Antes de que en 2018 irrumpa la cuarta generación del Mercedes Clase A —primero con dos pequeños monovolúmenes y ahora con este atractivo compacto—, la marca de la estrella actualiza la tercera con ligeros retoques estéticos, interesantes cambios mecánicos y novedosos equipamientos. Además, para simplificar lo máximo posible la identificación de sus distintas versiones, encontramos nuevos nombres, con la letra «d» minúscula para los Diesel en lugar del acrónimo CDI. Todo para batirse el cobre con nuevos rivales como el Mini Clubman, o los generalistas Opel Astra y Renault Mégane, así como sus rivales más directos como el Audi A3 Sportback, BMW Serie 1 o Volvo V40.
Con cambios muy sutiles, exteriormente lo podemos distinguir de su antecesor por una nueva parrilla en efecto diamante, unos escapes integrados en el paragolpes en lugar de las dos salidas a cada lado, nuevos diseños de llantas, pilotos, faros full-led de serie y unos paragolpes que pretenden imprimirle una imagen más jovial y deportiva. Algo que se consigue con creces en nuestra unidad de pruebas, equipada con la deportiva «Línea AMG», que por 2.289 euros aporta faldones delantero, trasero y laterales específicos, llantas de 18” con neumáticos 225/40R18, discos de freno delanteros ventilados y perforados, suspensión más firme de altura rebajada y dirección deportiva entre otras cosas. En su interior, además de otros pequeños detalles cosméticos, añade asientos deportivos con costuras en rojo, la moldura del salpicadero en efecto fibra de carbono, apoyabrazos delantero, pedales deportivos, instrumentación específica, tapicería mixta de microfibra y símil piel y techo forrado en negro.
Mejores acabados para el Mercedes Clase A
Resulta curioso que tras repasar la información facilitada por la marca con las características de su revisado modelo, no se haga una mención especial a la calidad de realización. En las primeras pruebas, tanto de los Mercedes A como Mercedes CLA, no pasamos por alto que éstos en cuanto a apariencia de materiales y ajustes no ofrecían la sensación que, por ejemplo, se experimentaba en un Mercedes Clase C. Hoy, accedemos al Mercedes Clase A y ya no tenemos esa percepción, con perfectos ajustes y materiales algo más sofisticados.
Su posición de conducción plantea una buena ergonomía gracias a sus múltiples regulaciones, y rápido nos sentimos plenamente identificados. Sus nuevos asientos, también con el reposacabezas integrado, son más cómodos gracias a una banqueta extensible en 6 cm mientras disfrutan de un mullido suficientemente firme.
Con una línea de cintura tan alta y un pilar C tan tendido, la visibilidad desde el interior del Mercedes Clase A no es destacable, pero el peaje mayor de estas formas se paga en el acceso a las plazas traseras; siendo fácil rozar la cabeza si no nos agachamos suficientemente. Tampoco es generoso el espacio para acomodar a un niño en su sillita infantil. Pese a ello, tanto por anchura como por distancia para las piernas sus datos le sitúan en la media de la categoría. No sucede lo mismo con el maletero, que no llega a 300 litros —un Seat Ibiza lo supera en 60 litros— mientras su boca de acceso presenta formas irregulares. Al menos, dispone de una portezuela que lo comunica con el habitáculo tras bajar el reposabrazos y que permite llevar objetos largos como esquís.
Mercedes A 200 d, con 136 CV que parecen 150
Entre los motores Diesel disponibles la oferta arranca con el 180 d de 109 CV (un 1.5 de origen Renault) y continúa con un bloque de 2.143 cm3 en los 200 d de 136 CV y 220 d, que pasa de 170 a 177 CV. El 200 d se puede elegir con cambio manual de 6 velocidades (por 2.483 euros menos de lo que vale esta unidad) o automático de doble embrague pilotado de 7 marchas 7G-DCT y tracción delantera o total 4Matic (por 7.585, un aumento considerable, dado que sube también el tramo impositivo del Impuesto de Matriculación) a través de un sistema de embrague multidisco.
Basta pisar el freno y pulsar el botón a la derecha del volante para que el motor cobre vida. Resulta ruidoso tanto al ralentí como en marcha, también por aerodinámica, con más de 70 dBA a partir de 120 km/h, pero basta iniciar la marcha para comprobar su suavidad. Se trata de un propulsor sumamente agradable, elástico y con una respuesta tan progresiva que no lleva a aventurar los excelentes registros que marca ya sea en aceleración o recuperación. Tanto, que se sitúa al nivel, e incluso por encima, de la mayoría de sus rivales con 150 CV declarados. No en vano, de los modelos que han pasado por las manos de nuestro Centro Técnico, el único que le bate en el 0-100 km/h es el Seat León 2.0 TDI-150, que baja su marca en tres décimas.
El cambio automático de doble embrague pilotado también contribuye a la suavidad de este motor, con transiciones entre marchas que aportan confort y rapidez, si bien la conexión entre acelerar a fondo y sentir el empuje no resulta tan inmediata como desearíamos. Es una sensación similar a la del resbalamiento en los cambios de convertidor de par. Como novedad, estrena la navegación a vela, que con el motor al ralentí aprovecha al máximo la inercia.
Se ha hablado mucho de la llegada de la tracción delantera tanto al Mercedes Clase A como a sus derivados, pero hay que quitarse el sombrero ante ellos. Nuestro protagonista, con esta configuración, tiene una motricidad excelente, también ayudado por la progresividad de su motor, pero sobre todo sobresale por un tren delantero de guiado perfecto. Con una pisada sólida y precisa, que salvo error de conducción permite dibujar las curvas de un solo movimiento de volante. Lo que no nos convence tanto es la combinación de la amortiguación deportiva con las llantas de 18”, que restan mucho confort. Se siente firme, muy firme, pero lo malo es la sequedad con la que reacciona ante los baches. Tanto que los guardias tumbados obliga a pasarlos casi parado si no queremos castigar innecesariamente nuestra espalda. Ofrece dos amortiguaciones más flexibles, pero lo mejor es recurrir a la pilotada; por 998 euros adicionales con el paquete AMG Line. No en vano, con ella se consigue un excelente compromiso entre confort y eficacia, con posición sport y confort regulable a toque de botón.
Por bastidor es uno de los mejores compactos, con un tren delantero de guiado perfecto, y en este 200 d un motor que aporta buenas prestaciones y razonables consumos. Lástima de su elevado precio, pues es una de las opciones más apetecibles de su categoría por dinamismo y calidad de realización.
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