanzado un régimen de giro más alto para que su empuje no disminuya una vez insertada la siguiente velocidad.
ESPACIO | Mercedes-Benz E Coupé 220 d |
Anchura delantera | 142 cm |
Anchura trasera | 126 cm |
Altura delantera | 93/100 cm |
Altura trasera | 89 cm |
Espacio para piernas | 75 cm |
Maletero | 435 litros |
Pero si hay algo que elogiar son sus faros matriciales Multibeam, con 84 ledes cada uno que se controlan individualmente en función de los datos obtenidos de la cámara frontal. Al igual que el cambio, su funcionamiento es discreto e impecable. No notas nada raro, sólo que, circulando con las 'largas', no deslumbras a los otros conductores porque se generan sombras muy precisas en puntos concretos, adaptándose el haz luminoso a las necesidades de cada momento. Un lujo en todos los sentidos.
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