Probablemente, el puente sobre el río Tajo, a su paso por Lisboa (Portugal), como cualquier otra autopista rápida, amplia y bien asfaltada del mundo, es uno de esos lugares idílicos para familiarizarse con la nueva generación de Mercedes Clase E. El rumbo no es otro que un punto de encuentro justo al lado del río, junto al monumento a Dom Henrique de Avis, donde espera verse las caras con dos de sus más directos competidores: un Audi A6 y un Jaguar XF.
Como ya sabíamos, el Mercedes Clase E ha dado un pequeño estirón en todas sus dimensiones: más batalla —pasa de 2,87 m a 2,93 m—, mayor longitud exterior —4,92 m en lugar de 4,87—... Puede que no parezca demasiado, pero ayudado por el diseño, el Mercedes E 220d parece haber dado también un salto a una categoría todavía superior. Y tal es así que, a su lado, los también inmensos Audi A6 y Jaguar XF, con 4,93 y 4,95 metros de eslora, respectivamente, no aparentan el calibre que sugiere el Clase E a simple vista. Probablemente, el monumental diseño de Mercedes persiguiera precisamente ese efecto. Con unas dimensiones tan similares, no es extraño que los tres ofrezcan prácticamente el mismo espacio en cabina. El Jaguar XF resulta un poco menos espacioso de puertas adentro, y los asientos traseros están también algo más bajos, pero nada que limite la capacidad a cuatro "grandes" pasajeros, capacidad máxima de los tres para viajar con el supremo confort que el rigor técnico de los tres coches permite. En el A6 parece haber un poco menos de espacio para las rodillas que en Clase E, aspecto donde salen a relucir las diferencias de batalla, aunque vuelvo a insistir que la diferencia no es determinante, como tampoco lo sería la calidad, el ambiente, las posibilidades de equipamiento. Supremos, con matices, dentro del cúmulo de cualidades de cada coche, cada cliente verá elementos diferenciadores en uno u otro coche, pero está claro que estamos con la élite de la categoría, donde pronto se sumará un Serie 5 de nueva generación. Pero aquí hemos venido a conducir.
Y el primer turno es para el más nuevo, el Mercedes Clase E, ya equipado con una nueva generación del motor Diesel, el OM 654 en esta versión 220d. Este cuatro cilindros de aluminio macizo arranca con sólo pulsar un botón y gira silenciosamente al ralentí: al interior sólo llega un ligero martilleo muy bien amortiguado. Por tanto, es silencioso y, a juzgar por los datos del fabricante y lo que empiezas a sentir en el pie derecho, también es muy potente: 194 CV y 40,8 mkg de par motor transmitidos al eje trasero del Mercedes E 220d a través de una caja de cambios automática de nueve velocidades. Palanca a posición "Go", pero antes que nos pongamos en marcha, permitidme un par de palabras sobre el selector del cambio. En Mercedes hace algunos años que la desplazaron a la columna de dirección, y tenemos que vivir con eso. Jaguar prefiere un enorme botón giratorio, bastante atractivo aunque lo veo menos práctico y más lento en situaciones con las que espera para la sesiones de fotos, con muchas maniobras. Por el contrario, la palanca de selección del A6 es práctica y convencional. ¿Para qué hace falta inventar algo nuevo, si lo "viejo" ya funciona estupendamente?
¿Quien dijo básicos? El Mercedes acelera con muchísima agilidad, y el motor se mantiene silencioso incluso a altas revoluciones. Además, responde a las órdenes del acelerador sorprendentemente rápido en cualquier situación como para dejar en el olvido al antiguo bloque con algo más de capacidad. El esfuerzo ha valido la pena. Y es que Mercedes ha desarrollado el OM 654 completamente desde cero y sus 99 CV por litro se corresponden, en su clase, también al motor de mayor eficiencia, al menos teórica. Este nuevo propulsor tiene los cilindros más desplazados de lo habitual respecto al eje del cigüeñal, concretamente 12 mm. Dicho de otro modo: los nuevos pistones, ahora de acero, no están exactamente encima del cigüeñal, sino un poco hacia un lado. Esto permite reducir la altura, también contribuye a disminuir el rozamiento en los cilindros —sin camisas, gracias al nuevo tratamiento Nanoslide empleado en los AMG— por las propias fuerzas horizontales del pistón sobre el cilindro en su desplazamiento vertical, y minimiza también el ruido. Esta característica también permite dejar espacio para que el eje de equilibrado pueda ir en un lateral para que el motor sea más bajo.
El Diesel de dos litros del Jaguar XF no es tan potente, pero sus 180 CV tienen que arrastrar el coche más ligero del grupo, por lo que resulta espontáneo aunque también bastante más ruidoso y menos suave que la nueva máquina que tan sigilosamente mueve al Mercedes. El último, un Audi A6 cuya tracción quattro eleva su peso por encima de los 1.800 kilos, aunque en marcha no lo parezcan.
En esta clase de vehículos, los chasis adaptativos llevan tiempo siendo la norma —aunque se cobran aparte—. El nuevo Mercedes Clase E también pretende sentar cátedra en este apartado. Su nueva suspensión se denomina Air Body Control, y dispone de tres cámaras de aire por amortiguador en el eje trasero y dos en el eje delantero, lo que permite ajustar el índice de elasticidad en varios niveles. Cuando uno lo prueba cuesta resistirse a ellas cuando sientes tan magistral lección de precisión, aislamiento y capacidad de filtrado de las muy accidentadas carreteras por las que hemos transitado. Pero además, si dinámicamente la perfección existe, bien podría llamarse Clase E. Y es que, ni el Audi ni el Jaguar logran ese punto de equilibrio refinamiento/eficacia, especialmente el Jaguar XF con más sonido mecánico y amortiguación más seca, una impresión acentuada en ambos, además, por la menor comodidad de sus asientos. La situación es prácticamente similar cuando los tres coches cambian la autopista por las sinuosas carreteras de montaña en torno a Estoril y Cascais. Ninguno de los tres aparenta ser tan grande como son en las estrechas carreteras: los tres son ágiles, rápidos y ligeros. Jaguar saca también en el XF su talante deportivo y parece querer desmarcarse, aunque Mercedes y Audi siguen fácilmente su ritmo, pero con mucho menos estrés en la conducción, especialmente a los mandos del Mercedes Clase E, cuya dirección me parece la más precisa del grupo.
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